jueves, 25 de abril de 2024

VERDOLAGAS Y PALANGANAS



Por Juan Castro Prieto.

La denominación del rival, de forma jocosa, ha sido desde siempre una práctica generalizada de las aficiones rivales. “Culés”, “Colchoneros”, “Pericos”, “Palanganas” etc., son las más conocidas. Curiosamente, desde hace ya algún tiempo y amparándose en las redes sociales algún aficionado a la historia o periodista con gatillo rápido presentan teorías sobre la procedencia “de los apodos” o “motes” de los clubs más importantes, basando estas teorías fake news o mentiras. 

Estas teorías a veces son pintorescas, pero otras tienen una carga importante de afirmación peyorativa o despectiva del contrario. Así ocurre en la Sevilla “rancia” a la que históricamente se le ha otorgado un papel fundamental en la distribución de “bulos” y “leyendas urbanas”. 

A comienzo del siglo XX la rivalidad del Sevilla Football Club y Sevilla Balompié tenían un par de epítetos peyorativos, claramente reconocibles, Merengues y Pepinos, para definir a los seguidores de los dos clubes. Como es lógico, los Merengues al igual que otras ciudades, por definición vestían de blanco. Por tanto los merengues serían los sevillistas y los pepinos los balompédicos, así quedo recogido por la prensa de la época alrededor del 1915 cuando el cronista del Liberal en referencia a la clasificación de la copa Santo Mauro en Cádiz recogía en prensa que el convite celebrado en la noche del 7 de febrero en el Pasaje del Duque por los jugadores del Sevilla F.C. “el menú fue excelente la animación grandísima y durante el banquete, se hicieron comentarios sobre el partido y chistes muy oportunos y de vez en cuando un “pepinillo” volaba sobre la mesa”. 

A comienzo de los años sesenta del pasado siglo, coincidiendo con la aplicación de las primeras medidas liberalizadoras en la economía (plan de Estabilización) comienza un momento de modernización en España, tanto en la economía como en las relaciones sociales, en definitiva, el país empezaba a abrirse a nuevas modas e ideas. En la temporada 59/60 la dirección del Sevilla FC decidió cambiar, de forma tímida la indumentaria de primer equipo, se suprimieron las medias negras o negras con vuelta en blanco, por otras más alegres, medias blancas con vuelta en rojo. En coincidencia, en aquellos años se popularizo unos tipos de palanganas generalmente de chapa, bañadas en color blanco con los bordes en rojo. 

Los aficionados béticos encontraron en este objeto la denominación adecuada para llamar a sus rivales,” palanganas”, En similitud con los colores blancos y rojo del Sevilla F.C. popularizándose rápidamente el término, para definir a los sevillistas quedándose el club capitalino, el Real Madrid solo, con la denominación de merengues. No callo muy mal la nueva definición que los rivales daban a los sevillistas al fin y al cabo era un símbolo de limpieza y modernidad (aun hoy, grupos y páginas web escriben con orgullo Palangana Mecánica, Salmón Palangana, Sureños Palanganas etc.). Los palanganas contrarrestaron con otra denominación, quizás menos limpia y empezaron a llamar a los béticos Verdolagas en lugar de pepinos. 

La verdolaga es una planta silvestre, que en nuestra tierra está considerada como una “mala hierba”. Fue en estos años cuando ambas denominaciones se popularizaron. Sorprende que en algunos posts o foros se haya querido referir las palanganas con el nacimiento del Betis F.C. cuando en realidad es conocido desde s año 2004 cuando se publicó “Primeros pasos del foot-ball sevillano”, donde claramente se demostraba que la simpática sociedad sevillana era una escisión del Balompié, sin que el Sevilla FC tuviera nada que ver en el nacimiento de los béticos. 

Otras cosas son las leyendas urbanas.


miércoles, 24 de abril de 2024

DE CUANDO EL FUTBOL ESPAÑOL PUDO HABER DADO UN GIRO EN SU JUEGO GRACIAS AL SEVILLA

El jugador sevillista Juan Arza

Por José Melero - @JMelero1

En 1921 se produjo el “Desastre de Annual”, una grave derrota militar española en la guerra del Rif y una importante victoria para los rebeldes rifeños comandados por Abd el-Krim, donde murieron once mil quinientos miembros del ejército español. En ese mismo año se forma el Partido Comunista de España a raíz de una escisión del Partido Socialista Obrero Español, es asesinado el Presidente del Consejo de Ministros Eduardo Dato, cuando regresaba en su automóvil a su domicilio y fue tiroteado por varios pistoleros, se estrena la película “La verbena de la paloma” y en Madrid el Sevilla Football Club golea al Athletic Club de Bilbao en las semifinales de la Copa del Rey por cuatro goles a dos, mostrando un estilo de juego que asombró por lo afiligranado del mismo y que con el tiempo crearía escuela.

El extraño bote del balón que se daba en los campos secos y duros de los arrabales sevillanos les había obligado a perfeccionar la técnica para así controlar el esférico y poder pasarlo de un jugador a otro a ras del suelo. Eso, y que había que sortear con habilidad a unos rivales físicamente más potentes que ellos y que practicaban un juego que había nacido salvaje.

Tras aquella semifinal de Copa disputada en la capital de España y donde el club blanco fue eliminado por alineación indebida, el juego del Sevilla alcanzó una fama que hizo que a través de la prensa y el boca a boca, se posibilitara que desde todos los puntos de España solicitaran a la entidad sevillana el poder contratarlos para jugar partidos amistosos y saciar esa curiosidad que sentían los aficionados españoles por presenciar ese juego que llamaban de pase corto.

Jugaba el Sevilla un fútbol alegre, como la ciudad y digno de la voluntad de belleza de su gente. Jugadores como Escobar, Spencer, Brand, León o Kinké, este último llegado desde tierras catalanas, al que se podría considerar el director de orquesta y que hacía posible que un equipo como el Sevilla, que tenía música en su juego, no desafinara.

La prensa bautizó a su delantera como “La línea del miedo”, ya que era verdadero pánico lo que infringía a las defensas rivales, hasta tal punto que el propio rey de España, Alfonso XIII, se deshizo en elogios hacia el club blanco, afirmando que los futbolistas sevillanos “sustituían con habilidad y astucia la pujanza y fiereza norteña". Partido tras partido, la multitud se agolpaba para ver a aquellos hombres escurridizos como ardillas, que jugaban al ajedrez con la pelota. Unos futbolistas que preferían el pase cortito y al pie, al juego de pase largo y la pelota alta.

Pero por diferentes motivos este estilo no fue el que se implantó en el fútbol español, la permisividad arbitral con el juego violento, no solo en España si no en el futbol mundial, hacia muy difícil que la escuela sevillista saliera triunfante en los envites frente a los equipos del norte de España, que practicaban un futbol rudo y de contacto y que estaba muy influido por los terrenos de juego embarrados llamados “campos blandos”. Luego, cronistas, federativos y técnicos norteños arrimaron el ascua a su sardina e hicieron campaña para que fueran los jugadores de sus respectivas regiones los elegidos para representar a España en las Olimpiadas de Amberes de 1920, en la que una medalla de plata de la selección valió para consolidar definitivamente ese estilo que fue bautizado en tierras belgas como la “Furia española”.

Lo que vino después no tiene que ver nada con el éxito del futbol español precisamente, ya que en las siguientes Olimpiadas, las de Paris de 1924, en las que ahora si la FIFA protegió más a los futbolistas del futbol violento imperante hasta ese momento, tuvo una decepcionante participación española, saliendo vencedora la selección de Uruguay, que practicaba un futbol que deslumbró al mundo con un juego de pase corto y con relampagueantes cambios de ritmo y fintas a la carrera. Aquel magnifico futbol uruguayo que lo hizo campeonar en 1924, también le hizo ganar las Olimpiadas de 1928 y los Campeonatos del Mundo de 1930 y 1950.

