lunes, 30 de octubre de 2023

El NO8DO, LOS SANTOS PATRONOS Y EL ESCUDO DEL SEVILLA FÚTBOL CLUB DE 1921


                                            Equipo del Sevilla Fútbol Club de principios del siglo XX (Área de Historia del SFC)

Por Manuel García Fernández
Catedrático de Historia de la Universidad de Sevilla

Es sabido por todos los sevillistas, la génesis del escudo del Sevilla FC de 1921. El que hoy conocemos y admiramos, con ligeras variaciones de Santiago del Campo de 1982 que modificaron en el mural de azulejos del Sánchez Pizjuán el color rojo original por el negro de su anagrama SFC, está basado en el que fuera diseñado por Pablo Rodríguez Blanco y estrenado el 16 de octubre de 1921. La fecha es significativa, como veremos, para entender el contexto sevillano de la época.  

                El broquel actual tiene forma de escudo suizo, con los colores - blanco y rojo- propios del club, posiblemente ya desde su fundación el 25 de enero de 1890. Unos colores que son los de la ciudad de Sevilla en rasgos definitorios evidentes.  En efecto, en la página Web del club - gracias a los trabajos de los miembros de su Área de Historia- se refiere que sus contenidos y competencias básicas están inspiradas en el escudo de la ciudad de Sevilla, del que toma la imagen de sus santos patronos y benefactores; el rey San Fernando III de Castilla y León, así como los arzobispos hispalenses San Isidoro y San Leandro. Asimismo, se reproduce el anagrama del escudo originario del club de principios del siglo XX - tal vez ya desde 1905- de Juan Lafita a petición de su hermano José directivo de la corporación entonces.

                Desde el punto de vista heráldico, se trata de un escudo suizo, medio partido y cortado en tres cuartos. En el primero, de plata, aparecen los santos patronos, sentados, al modo del escudo de la ciudad. En el segundo, de plata también, se colocan las letras “S”, “F” y “C” de sable entrelazadas.  En el tercero, de plata, se dispone cinco barras de gules. En comble general angrelado de dos piezas de gules, una por cada cuartel. En abismo, sobre el todo dorado, un balón de fútbol antiguo al natural.

                La explicación de la génesis del emblema de club y de su escudo ya fue densamente tratada, e incluso comentada, entre otros medios, por el blogspot «Voladizo del Gol Sur» de 8 de abril de 2010; y las idoneidades de los santos patronos del escudo y otros aspectos heráldicos por "Cornelio" en el blogspot «Ayer y Hoy Sevillista» de 20 de noviembre de 2009. En este sentido estos trabajos resultan excelentes y de gran utilidad para los sevillistas; y se puede consultar online con relativa facilidad.

                Sin embargo, una revisión heurística de la época y sus circunstancias, los años veinte del siglo pasado en la ciudad de Sevilla, y de la práctica del fútbol de entonces, desde el punto de vista de la historia, sin presentismos vacuos de contenidos deportivos más modernos y actuales, nos plantea algunos interrogantes sobre la verdadera exégesis del escudo del Sevilla Fútbol Club y su emblema definitorio. En efecto, la divisa de los hermanos Lafita (Juan y José) como primer escudo del que tenemos constancia no plantea contrariedades. Eran muchos los equipos de foot-ball de principios del siglo XX que ya tenían incorporados leyendas nominativas e identificativas muy similares a la del Sevilla Fútbol Club en sus escudos heráldicos, entre ellos y desde 1902 y 1908 el mismo Real Madrid. El propio autor lo describe: «Era redondo: un círculo especie de balón, en cuyo centro aparece entrelazado en rojo el anagrama del Sevilla C. F». En la actualidad queda recogido como emblema del club en el artículo 38 de los Estatutos Sociales.

