Por Juan Luis Franco, @CornelioSFC
Vaya por delante que gran parte de los acontecimientos, escenarios o cualquier otra circunstancia que este grupo ha «descubierto» seguro que habría alguien que ya lo conocía. El valor de nuestras investigaciones es que ese hito no aparecía de esa forma en las historias oficiales o era desconocido por la gran mayoría de los sevillistas, entre los que nos encontrábamos antes gritar «¡EUREKA!».
A este grupo de sevillistas una de las cosas que más le gusta son
las fotografías viejas. Tardes enteras cruzando correos, «fíjate en el detalle
de arriba a la derecha, ¿no es eso…?», lo del ángulo superior derecho queda
para sesudas exposiciones, nosotros no hablamos así. Acaloradas discusiones,
ubicando una fachada que ya no existe, o localizando… bueno, eso lo contaremos
otro día.
A lo que vamos que nos perdemos. Hoy vamos
a contar el descubrimiento de un «nuevo» antiguo campo de juego del Sevilla
Football Club. Era un campo del que solo conocíamos su existencia por
viejas narraciones y gracias a una antigua fotografía pudimos ubicarlo.
Como les decía, cualquier libro que toque la historia del final
del XIX y principios del XX es susceptible de llamar nuestra atención para «a
ver qué cae», sabrosísimas historias han salido de ahí, eso lo contaremos otro
día.
Para encontrar datos sobre la
historia del Sevilla no podemos dedicarnos a leer publicaciones sobre la
historia del Sevilla, ya que ahí ya está todo contado, pero nunca dimos por
sentadas todas esas historias, nos hemos dedicado a repasar muchas de esas páginas, con grandes sorpresas, entre ellas la datación del escudo
del que, básicamente, permanece inalterado desde hace más de un siglo, eso lo
contaremos otro día.
Esta vez el libro en cuestión era «Andalucía en blanco y negro»,
un trabajo de Eduardo Pereiras y José M. Hurtado editado por Espasa en 1999 y
en el que aparecerían, como su nombre indica imágenes andaluzas de la época del
blanco y negro, la que nos gusta.
¡Y allí estaba!
Una imagen que llevaba el siguiente pie de foto: «Partido de
fútbol en el Recreativo de Huelva y el Sevilla en el campo de la
Botella.1910.».
Sorpresa y desconcierto inicial. Para todos era desconocido el
nombre del «campo de la Botella». El conocido quiosco de «La Botella» toma su
nombre de una que había en la Exposición del 29, así que esa no podía ser.
Releemos con detalle el artículo y solo nos habla de los
fotógrafos y sus dedicaciones. Al campo y a los contendientes, solo le dedica
el pie de foto. De nuevo el Recreativo de Huelva poniéndonos por delante piezas
de nuestra historia. ¿Pudo ese campo ser de Huelva? De la vecina localidad
onubense conocemos el Velódromo y la Fábrica de Gas, así que de allí tampoco
nos suena la Botella. Google tampoco tenía noticias de ese campo.
Pero la imagen está ahí, tiene fuerza propia y el caserío nos resultaba
familiar, Recreativo y Sevilla disputando un partido en un campo que hay que
identificar y ubicar. Había localizar el escenario. Pensamos, no podía ser de
otra forma, era en los alrededores del Prado de San Sebastián, zona de
esparcimiento de aquella Sevilla de principios de siglo, que en aquellos años
ocupaba, aproximadamente, desde la antigua estación de ferrocarril (hoy Mercado
Puerta de la Carne) hasta lo que hoy estación de San Bernardo, prolongándose
hasta la Huerta Mariana (hoy Plaza de América) por el sur y la Fábrica de
Tabacos (hoy Rectorado) por el norte. ¡Cómo cambia Sevilla cada generación! No
ha habido generación que le haya dejado a sus hijos una ciudad igual que la que
le tocó vivir en sus años mozos. Volvamos a lo que estamos.
En la imagen una chimenea, buena pista, y un edificio muy
particular que tendría que ser decisivo. Contamos las ventanas, 24.
Tiramos de tecnología, con unas sospechas razonables, y tras fijar
unos objetivos, le dimos a Google Maps las instrucciones precisas para
que buscara la calle Fomento, perdón que eso era a principios de siglo, mejor
la avenida de la Borbolla.
Localizamos un edificio con esas características, y otro algo
retranqueado, formando como un rincón con el anterior. Nuestra memoria y el
paseo virtual nos estaban confirmando la ubicación, no obstante, no dimos por
cerrado el caso hasta personarnos físicamente en el espacio, y fotografiarlo.
No hay dudas que hemos localizado el sitio correcto. Estamos
delante del Cuartel de Ingenieros.
Solo faltaba orientarlo y situarlo en el plano, trazamos
proyecciones de líneas (hoy VAR), habíamos colocado una nueva pieza del
“urbanismo” sevillista que andaba descolocada o duplicada.
En la «Historia del Sevilla Club de Fútbol», de Arturo Otero, escrita en 1941, se nos cuenta:
Continuaban los entrenamientos en aquel rincón del Prado, junto
a la antigua tapia del Parque, hasta que un buen día se pensó en que había un
“campo” mejor en el otro lado del Prado, frente al cuartel de Ingenieros, en el
lugar que hoy ocupa la plaza de España, y allí fueron trasladadas todas las
“instalaciones deportivas”, que, cual se supondrá, consistían `por junto en un
balón que se guardaba en el quiosco más próximo.
La imagen, sin ninguna duda, se corresponde con ese campo, solo
quedaba proyectarla en la zona a vista de paloma de la Plaza de América.
Dibujamos un campo de 100 x 60 metros y lo trasladamos que acuerdo con la
ubicación obtenida con nuestro VAR particular.
Solo nos queda saber el nombre. Si atendemos a los de la época
suponemos que lo llamarían «el de Ingenieros», ya que el Prado era bastante
grande y ofrecía distintas posibilidades.
Si nos fijamos en cómo pasó a la memoria, tendremos que decir «el
de la Plaza de España», ya que parte de esta se construyó en el solar que sirvió
de campo al Sevilla Football Club, de hecho, así es como se recuerda en el
mosaico de nuestro estadio.
Otra tesela del mosaico de nuestra Historia colocada en su sitio.
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