Sin embargo, España, pese al fracaso olímpico siguió anclado en ese viejo futbol de fuerza y de garra, carente de toda clase de recursos técnicos y que la iba a asumir en la más absoluta mediocridad. Los jugadores norteños y más concretamente los vascos, fueron captados por la mayoría de clubes del país y raro era el equipo que no tenía uno o varios jugadores de aquella región en sus filas. Ya durante el franquismo el País Vasco se convirtió por obra y gracia del fascismo español, en la quintaesencia de la nación española y el Athletic Club de Bilbao en representante de la “furia española”, ganándose pronto las simpatías del régimen franquista, al ser el único equipo de la elite que alineaba solo a jugadores españoles.

Pese a esta hegemonía del futbol de pase largo, el gusto por el futbol afiligranado siguió instalado en nuestra ciudad y los futbolistas más técnicos seguían siendo los preferidos del sevillísmo, que veía como el Club ya no iba a perder sus señas de identidad, que le iba a acompañar durante décadas y que le iba a hacer un equipo con un indiscutible sello propio dentro del futbol español.

No se puede saber que hubiese pasado si el futbol del que era abanderado el Sevilla se hubiese impuesto al que se jugaba en el norte de España, posiblemente la selección como ocurrió con la llegada del llamado tiki-taka hubiera alcanzado antes los éxitos y no es descabellado pensar que el protagonismo que alcanzó el Athletic Club en el futbol español hubiese sido ocupado por quien ostentaba otra forma de jugar como era la del Sevilla. 


 

lunes, 22 de abril de 2024

EL SEVILLA FC Y LA PUBLICIDAD

Por Amaro García Cuevas - @amaro_gc22SFC

La publicidad y la prensa han tenido una relación inseparable desde sus comienzos. La necesidad de ofrecer productos variados e intentar llegar a gran parte de la ciudadanía se mostraba a través de vistosos anuncios que pretendían impactar, sorprender y estimular a los posibles compradores.

 


Desde los más simples y corrientes a los más elaborados.

                                        

                                                                         

Otros entraban dentro de la categoría de relatos cortos. Intrigando y sorprendiendo al lector como con este anuncio de 1915.

Hallazgo de un tesoro

      Al realizar ciertas excavaciones en una casa en construcción de las inmediaciones de nuestra ciudad, uno de los obreros descubrió ayer tarde una cajita de hierro que fue abierta ante varios testigos y resultó contener cien mil duros en billetes del Banco de España y monedas de oro y plata.

      Lo curioso del caso es que al tesoro acompañaba un documento notarial en el que se disponía que el legado íntimo pase a propiedad del afortunado que lo descubra, a condición de que tanto el como sus descendientes, hasta la vigésima generación usen a diario elixir Besoy y siempre que tengan que cumplir con alguna persona amiga les regalarán un frasco puesto que es muy difícil regalar otra cosa más útil y práctica. Cura todas las enfermedades de la boca y garganta, endurece las encías y entonces con menos comida se obtiene mejor nutrición. Se asimilan los alimentos más fácilmente no tiene el estómago necesidad de trabajar demasiado. Un frasco debe durar 2 meses y vale 2 pesetas en farmacias y droguerías.

Otros anunciantes recurrían a mensajes que alertaban de los peligros en la salud en los niños

 


Y una vez advertidos sobre los peligros, mostraban los resultados de su fantástico producto con mensajes positivos para demostrar su eficacia.

       Un niño que esté ojeroso y duerma con los ojos entreabiertos, está expuesto a un ataque a la cabeza. Con un caramelo P. Catalá, volverá a su estado normal.

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      ESTADÍSTICA CURIOSA. - El niño Pepito Puig expulsó con un caramelo P. Catalá 108 lombrices. Luis Rodríguez 206 con caramelo y medio. Pedirlos en todas las farmacias.

La imaginación de los publicistas no tardó en aprovechar el interés que suscitaba el fútbol para recurrir a su causa para promocionar sus productos.

En los siguientes casos que vamos a ver, el Sevilla FC era protagonista directo.

Por ejemplo, en 1913 empezó a publicarse la revista Sport Sevillano, considerada como el primer medio oficial del Sevilla FC., y convirtiéndose en el primer soporte publicitario para la imagen SFC.

 


 En una página en donde se comentaban los pormenores de la Copa de Sevilla se incluyó una publicidad dirigida a los socios del Sevilla F.C.

      Resultan muy elegantes las gorras reglamentarias que para los socios del S.F.C. han confeccionado en casa de D. Mariano Sartou y esperamos que en breve todos los socios las lucirán en las tardes que haya partidos.

El material deportivo, dado el auge del sport, empezaba a ser objeto de interés para promocionarlo y mostrar su uso por los futbolistas era algo lógico. Así se mencionaba en 1922.

     Según decían, ayer en el campo, el triunfo del «Sevilla» fue debido a que todos los jugadores habían comprado el calzado que casi regalado venden en la Casa Particular, calle San Miguel 6.

También los balones, lógicamente, debían ser anunciados aprovechando el interés que generó un partido del Sevilla FC contra el Britannia FC de Gibraltar en 1917.

El balón con que se ha ganado al Britannia por doce tantos a uno, fue comprado en la «Casa Excelsior», Francos, 7.

Incluso material que no tenía que ver mucho con el fútbol se publicitaba a su costa, como en este anuncio de 1926.

El Sevilla F.C. triunfó ayer, entre otras razones porque sus jugadores han adoptado para su entrenamiento las afamadas bicicletas TRIANON y LIBERATOR, que vende a SESENTA DUROS a PLAZOS de CINCO DUROS al MES la Casa Liberator. Trajano 7 - Sevilla

Pero ya se sabe que la mayoría de los futbolistas, considerados sportmen, se decantaba por alguna otra especialidad deportiva, además del fútbol.

Aprovechar un resultado de un partido para usarlo en beneficio propio no escapaba a la imaginación del publicista. Esta victoria del Sevilla FC sobre el Real Betis en 1926 es prueba de ello.

Por dos a uno ganó ayer el Sevilla al Balompié, y dos por uno – en pares de calzado – tendrá usted que gastar si no hace sus compras en La Cubana, de la calle Lineros, que es la que lo vende de mejor calidad, más baratos y más elegantes.

Pero llegó un momento en el que los publicistas empezaron a usar la fama de ciertos futbolistas para asociarlos a sus marcas.

En 1923, Pepe Brand fue preseleccionado para un enfrentamiento contra la selección de Portugal. La norma habitual era confeccionar dos equipos llamados probables y posibles y a raíz de su actuación se decidía el once final que sería seleccionado.

Pepe Brand no tuvo la suerte de ser elegido y perdió la oportunidad de debutar junto a sus compañeros Spencer y Herminio.

En El Liberal de Sevilla se hicieron eco de la noticia de este modo, introduciendo la cuñita publicitaria correspondiente.

Brand ya no es ‘’probable’’

Hemos recibido con júbilo el resultado del partido en Madrid entre «probables» y «posibles».

Al fin, como esperábamos y deseábamos, el triunfo ha sido del equipo en que forman nuestros más salientes equipiers.

Pero ha habido una nota amarga, de la que tardaremos en desquitarnos. La exclusión de Brand como definitivo.

¡Y pensar que todo hubiera tenido fácil remedio usando calzado de Tomás Bernet, Feria, 125!

En 1925 es Herminio el que se vio incluido en una llamativa nota de atención en la que también apareció un conocido torero de la época. Había trascurrido más de una semana desde la derrota del Sevilla FC a manos del Athletic de Madrid en la Copa de España.

¿Dónde está Herminio?