                Y lo más importante, utilizado en la equipación de los jugadores del Sevilla Fútbol Club de la época, Pablo Rodríguez Blanco lo incorpora claramente y desde siempre al proyecto del escudo de 1921.  ¿Tuvo algo que ver en todo ello la amistad y el reconocimiento de Rodríguez Blanco por la familia Lafita?, Entiendo que si, sobre todo con José, pues ambos eran o habían sido empleados de la Compañía Abastecedora de Aguas de Sevilla (Seville Water Work Company) y había trabajado también en otros proyectos profesionales familiares, además José Lafita fue en 1921 directivo del Sevilla Fútbol Club.  Rodríguez Blanco de esta forma continuaba la tradición histórica y heráldica del club al menos desde 1908.

                Pero la elección del "cuarto derecho de los santos" por Pablo Rodríguez plantea algunos interrogantes. Su actividad profesional es bien conocida gracias a la magnífica labor del Área de Historia del SFC y de Pedro José Sánchez Gómez, entre otros, en un espléndido artículo editado en Diario de Sevilla el 27 de julio de 2017, titulado «Pablo Rodríguez Blanco: un corazón hecho escudo». Para la sociedad sport de los años veinte del siglo pasado, los santos patronos que integraban desde siglos el vetusto escudo de la ciudad de Sevilla se presentaban ahora como modelos o espejos cívicos para la juventud sevillana regeneracionista de la época; San Fernando por su bizarría moral y militar; San Leandro por sus virtudes espirituales, fiel reflejo de la Iglesia de Sevilla; y San Isidoro por sus valores científicos y de discernimiento universal. Patria, religión y conocimiento en unos momentos históricos muy delicados tras el desastre de Annual (verano de 1921) para la emulación de las glorias locales. La exaltación de los santos patronos en el escudo hispalense se incrementa además al celebrarse también en toda España el VII centenario del nacimiento de Alfonso X, el Sabio (23 de noviembre de 1221) tan vinculado a la ciudad de Sevilla, en cuya catedral se mando enterrar. Toda la prensa local - Noticiero Sevillano, El Liberal, La Unión, El Correo de Andalucía, etc.- abunda en las noticias relativas a tan importante acontecimiento urbano ya desde la primavera de 1921. 

    Rodríguez Blanco que posiblemente quería -como buen sevillano y sevillista- apuntalar aun más la relación del Sevilla Club de Fútbol con su ciudad, le resultaría evidente que debía colocar en el proyecto de nuevo broquel, junto al emblema SFC de sus amigos José y Juan Lafita, el escudo mismo de la ciudad.  Pero en este contexto, era sabido también que desde siempre el emblema y símbolo de la ciudad de Sevilla, no era tanto el de los santos patronos sino el célebre NO8DO, donación del mismo Rey Sabio como distintivo local a la fidelidad de la ciudad de Sevilla y de los sevillanos.  Además, bien sabia Rodríguez Blanco y José Lafita, por su profesión, que los colores del escudo proyectado para el Sevilla Fútbol Club en 1921 gozaban de determinados significados heráldicos apreciables por todos los sevillanos entendidos en la heráldica del escudo de la ciudad. Con absoluta sevillanía Pablo Rodríguez los trasladaría al de su querido club; las seis barras o columnas blancas simbolizan la pureza, pero también en el ámbito deportivo la integridad y la firmeza. Por su parte, las cinco rojas simbolizan la fortaleza y la victoria final, aun con sufrimiento. Once barras con honores para once jugadores en blanco y rojo. Mas tarde los perfiles dorados que hoy enmarcan el escudo de Santiago del Campo desde 1982 identifican la nobleza de un club histórico de España y primero de Andalucía.

                Ahora bien, regresando a los años veinte del siglo XX ¿pensó alguna vez Pablo Rodríguez Blanco introducir el NO8DO en el nuevo escudo del Sevilla Fútbol Club? Pues generalmente casi todas las heráldicas hispalenses de la época incluyen el símbolo alfonsí -auténtico anagrama de prestigio municipal- entre los santos patronos. Además, el NO8DO sevillano como emblema distintivo y sobre todo deportivo era ya frecuentemente utilizado por la llamada "Selección de Foot-ball de la Federación Regional Sur” con claridad, según fotos de la época, entre los años 1921-1923.  Incluso, más aun, desde 1915-1916 fecha de la fundación de la que mas tarde seria la Federación Andaluza de Fútbol, esta corporación deportiva regional ya asumía como escudo propio, identitario y oficial al menos hasta 1932 el los santos patronos sevillanos, pero sin el NO8DO, que era su distintivo   deportivo.

