La denominación del rival, de forma jocosa, ha sido desde siempre una práctica generalizada de las aficiones rivales. “Culés”, “Colchoneros”, “Pericos”, “Palanganas” etc., son las más conocidas. Curiosamente, desde hace ya algún tiempo y amparándose en las redes sociales algún aficionado a la historia o periodista con gatillo rápido presentan teorías sobre la procedencia “de los apodos” o “motes” de los clubs más importantes, basando estas teorías fake news o mentiras.
Estas teorías a veces son pintorescas, pero otras tienen una carga importante de afirmación peyorativa o despectiva del contrario. Así ocurre en la Sevilla “rancia” a la que históricamente se le ha otorgado un papel fundamental en la distribución de “bulos” y “leyendas urbanas”.
A comienzo del siglo XX la rivalidad del Sevilla Football Club y Sevilla Balompié tenían un par de epítetos peyorativos, claramente reconocibles, Merengues y Pepinos, para definir a los seguidores de los dos clubes. Como es lógico, los Merengues al igual que otras ciudades, por definición vestían de blanco. Por tanto los merengues serían los sevillistas y los pepinos los balompédicos, así quedo recogido por la prensa de la época alrededor del 1915 cuando el cronista del Liberal en referencia a la clasificación de la copa Santo Mauro en Cádiz recogía en prensa que el convite celebrado en la noche del 7 de febrero en el Pasaje del Duque por los jugadores del Sevilla F.C. “el menú fue excelente la animación grandísima y durante el banquete, se hicieron comentarios sobre el partido y chistes muy oportunos y de vez en cuando un “pepinillo” volaba sobre la mesa”.
A comienzo de los años sesenta del pasado siglo, coincidiendo con la aplicación de las primeras medidas liberalizadoras en la economía (plan de Estabilización) comienza un momento de modernización en España, tanto en la economía como en las relaciones sociales, en definitiva, el país empezaba a abrirse a nuevas modas e ideas. En la temporada 59/60 la dirección del Sevilla FC decidió cambiar, de forma tímida la indumentaria de primer equipo, se suprimieron las medias negras o negras con vuelta en blanco, por otras más alegres, medias blancas con vuelta en rojo. En coincidencia, en aquellos años se popularizo unos tipos de palanganas generalmente de chapa, bañadas en color blanco con los bordes en rojo.
Los aficionados béticos encontraron en este objeto la denominación adecuada para llamar a sus rivales,” palanganas”, En similitud con los colores blancos y rojo del Sevilla F.C. popularizándose rápidamente el término, para definir a los sevillistas quedándose el club capitalino, el Real Madrid solo, con la denominación de merengues. No callo muy mal la nueva definición que los rivales daban a los sevillistas al fin y al cabo era un símbolo de limpieza y modernidad (aun hoy, grupos y páginas web escriben con orgullo Palangana Mecánica, Salmón Palangana, Sureños Palanganas etc.). Los palanganas contrarrestaron con otra denominación, quizás menos limpia y empezaron a llamar a los béticos Verdolagas en lugar de pepinos.
La verdolaga es una planta silvestre, que en nuestra tierra está considerada como una “mala hierba”. Fue en estos años cuando ambas denominaciones se popularizaron. Sorprende que en algunos posts o foros se haya querido referir las palanganas con el nacimiento del Betis F.C. cuando en realidad es conocido desde s año 2004 cuando se publicó “Primeros pasos del foot-ball sevillano”, donde claramente se demostraba que la simpática sociedad sevillana era una escisión del Balompié, sin que el Sevilla FC tuviera nada que ver en el nacimiento de los béticos.
Otras cosas son las leyendas urbanas.
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