«Cuquito», el tantas veces salvador del Sevilla, el mejor de los jugadores en el partido Athlétic-Sevilla, hace días que no hay quién lo vea por Sevilla.

- ¿Dónde está Herminio? —preguntan los aficionados--. ¿Se fue a Galicia?

- Herminio está en Sevilla—dice el conocido Brageli—Lo vi anoche confundido entre la multitud que se agolpaba en la casa de muebles de Eduardo Santander, Correduría 32, teléfono 452, admirando el regio comedor allí expuesto.

Era tanta la fama de este jugador gallego, que a un modelo de gorra la llamaron con su nombre.

            


Sin dejar el tema de las gorras, muy recurrente publicitariamente, veamos cómo se aprovechó la derrota del Vitoria de Setúbal contra el Sevilla FC en 1924.

Lo que dicen los futbolistas portugueses

Hemos conversado con el capitán del equipo portugués, vencido ayer tarde por el once campeón andaluz que nos ha dicho:

--Vuestros «equipiers», excelenza, son invencibles. Como amuleto tienen la estupenda gorra «América», creación «equipantable» de «El palacio de las Gorras», Feria 68, 70 y 72 y Alcaicería, 4.

Yo la he declarado obligatoria para mi equipo, y cuando la tengamos retaré al campeón andaluz. Y veremos entonces quién vence.

Un típico comercio sevillano llamado Al Siglo Sevillano, dedicado en sus orígenes a los tejidos, con el tiempo se especializó en equipamiento deportivo y entre sus artículos de 1924 se encontraban botas personalizadas con los nombres de grandes footballistas de la época, entre ellos tres sevillistas: Kinké, Spencer y Herminio.

E incluso promocionaron el balón oficial del Sevilla F.C.

 


 



jueves, 21 de marzo de 2024

AVANZANDO, QUE ES GERUNDIO


Por Carlos Romero - @CarlosRomeroSFC

Observamos cómo en los últimos tiempos, la historia en los clubes comienza a gozar de buena salud. Son muchos, por no decir la mayoría de los clubes de Primera y Segunda División los que apuestan por cuidar su historia poniendo en marcha equipos de trabajo o responsables de la misma y, lo que es mejor, comienzan a organizarse habiendo tenido lugar el primer encuentro de áreas de historia, patrimonio y responsables de museo, que en un buen número han puesto las bases de la futura colaboración.

Afortunadamente, el Sevilla FC fue pionero en estas lides, ha aportado su experiencia a aquellos clubes que lo pidieron y se reúne con otros tantos para compartir métodos de trabajo, ver formas de abordar problemas y cuestiones organizativas, aportamos y aprendemos de los demás. El encuentro tuvo lugar en Madrid, en el Metropolitano, que hizo de anfitrión magníficamente para hacer posible este primer contacto.

En el terreno de la reflexión por mi parte, decir que se hace necesario que los clubes tomen la sartén por el mango de su propia historia viendo la enorme injerencia que, por parte de asociaciones interesadas y tendenciosas, gurús y tuiteros que con la formación de una almeja se permiten el lujo de hablar, incluso de sentar cátedra sobre aquello que seguramente desconocen y, si lo conocen, hablan desde su afición, tergiversando lo que crean necesario.

Es, pues, la hora en la que la historia del fútbol español deba estar en manos del fútbol español, que para eso es suya y no de personajes indefinibles. Los únicos historiadores con voz y voto del fútbol español son los oficiales de los clubes de fútbol y se están organizando, sin cuestiones sentimentales y con toda la documentación con la que se cuenta para poner en pie la historia y poder difundirla posteriormente.

Estamos de enhorabuena, desde aquí llevábamos queriendo impulsar esta iniciativa hace tiempo y nos adherimos a la voluntad de otros que tenían los mismos anhelos.


martes, 19 de marzo de 2024

EL SEVILLA FC EN LA HISTORIA DEL FÚTBOL


Hoy queremos recuperar un artículo que publicó nuestro queridísimo amigo Enrique Vidal en el diario ABC allá por 2016, que con su magistral forma de escribir, sobre todo de las cuestiones blanquirrojas, nos describe y abunda sobre el lugar del Sevilla en la historia del fútbol. Lean y disfruten.

Por Enrique Vidal - @Enriqe_Vidal

Según la encuesta Big Count 2006 (Gran Censo 2006), publicada en julio de 2007 por FIFA Magazine, existen unos 24 millones de clubs de fútbol en el mundo. Si a este dato añadimos todos los clubs históricos ya desaparecidos, la cifra podría alcanzar casi el doble. Hablamos de fútbol federado, es decir, “football association”, el deporte surgido en la mítica reunión constitutiva del 26 de octubre de 1863 en la Freemasons’ Tavern de Londres. Evidentemente no es fácil destacar entre tal cantidad de equipos, menos aún sin pertenecer a una capital importante o ser de una gran ciudad en términos políticos o económicos. De hecho, distinguirse del resto bajo estas condiciones es casi un milagro. Por eso nos preguntamos, ¿qué hace singular al Sevilla F.C. dentro de esta superpoblación futbolística? ¿Por qué debemos reconocerlo como referente mundial? Con idea de responder a estos interrogantes repasaremos someramente varios factores muy significativos, para contextualizar y poner en valor los méritos de esta institución sevillana y universal.

El reciente reconocimiento del 25 de enero de 1890 como fecha fundacional del Sevilla Football Club ha puesto el foco de la actualidad mediática sobre uno de los pilares sagrados de la entidad sevillista, su historia. Fue el ingeniero escocés Hugo Maccoll quien, desde su llegada a Sevilla en el año 1887 para dirigir la fundición Portilla and White, trajo el fútbol a la denominada ciudad de la gracia, liderando una labor, a la par proselitista y pedagógica, entre sus propios paisanos británicos, otros miembros de la colonia extranjera (suecos, alemanes y franceses, fundamentalmente) y nativos sevillanos, que culminó con la creación del primer club deportivo español apellidado estrictamente como correspondía a su naturaleza: “Football Club”. La máxima autoridad británica en Sevilla, el Vicecónsul Edward F. Johnston, también escocés, fue elegido como primer presidente. El propio Maccoll fue designado como capitán. Y el sevillano Isaías White Méndez ocupó el cargo de Secretario. Los sevillistas fueron pioneros del fútbol institucional en España, organizaron la primera partida interclubs, celebrada el 8 de marzo de 1890 en Tablada, aportaron el primer goleador reconocido (Ritson), el primer árbitro (Johnston) y la primera victoria, dos a cero frente al Huelva Recreation Club.

De aquellos primitivos escoceses tomaron los sevillanos su primera y rudimentaria idea sobre el estilo de juego, fútbol combinativo, antítesis de la escuela inglesa de patadón y cargas que haría furor en la cornisa cantábrica entre los chicarrones del norte como mejor recurso para desenvolverse en campos pesados de fango y hierba alta. El clima seco, el piso árido, la complexión menuda y enclenque de los jóvenes aficionados sevillanos terminaron por reavivar los rescoldos del viejo estilo escocés haciendo suya una manera de practicar el fútbol donde primaba la habilidad, la doma del balón, la burla del rival más poderoso físicamente mediante el ingenio y la técnica, una suerte de lidia taurina llevada al campo de juego que tuvo su eclosión definitiva una tarde madrileña de primero de mayo de 1921 con exhibición y goleada frente al Athletic Club vizcaíno. Los cronistas de toda España se frotaban los ojos ante aquel espectáculo, y bautizaron el estilo de aquellos osados deportistas como escuela sevillista. Hoy, que todo el mundo alaba la técnica y el estilo de juego del Barcelona de Cruyff o Guardiola, de la selección española de Luis y Del Bosque, hay que reseñar que el primer club que en España practicó y elevó a los altares ese idioma futbolístico fue el Sevilla F.C., mucho antes de ninguna otra influencia ni del fútbol sudamericano ni del centroeuropeo. El catalán Kinké, el gallego Herminio y, sobre todo, los sevillanos Ocaña, Brand y Spencer, este último, autor del primer gol de chilena documentado en 1915, serían las principales estrellas de un equipo mítico cuya leyenda recorrió Europa y el norte de África.

Además del estilo de juego, el Sevilla F.C. originario hizo historia con un particular credo ideológico, resumido magistralmente por uno de sus primeros presidentes, José Luis Gallegos Arnosa, y una frase para la posteridad: “Todos los hombres, de cualquier condición social, ideas políticas o religiosas, tendrán aquí cabida”. La enorme trascendencia de este legado sólo puede comprenderse teniendo en cuenta el contexto temporal y sociopolítico en el que fueron pronunciadas, el de una España arruinada, en plena deriva de reafirmación patriótica tras los desastres de Cuba y Filipinas, con un Rey militar como jefe del Estado, el caciquismo y la política clientelar que sembraban un abismo entre los poderes fácticos y las capas populares, que miraba con recelo tanto al extranjero como al burgués emprendedor con formación intelectual e inquietudes vitales. Las actas oficiales del club demuestran cómo aquel Sevilla, plagado de profesionales liberales en sus filas (abogados, médicos, comerciantes, etc.), a punto estuvo de sucumbir a las presiones de Pedro Rodríguez de la Borbolla en 1914 para integrarse junto al Sevilla Balompié y el Betis F.C. en un club sevillano único bajo el auspicio de la Casa Real, y con el trasfondo especulativo de la futura Exposición Iberoamericana. Evitó la desaparición el presidente Francisco Javier Alba Alarcón, quien además marcaría el rumbo de la independencia organizativa y económica de la entidad. Siempre jugó el Sevilla F.C. en campos de propiedad privada, nunca municipales ni subvencionados, sino sufragados por sus propios socios, a costa de enormes sacrificios personales y deportivos, desde el campo del Mercantil al de la Victoria, pasando por el viejo Nervión y el Ramón Sánchez-Pizjuán, el actual estadio, que lleva el nombre del presidente más emblemático de la sociedad. Sesenta años de sequía de títulos fue la factura que el club debió pagar por su autosuficiencia.

Desde 1908 la entidad mantiene una apuesta marcada por el fútbol de cantera, de la que han salido estrellas como Eizaguirre, Gallego, Lora, Montero, Francisco, Reyes o los campeones del mundo Marchena, Sergio Ramos y Jesús Navas. Gracias a sus cazatalentos, otras grandes figuras nacionales han engrosado sus filas, Campanal, tío y sobrino, Busto, Arza, Alconero, Antúnez, Ramoní, Domenech, Pepillo, o extranjeros de talla mundial como Achucarro, Dassaev, Polster, Suker, Bertoni o incluso Maradona, hasta llegar a la última década, en pleno siglo XXI, la era de los Palop, Alves, Navarro, Kanouté, Luis Fabiano o Rakitic, entre otros muchos.

Siempre fue el Sevilla F.C. un equipo grande, dentro de su hábitat más cercano, un clásico de la primera división, Campeón de Liga en 1946, gracias a un “maracanazo” en campo del F.C. Barcelona, en lo que fue la primera final de la liga de la historia, conquistada por los hombres de Encinas al estilo del campeonato mundial ganado por los uruguayos a Brasil cuatro años después. Campeón de la Copa de España bajo sus formatos de Presidente de la República, Generalísimo y del Rey, y eterno Campeón de Andalucía, tal y como fue bautizado por la prensa, en la época previa al profesionalismo, por acreditar 18 de los 21 títulos disputados.

Sin embargo, en la última década, cuando más difícil panorama se le presentaba como SAD debilitada y enferma, la entidad ha sido capaz de resurgir gracias a un modelo de gestión que es referente mundial, que se retroalimenta a base de éxitos deportivos y cuya piedra angular es una política de adquisición y traspaso de futbolistas ejemplar, que todos quieren imitar, pero que nadie ha perfeccionado tanto como el Sevilla F.C., dueño de una marca propia y reconocidísima en este sentido, que le han proporcionado, desde su puesta en marcha y hasta el momento, cinco títulos de UEFA EL, una Supercopa de Europa y otra de España, y dos Copas del Rey. Por si fuera poco, en 2006 y en 2007 fue designado mejor equipo del mundo por la IFHHS. Presidentes como Alés, Del Nido y Castro, entrenadores como Ramos y Emery y, sobre todo, el Director deportivo Monchi, son algunos de los grandes artífices del espectacular momento que vive el equipo, que acaba de disputar dos finales en cuatro días frente a clubs de máximo abolengo, como el Liverpool y el F.C. Barcelona, siendo el equipo europeo con más partidos oficiales disputados en la temporada. Por derecho propio, el club se ha vuelto a clasificar para Champions League y abrirá la próxima temporada como protagonista de dos nuevas finales, sendas supercopas, europea y española.

Esta hegemonía deportiva, impropia en un club de su dimensión y entorno, carente de afectos públicos institucionales y federativos, sin peso mediático de ningún tipo, pero capaz de competir de igual a igual con los más poderosos y amenazar su estatus, inevitablemente genera recelos y ha colocado al Sevilla F.C. en numerosas ocasiones en el centro de la diana de ataques injustificados, leyendas negras y campañas de desprestigio, sufriendo persecuciones y agravios de los que se ha desbridado sin lloriqueos, rebelándose como sólo lo hacen los verdaderamente grandes, con elegancia, a golpe de triunfos sobre el terreno de juego, y protegido por la fuerza de una afición comprometida, con una fe que mueve montañas, capaz de asombrar a Europa y el mundo, como recientemente ha quedado demostrado en las noches de Basilea y Madrid. Probablemente aquí se encuentra el verdadero secreto de la singularidad del Sevilla F.C., su mayor signo identitario, de ahora y de siempre: pocos, muy pocos clubs en tan adversas condiciones, han conseguido tanto.”


lunes, 11 de marzo de 2024

LA GUERRA Y EL SEVILLA FC

Carta del Sevilla FC a Ismael Rubio, cortesía de la familia de Ismael Rubio.

Por José Melero - @JMelero1

La guerra de Marruecos fue en general mal vista y provocó importantes conflictos en la sociedad española del momento. Muchos no comprendían la pertinencia de una guerra tan sangrienta y onerosa solo por una cuestión de principios.

La negación por parte de gran parte de la población a prestar el servicio militar obligatorio, propició que se instauraran unas nuevas reglas de admisión, en las que una práctica hasta ese momento generalizada, como automutilarse dedos de las manos y de los pies, ya no garantizaba que la persona fuera declarada no apta. 

Sin embargo, los jóvenes pudientes y de las clases medias, solían librarse del servicio militar. Inicialmente, esto se hacía como en el siglo XIX, pagando a alguien para que fuera en su lugar. Esto reforzaba la idea, cierta al fin y al cabo, de que los hijos de los pobres eran enviados a morir a Marruecos. 

En esa época el Sevilla FC tenía a varios de sus mejores jugadores combatiendo en la guerra, como eran el medio Rey, el defensa derecho Ismael, el delantero y medio derecha Ramírez y el mediocentro Tornero, además de los béticos Menudo y Olivares. 

Estos jugadores mantenían una estrecha comunicación con el club cuando estaban en el frente, por lo que estaban al corriente de todos los vaivenes que tenía la entidad. De todos ellos es Ismael del que se guarda documentación de esa comunicación que mantenían estos jugadores con el club. La existencia de varias cartas que Manuel Zapata, (uno de los promotores de la oficialización sevillista en 1905), escribió a Ismael cuando este se encontraba llamado a filas esos años, se conservan con auténtico celo. Algunas de esas misivas fueron escritas en papel del “American Bar”, un café situado en la calle General Polavieja, donde habitualmente solían reunirse muchos de los directivos y jugadores sevillistas de la época. 

A su regreso estos futbolistas eran agasajados por el club en restaurantes céntricos de la ciudad y obsequiados con regalos, uniéndose a estos homenajes directivos, jugadores, socios y prensa. 

La prensa deportiva sevillana de la época intentó presentarlos como héroes, ante una sociedad que tenía claro que este servicio a la patria no era un honor, sino una carga que solo sufrían los más pobres.

lunes, 8 de enero de 2024

DE CANTERAS Y NEVERAS


Por Pedro J. Sendra 
@pedrojosesendra 

Cuando a finales del siglo XIX un grupo de británicos, fundamentalmente escoceses, decidieron coger unos remos o correr en torno a un balón lo hacían para fortalecer los músculos que no ejercitaban en sus habituales jornadas laborales en gran medida sedentarias.

Desconozco si estos pioneros de la actividad atlética y deportiva, así como los sevillanos que se les unieron, llegarían a imaginar que el juego de pelota que practicaban e introdujeron en nuestra ciudad bajo el título de Sevilla Football Club supondría para sus continuadores no sólo un argumento para el desarrollo físico sino una razón de vida englobada en las siglas SFC que aquellos eligieron.

Pronto comienza la prensa a hacerse eco de lo que venía sucediendo en Sevilla y nos dice que, a principios del nuevo siglo, en 1908 la sociedad de Football de Sevilla ya contaba con 80 socios practicantes (equipiers) como para formar cinco equipos (teams). El año 1913 queda constancia escrita de la constitución del equipo infantil de la citada sociedad.

De este equipo, pocos años después, los elementos más virtuosos o de mayor valía del grupo se fueron integrando en el primer equipo del Sevilla Football Club como Santizo, Ismael, Ocaña, Castañeda, Barrero, Sedeño o el propio Brand que así lo contaba en entrevista publicada en ABC el 9 de diciembre de 1955.

Pero no siempre se llegó al éxito por la misma senda y aquí radica la particularidad de la que toca hablar en el escrito de hoy.

La afición por practicar este deporte ya estaba suficientemente extendida por toda la ciudad, pero las posibilidades de alcanzar un puesto en el equipo titular del campeón de Andalucía y referencia en el sur de España eran escasas para los que profesaban la fe sevillista debido al gran número de candidatos, las pocas plazas disponibles (no más de once) y el nivel exigido que sólo se podría obtener en plena competición.

Esta fue la causa y el origen de la creación de un equipo de fútbol por parte de un grupo de amigos y antiguos alumnos de los Jesuitas del Palacio de Villasís, seguidores y socios sevillistas, que gustaban de practicar fútbol y que, a su vez, les permitía mostrarse en el escaparate de tan bello sport por si el club de sus amores lanzaba sus redes por aquel caladero.

Uno de los que participó en la fundación del equipo, según confesaba él mismo, fue Antonio Calderón Hernández durante su etapa de estudiante de medicina que, aunque no llegó a jugar, su afición al fútbol le llevó a adentrarse en el mundo del arbitraje y a ejercer como directivo del Sevilla FC, así como a presidir la Federación Regional Sur.

El proyecto vio la luz a principios de la década de los años veinte con un marcado acento y proximidad al Sevilla Football Club, debido a las preferencias deportivas de la mayoría de sus integrantes que convinieron en denominarlo Nevera F.C., probablemente como referencia y/o reclamo del buen estado de conservación de sus futbolistas de cara a ser llamados para empresas superiores en algunos casos y en otros contrariamente serviría de refugio a jugadores que ya lo habían sido del decano de la ciudad o simplemente con afanes de colaboración o disfrute de la práctica deportiva con una menor exigencia.

En uno de sus partidos celebrado el domingo 21 de mayo de 1922 frente al Club Deportivo Sevillano, al que vencen por cuatro goles a cero, el diario El Noticiero Sevillano nos describe en una breve crónica la relación de jugadores del Nevera FC que paso a reflejar a continuación:

López, Llera, Relimpio, Maján, Barrero, Rowe, Acedo, Delgado, Iturri, Díaz Domínguez y Octavio.

Al hilo de esta alineación y sin ánimo de extenderme en demasía es justo detenerse en algunos de ellos como José Luis Relimpio Carreño, médico, amigo y compañero de José Manuel Puelles de los Santos (médico del Sevilla Football Club en esos años), que desempeñó el cargo de  Delegado de Trabajo en Sevilla del Gobierno de la República y correría, junto a su amigo, la misma suerte; Juan Pablo Barrero del Noval, jugador del Sevilla F.C. y del R. Madrid que ejerció como Notario en su vida profesional; Jorge Rowe de Pablo, afamado industrial de nuestra ciudad sucesor en el ramo de la maquinaria industrial y agrícola de la muy antigua y prestigiosa casa  de Edwing Plews, jugador sevillista en 1890; Antonio Delgado Roig, brillante arquitecto, socio sevillista desde 1920, llegando a ocupar la primera posición de este escalafón y galardonado con la Insignia de oro y diamantes del Club.

En esta ocasión, contamos con la presencia de Spencer en junio de 1922 formando parte del Nevera FC, frente al Utrera en un partido en que ambos equipos alineaban a jugadores del Sevilla FC, o la participación de Barrero, futbolista del Sevilla FC, un mes antes en un encuentro frente al Club Deportivo o aquella otra de Santizo actuando de portero con el Antiguo Nevera FC frente al Regional en partido de campeonato de segunda categoría, ya en marzo de 1923.

Durante la temporada 1921-22 el equipo mantuvo su denominación original mientras jugaba partidos no oficiales por la geografía de la provincia sevillana, pero para la siguiente temporada se lo tomaron más en serio y decidieron federarse, ingresando en la segunda categoría satisfaciendo para ello una cuota anual de 80 ptas. pagaderas trimestralmente por anticipado junto a una cuota de entrada de 250 ptas.

A sugerencia de la Federación Regional Sur debieron cambiar de nombre y optaron por el de Sevilla Athletic Club, manteniendo la denominación inglesa para su primer apellido como su sociedad protectora. Así competirían oficialmente a partir de ese momento si bien los cronistas de la época lo recordaban constantemente con su anterior denominación.

Los “neveristas” debutaron con su nuevo nombre Sevilla Athletic Club un 9 de septiembre de 1922 en el campo de las tablas verdes, frente al Real Betis Balompié, dejando una grata impresión pese a perder por un exiguo 1-0 frente a un equipo de la primera categoría y con la ausencia significativa de su capitán y mejor jugador, Barrero, que junto a los hermanos Camino formaban el eje principal del equipo blanquirrojo.

Así opinaba el cronista al respecto: “El novel «Athletic» necesita muchos partidos para aprender las martingalas del fútbol moderno, factor principal para ganar un partido”

La impronta que transmitía este equipo estaba impregnada por una sana labor deportiva y una concepción de la práctica del football alejada del profesionalismo hacia el que se encaminaban los equipos de la primera línea competitiva, integrado mayoritariamente por elementos distinguidos de la ciudad y del Sevilla Football Club.

Precisamente, sería ante el campeón andaluz el partido más esperado por la afición sevillana para confirmar el nivel demostrado y la consagración definitiva de este pujante equipo que ya obtuvo el reconocimiento merecido a comienzos de su primera temporada oficial materializado en la participación de dos de sus mejores elementos, M. Camino  como portero y el mediocampista Barrero, en el primer partido de la Selección Andaluza que debutaba el 19 de noviembre de 1922 en el campo de Algirós (Valencia) con victoria por un tanto a dos frente a los valencianos.

El club prosiguió avanzando en su escalada competitiva y la temporada 1923/24 militó en la recién creada serie B de la primera categoría andaluza tal como figura en el anuario 1924 de la Federación Regional Sur: Sevilla Athletic Club (Rioja, 23), Sevilla.

El grupo lo completaban los sevillanos Industria FC, Príncipe de Asturias FC, CD Sevillano y Sparta FC, el Málaga FC de la Costa del Sol, los granadinos de la R. Sociedad España FC y los gaditanos de la sección de fútbol del Representación Tiro Nacional.

Esta temporada fue la de mayor éxito para el Sevilla Athletic Club puesto que se clasificó para la final interprovincial de la categoría disputándola frente al Málaga FC en tres partidos, el primero disputado en Málaga el 24 de febrero de 1924, ganando los locales por uno a cero y la vuelta jugada en la capital andaluza el 16 de marzo que deparó un resultado de tres a uno para los sevillanos con dos goles de Carreño y uno de Cipri, lo que obligó a la celebración de un tercer “match” de desempate dos días después en el que con un marcador final favorable de uno a cero se proclamó Campeón de Andalucía de la serie B de primera categoría el Sevilla Athletic Club.

Este título llevaba aparejado dos premios adicionales, uno de ellos era el ascenso automático a la primera categoría serie A, que no se pudo llevar a efecto presumiblemente por no disponer de terreno de juego propio, condición necesaria establecida por la Federación Regional Sur y la segunda recompensa consistía en la participación en el Campeonato de España de Aficionados.

No hay constancia de que el Sevilla Athletic Club participara en esta competición de carácter nacional cuya final se disputó el 4 de mayo de 1924 en el Estadio de la Avda. de la Reina Victoria, en Sevilla, entre el Acero de Olabeaga y el Athletic Osasuna y la razón habría que buscarla en términos económicos pues los costes de desplazamiento eran elevados para los clubs amateur de la época, de hecho, fue tónica habitual la no participación y el detonante para que se suprimieran estos campeonatos en el año 1926.

Justo el año en el que la Asamblea Nacional de Clubs legalizaba oficialmente el profesionalismo, que como sabemos ya venía siendo práctica habitual y es también en esta temporada 1925-26 en la que el Sevilla Athletic Club deja de estar registrado oficialmente como club de fútbol en una Federación Regional Sur que con una nueva junta directiva pasa a estar presidida por Eladio García de la Borbolla y Serrano.

En el año 1930 se recupera el llamado Campeonato de España de Aficionados con el nuevo nombre de Campeonato de España Amateur. Con este fin, la asamblea sevillista en 1929 ya consideró el proyecto de creación de este segundo equipo formado por jugadores menores de 23 años que, ahora sí, se incardinaba dentro de la estructura deportiva del Sevilla Football Club pero que no dejaba de ser un guiño al extinto Sevilla Athletic Club, por su probada afinidad al decano de la ciudad, que ya se ganó el derecho en el campo a participar en esta competición nacional.

Finalizar con una reflexión sustentadora de la teoría que, en mi opinión, justificaría la elección del nombre de Sevilla Atlético Club, españolizado según el decreto o la ley vigente en 1960, adoptado por el club sevillista para su filial C.D. Puerto, en el sentido que fue una denominación buscada expresamente entre múltiples candidatas como demuestra el hecho de conseguir la autorización de un equipo que ya la ostentaba y que a su vez decidió cambiarla para facilitar esta decisión. Pudo ser el resultado de conjugar una relación “afinidad versus filialidad” apoyada en su momento por notables e ilustres jóvenes sevillistas fundadores de aquel originario Nevera F.C. con un peso específico en el Sevilla F.C. de 1960. Sin olvidar tampoco la sugerencia para el cambio de denominación por parte de la Federación Regional Sur, presidida por Juan López García, para formar parte como club federado de la misma el año 1922.

miércoles, 3 de enero de 2024

UN NO8DO PARA EL SEVILLA FC

 Por Manuel García Fernández - Catedrátrico de Historia de la Universidad de Sevilla

Muchos sevillistas conocen la leyenda histórica del NO8DO y su relación con la ciudad de Sevilla.  No vamos a insistir en ello, pues bastaría con leer el excelente libro llamado Sevilla / El signo, editado por la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Sevilla en 2004.  Hoy al cabo de veinte años después resulta interesante refrescar la memoria colectiva en blanco y rojo para reflexionar, en la medida de lo posible, sobre la vinculación de este emblema bajo medieval tan sevillano con el Sevilla Fútbol Club y su escudo gestado en 1921 hasta nuestros días.

Buena parte de la prolija tradición historiográfica hispalense sostiene con acierto que el signo, como emblema o arma menor - también llamada chica- de la ciudad,  representa el  "NO madexa DO" ; el decir, el admirado lema "no me ha dejado" con el que Alfonso X el Sabio premió poco antes de morir,  el 4 de abril de 1284, la fidelidad del concejo de la ciudad de Sevilla en la guerra civil contra su hijo el infante don Sancho, quien a la larga sería el nuevo rey de Castilla y León a la muerte de su padre.

La divisa aparece incorporada como distintivo o mote de la ciudad ya desde finales del siglo XV por Francisco Villafranca, maestro mayor de obras de la ciudad, en la fábrica de las Casas Consistoriales municipales. Por su parte, en sus respectivos y célebres escritos tanto Gonzalo Argote de Molina en el siglo XVI como más tarde Diego Ortiz de Zúñiga en el siglo XVII abundaron con argumentos encomiásticos en la fidelidad histórica de la legendaria tradición alfonsí del NO8DO.  Además, resulta evidente que el emblema, más allá de las vinculaciones afectivas del Rey Sabio por la ciudad de Sevilla (la madexa o madeja), incorpora un "NODO" o nudo; es decir, que el signo abunda en cualquier caso en el concepto de unión y deferencia de la ciudad de Sevilla para con el monarca castellano.  Por tanto, el viejo signo tardo medieval personificaría para siempre la dicción descriptiva y alegórica de la fidelidad y la unión de la capital de Sevilla y también de su antiguo Reino hacia alguien o algo, este caso al rey Alfonso X. 

Así pues, ya desde los siglos XVI y XVII el emblema o signo -como arma menor hispalense- se incorporará frecuentemente como máxima o motete a las llamadas armas mayores sevillanas no tanto en el argumento del Pendón de San Fernando, con sus castillos y leones propios antiguo reino de Castilla y León, como, sobre todo, y frecuentemente hasta nuestros días, en el escudo heráldico y hagiográfico de los Santos Patronos; San Fernando, San Isidoro y San Leandro.

Armas mayores y menores de la ciudad de Sevilla 

Y sin embargo, como ya hemos tenido ocasión de analizar en otra ocasión en este mismo bloc, Escritos en blanco y rojo en un artículo titulado  El NO8DO, los Santos Patronos y el Escudo del Sevilla Fútbol Club de 1921, Pablo Rodríguez Blanco  no  incorporó el popular mote hispalense en el cuarto derecho del escudo actual del Sevilla Fútbol Club, junto a los Santos Patronos, como frecuentemente se ejecutaba pictóricamente en su tiempo; y eso no obstante su notable interés por  identificar algunos de los símbolos  mayores - escudos y colores-  propios de la ciudad con el  del club de fútbol local que ya llevaba desde  el 25 de enero de 1890 con honor y orgullo el nombre de la capital que lo había visto  nacer y crecer deportivamente: la ciudad de Sevilla.  

Escudo del siglo XVIII con el NO8DO

El argumento parece relativamente comprensible para entender - y tal vez justificar, si se quiere - el hecho de que Rodríguez Blanco no asociara definitivamente el NO8DO al escudo del Sevilla Fútbol Club, no obstante, su interés por identificar el club hispalense con la ciudad de Sevilla y sus emblemas heráldicos. Pues aparte de la amistad con los hermanos Lafita, quienes, como bien sabemos, habían recreado las siglas SFC en la identificación brocal del club ya desde 1905, debieron ser sin duda las relaciones laborales y afectivas con el que fuera presidente del Sevilla Fútbol Club  Francisco Javier Alba y Alarcón (1914-1919), fallecido inesperadamente el 14 de abril de 1921 meses  (16 de octubre de 1921) antes que se  considera por la corporación deportiva sevillista como oficial el escudo proyectado, las que le llevaron tal vez a desestimar el posible empeño heráldico originario.  En este sentido, las gestiones deportivas y estatuarias de Francisco Javier Alba como presidente del Sevilla Fútbol Club y sobre todo como presidente de la Federación Sur (la llamada "Novena Territorial") en el conjunto de las federaciones de fútbol regionales de la época entre 1913-1914 merecen, desde luego, un estudio mucho más detallado del que ahora se podrían tratar. Así se reconocen - y a ellas remitimos- tanto por el Área de Historia del Sevilla Fútbol Club (https://www.sevillafc.es/el-club/historia/contenido/francisco-javier-alba-y-alarcon-paco-alba) como por el erudito e ilustrado libro de Rafael A. Jiménez Quintero, Cien Años del Fútbol Andaluz, tomo I, pp. 66-71. (Sevilla, 2017).

Ahora bien, es sabido por muchos sevillistas que Francisco Javier Alba no sólo fue el primer presidente y fundador de la Federación Sur en 1915, sino que presidió durante los primeros meses su primera junta - que integraba a directivos locales procedentes del Sevilla FC., Real Betis Balompié, Unión Andalucía Recreativo de Sevilla, Español FC. de Sevilla, y del Athlétic FC. de Sevilla- y que redactó sus primeros estatutos y estableció los escudos de la nueva entidad. Y es aquí en donde confluye la trama de nuestra historia pues Francisco Javier Alba, como hombre instruido en la lectura y en la historia sevillana, eligió como distintivo de la nueva corporación regional Sur nada menos que las armas mayores de la ciudad de Sevilla, los Santos Patronos, y como emblema deportivo en las camisetas blancas de los jugadores andaluces de la "novena", las llamadas armas menores o motete de la ciudad, el NO8DO. Pero ahora con un evidente espíritu regeneracionista que apostaba por la tradición hispalense si bien dentro de un impulso moderno y cosmopolita de innovación deportiva nacional como ya señaló Juan Castro Prieto en la admirable monografía titulada Orígenes del Fútbol Sevillano. La olvidada memoria británica. (Sevilla, 2012) 

Sin duda atendió Francisco Javier Alba y sus directivos sevillanos a la tradicional unidad administrativa del llamado antiguo Reino de Sevilla que desde el siglo XIII y hasta 1843 conformaron las actuales provincias de Huelva, Cádiz y Sevilla; es decir, la base territorial de los equipos de fútbol de la Federación Novena creada entre 1913-1914. Pues la llamada Federación Décima, que integraría en teoría a los equipos de fútbol de las provincias de Málaga, Granada, Jaén, Córdoba y Almería, nunca llegaría a constituirse plenamente; sino que éstos, en diversos subcomités según la categoría e importancia deportiva de cada club, se integrarían a partir de   los años veinte del siglo pasado en la Federación Sur. 

En este contexto el predominio sevillano - y no sólo sevillista- en la Federación Sur presidida por Francisco Javier Alba se dejará sentir en todos los aspectos de la nueva sociedad; en el heráldico, institucional, ejecutivo e incluso deportivo con mayoritaria presencia de jugadores sevillanos hasta la década de los años treinta.  La arriesgada apuesta de Francisco Javier Alba en 1915 se mantendría al menos hasta finales de los años cuarenta del siglo pasado casi inalterable ¿Justificaría a la larga esta situación administrativa y deportiva el desdén de muchos aficionados de otros equipos andaluces a los de la capitalidad hispalense, básicamente al Sevilla Fútbol Club que dominó durante decenios la Federación Sur.? No lo sabemos. Pero esa es otra historia.

 Las armas mayores y menores, incluido el mote o símbolo emblemático de la ciudad, el NO8DO, ya estaban asociadas a la Federación Sur desde 1915 por las iniciativas de su buen amigo Francisco Javier Alba cuando Pablo Rodríguez Blanco proyectó el escudo del Sevilla Footbal Club en 1921. Y sin duda por ello lo desechó; toda vez que la corporación territorial Sur seguía estando dominada por sevillanos y sobre todo por sevillistas. 

Escudo de la Federación Regional Sur. Fráncico Javier Alba y Alarcón.

(Área de Historia del Sevilla FC) 

Entre los muchos ejemplos de la utilización del NO8DO como emblema o signo  deportivo de la nueva Federación Sur participamos, entre otros de los que se conservan en el Archivo del Área de Historia del Sevilla FC, la interesante fotografía conservada en el Archivo "Pepe Brand" de Patrimonio Sevillista en donde se observa claramente el signo hispalense en la camiseta blanca de los jugadores - en su mayor parte sevillanos y sevillistas- del partido celebrado el 25 de enero de 1925 - curiosamente la Noche de Burns-  en el Campo del Sevilla Fútbol Club de la Avenida de la Reina Victoria. 

Partido de Fútbol el 25 de enero de 1925 de la Selecciones de  Hungría y de Andalucía

(Archivo "Pepe Brand". Patrimonio Sevillista)

 

Selección Andaluza (sic Sevilla) en el partido de fútbol contra la de Hungría (sic Budapest)

25 de enero de 1925. (Archivo "Pepe Brand". Patrimonio Sevillista)

 El once nacional húngaro (procedente en su mayor  parte del equipo Budapest Footbal Club) llegaría a la ciudad de Sevilla - según la prensa local, El Correo de Andalucía 3 de marzo de 1923-  gracias a la gestiones económicas (3.000 pesetas) iniciadas años atrás por dos buenos amigos de la infancia  y de evidente afinidad política y deportiva; por un lado el concejal hispalense republicano Diego Martínez Barrios, quien ejecutó los tramites administrativos ante el Ayuntamiento de Sevilla ya desde 1923; y  por otro, el directivo y mas tarde presidente del Sevilla Fútbol Club en 1925, Manuel Blasco Garzón, que dispuso de los jugadores y del Campo de Fútbol en la Avenida de la Reina Victoria.   

Ahora bien, si la Historia en su conjunto tiene alguna utilidad no es sólo para recrear el pasado; sino para justificar el presente e intuir sin error el futuro. En este sentido, la ampliación de la Federación Sur al resto de los equipos andaluces ajenos mucho de ellos al proyecto de Francisco Javier Alba y Alarcón supondría lógicamente en la década de los cuarenta y oficialmente en el año 1950 la pérdida de los símbolos y la heráldica hispalense de 1915. Pero la memoria no se había borrado del todo en nuestro club. Y, en efecto, hace ahora veinte años, en la temporada 2003-2004, el Sevilla Fútbol Club presidido por José María del Nido Benavente recuperó el NO8DO, con justicia y lógica histórica de fidelidad a la ciudad, para algunas de sus equipaciones oficiales; las célebres camisetas carmesíes de la llamada "línea ciudad de Sevilla".  También durante la temporada 2008-2009 y por el mismo presidente lució el Sevilla Fútbol Club el NO8DO en la manga derecha de sus camisetas en la "línea sevillanos en Andalucía, andaluces en España y españoles en Europa".  Se trataba, por tanto, de abundar una vez más en la tradicional "sevillanía" del club internacional frente a otros equipos andaluces, incluso españoles y europeos. Si bien este caso como en el anterior se trataría de acciones puntuales y nunca definitivas.  

La recuperación puntual del NO8DO por parte del Sevilla Fútbol Club de entonces (temporadas 2003-2004 y 2008-2009) la entenderíamos ahora por muchos sevillistas como una hermosa tarea a modo de reconciliación histórica con el viejo escudo de 1921 y sobre todo con la ciudad cuyo nombre, colores y armas mayores luce este equipo campeón de Europa con orgullo en su broquel. Pero no siempre fue así.  Notables sevillistas entendieron no hace muchos años que la remoción del NO8DO en el escudo del Sevilla Fútbol Club era el anaquel mas significativo del provincianismo hispalense para un club de fútbol moderno con espiraciones europeas. Los que así opinaban -en conocidas peñas sevillistas- ignoraban tal vez que el signo en cuestión fue una dádiva a la ciudad de Sevilla de uno de los monarcas castellanos más universales de todos los tiempos, que había aspirado a ser Emperador de Romanos y como tal fue reconocido incluso por muchos príncipes europeos de su tiempo. Además, la ciudad de Sevilla lo venia esgrimiendo como emblema identitario urbano desde los siglos XVI y XVII; es decir, desde su mayor orto, y globalización. Hoy, en pleno siglo XXI, resulta evidente que el viejo distintivo hispalense del NO8DO ha dejado ser un mero signo pintoresco y romántico; por el contrario, nadie discute ya su proyección internacional como identificación de una ciudad que siempre tuvo vocación de urbe universal.  Pues todos somos lo que fuimos.

Algunos clubes de fútbol vinculados también a ciudades de significativa tradición en competiciones europeas, como AS Roma FC., por ejemplo, no han dudado en abanderar antiguos lemas o signos - SPQR- de su procedencia histórica en sus elásticas deportivas.

 No obstante, la actual normativa estatuaria en vigor hace difícil- si bien no imposible- la inclusión del emblema al pie mismo de los Santos Patronos; sin embargo, parece muy viable la impresión del NO8DO de manera definitiva y para siempre en las prendas deportivas oficiales del club como medias y/o camisetas. La vinculación del NO8DO a la identidad del club más representativo de la historia del fútbol europeo en la ciudad debería ser siempre un motivo de orgullo para todos los sevillistas.  Pues al fin y al cabo desde 1890 Sevilla somos en gran parte nosotros; el Sevilla Fútbol Club, siete veces campeón de Europa.

 

 

miércoles, 27 de diciembre de 2023

EL BALÓN DE PROA; UNA HISTORIA DE NAVIDAD

Por Antonio Ramírez. @voladizogolsur

“Será noticia para muchos que el juego del fútbol tiene un sonoro discurrir en España. Se dice (escribe un periodista de la revista “The Field”) que allá donde los ingleses se establecen, no paran hasta que introducen sus costumbres y juegos nacionales, y los ingleses en España no son una excepción. El fútbol lleva algunos años formando parte de los festejos de Navidad en Sevilla, y el club, bajo la presidencia del genial Vicecónsul Mr. E. F. Johnston, está en un floreciente estado. El sábado 27 de diciembre, el partido con Huelva, que se ha convertido en un acontecimiento anual, tuvo lugar en el hipódromo –en el que se ha obtenido un campo excelente- gracias a la amabilidad de las autoridades. Casi todos los ingleses residentes estaban presentes, y una amable representación de españoles, ansiosos por iniciarse en los misterios del fútbol, el cual, según describen los periódicos locales, es jugado sin palos ni cestas de protección. La concurrencia no tenía derecho a quejarse por la diversión que se les brinda, a pesar de que el rápido juego terminó en empate, sin que ningún bando marcase; y en verdad, lo único censurable fue la actitud de las señoras españolas, más preocupadas de las piernas y el comportamiento de los jugadores que del juego. Las defensas de ambos equipos jugaron bien, y gracias a su buena defensa, el equipo de Huelva se salvó del desastre, mientras que los delanteros Welton y White de Sevilla y Birchall de Huelva estuvieron sobresalientes. En cuanto a Geddes, de Sevilla, merece una mención especial por el dudoso honor de ser peligroso por igual con sus compañeros que con sus enemigos”.

En 1891 nos lo contaban desde Nueva Zelanda e Inglaterra; el fútbol formaba parte de los festejos de Navidad en Sevilla desde hacía algunos años. Los más de mil quinientos extranjeros con los que contaba Sevilla, la mayoría británicos, entre residentes y transeúntes, se aliviaban su comprensible morriña con sus costumbres y tradiciones. No es de extrañar, que al igual que ocurrió en muchos otros lugares, apareciese el foot-ball, y en este caso no el rugby, pues dejaron claro desde un primer momento sus intenciones de jugar bajo la Reglas de la Federación  “under Association Rules”.

Y apareció a la orilla del Guadalquivir, en sus muelles. Unos años antes de 1890 se había construido un magnífico muelle en la margen izquierda, de más de 1400 metros, todo adoquinado, a más de cinco metros de altura, con cuatro grúas fijas y cuatro móviles sobre carriles y otras seis de vapor para descarga de grandes tonelajes. Entre el puente de Triana y el palacio de San Telmo once escalas dobles de servicio daban su apaño a los barcos de pequeño porte, más otras tres escalas para viajeros. Se instalaron también en el nuevo muelle varios tinglados, casetas de aduanas y carabineros, y la Comandancia de Marina y la Capitanía del Puerto en la Torre del Oro. Las zapatas en la banda de Triana seguían con su trajín de vapores y barquillas de pescadores y en el Barranco, un pequeño muelle de madera para atraque de los barcos pesqueros que surtían de género a la lonja del pescado.

Río abajo, en Tablada, se construyó otro muelle para desembarco del ganado y de las mercancías más peligrosas. Desde la estación de Plaza de Armas salía un ramal ferroviario que recorría todo el muelle.

La actividad era frenética y la vida del río lo convertían en la gran avenida vertebradora del comercio y las relaciones humanas en una ciudad que quería recuperar antiguas grandezas.

Sobre el muelle, y para separarlo de los paseos de la orilla, se levantó un muro de sillería con verja de hierro con cuatro entradas en rampa practicables para los carros y dos escaleras junto a la Torre del Oro, y a partir de aquí hacia las Delicias un muro de ladrillo coronado por un asiento corrido de mármol con espaldar de hierro.

En el tramo comprendido entre el puente de Triana y la Plaza de Toros se instalaba cada año la Feria de Navidad. El tramo era conocido como Paseo de la Charanga por un quiosco donde en las mañanas dominicales daban conciertos las bandas militares. Durante la Pascua de Navidad se montaban tenderetes, puestecillos y corralitos donde se vendían pavos, castañas, batatas, peros, nueces, caña dulce, turrones, panderetas, zambombas y por supuesto; juguetes.

Pero volvamos al principio. Decíamos que también venía siendo tradición navideña desde unos años atrás que un grupo de británicos y algunos españoles jugasen partidas de ese novedoso sport llamado foot-ball.  Eran los mismos que en su inmensa mayoría regateaban por las aguas del Río Grande de los andaluces tripulando los esquifes del Sevilla Rowing Club, desde su casa-bote en la orilla de Triana al sur del convento de los Remedios frente al Palacio de los Montpensier. Los que por Navidad pedían permiso en la secretaría de la Sociedad de Carreras de Caballos de Sevilla, en Albareda 51, para usar las instalaciones del hipódromo. Los que llegaban hasta Tablada a bordo de sus botes con una esfera de cuero llena de aire como mascarón de proa, por el río del que partían barcos llenos de naranjas amargas y minerales y por el que llegó, mucho antes, la plata americana y luego, muchos años más tarde, la plata europea conquistada por el Sevilla F.C. en los terrenos de juego para mayor gloria de Sevilla y Andalucía.
Merry Christmas.