                Hay que tener en cuenta que la célebre Asamblea Regionalista de Andalucía de los días 13 y 14 de enero de 1918 en Ronda donde se fijaron la bandera blanca y verde y lo símbolos andaluces sólo era, por ahora, una anécdota política ajena por completo al escenario deportivo de la Federación Regional Sur y de muchos de los equipos andaluces de Foot-ball.     

                En este mismo contexto sevillano de exaltación patriótica, también en el otoño de 1921, en el Palacio de San Telmo, el que sería en 1923 presidente del Sevilla Fútbol Club y alcalde accidental del Ayuntamiento de la ciudad, don Manuel Blanco Garzón levantaría un hospital de sangre para aliviar a los heridos en el desastre de la batalla hispano marroquí de Annual ¿Fue Blasco Garzón, sevillano, buen conocedor de la historia de la ciudad y muy sevillista, el que consolidaría a partir 1923 el escudo del club diseñado por Rodríguez Blanco en 1921 con tantas referencias a la ciudad de Sevilla que ya usaban los jugadores del club como distintivo en los diferentes partidos?  Algo tuvo que ver en el asunto, desde luego. Como sin duda lo tuvo también en los aspectos más formales previos del escudo primitivo la relativa privanza del presidente del club de origen catalán Jordí Graells Miró, con familiares en la dirección del Barcelona Fútbol Club.

                 El presidente don Manuel Blasco Garzón sería en todas las facetas del club, en la económica al establecer un considerable cuerpo social y en la deportiva fichando a varios jugadores de entidad y ganando dos Copas de Andalucía, un presidente culto y ejemplar. Incorporó a su directiva a don Ramón Sánchez Pizjuán.

                Resulta claro que sí Pablo Rodríguez Blanco pensó introducir el NO8DO como signo deportivo sevillano - o incluso regional- y no sólo sevillista en el proyecto de su escudo de 1921 para el Sevilla Fútbol Club, tanta simbología, a modo de complejo anagrama, chocaría sin duda con el antiguo emblema de sus amigos Lafita de 1908.  

                En cualquier caso, las referencias a la ciudad de Sevilla en el ámbito deportivo del foot-ball no sólo se encuentran en el escudo de 1921. Ya hemos señalado la rueda heráldica de la Federación Regional Sur que en teoría integraba a todas las provincias andaluzas donde el fútbol se practicaba de manera oficial por diversos clubes registrados y legalmente constituidos. Por último, hemos tenido recientemente constancia documental- que siempre agradeceremos- de la fotografía de un «equipo del Sevilla FC, representante de la selección andaluza» que el 14 de enero de 1922 se enfrentó en Sevilla (Reina Victoria) a la selección regional gallega, perdiendo 1-4.  Los jugadores, en su mayor parte sevillistas, llevan como escudo en su pecho el NO8DO de la ciudad de Sevilla, si bien representan a la selección de foot-ball de la Federación Regional Sur.  Esta curiosa singularidad se constata en otras fotos cedidas al respecto por miembros del Área de Historia del Sevilla Fútbol Club para el año 1925.

                  Así pues, en los años veinte del siglo pasado, cuando se gestó el escudo actual del Sevilla Fútbol Club en 1921, la ciudad de Sevilla en su conjunto era ya una referencia deportiva de nuevo sport foot-ball en Andalucía y en España.  No resultaría nada entraño en la época, de efervescentes elogios patrios municipales, que un club tan histórico, fundado en 1890 y registrado en 1905, quisiera como otras muchas instituciones deportivas locales y también regionales, identificarse con la heráldica, la simbología y el anagrama de la ciudad de Sevilla, cabecera de nuevo sport en Andalucía. Bien lo sabían Pablo Rodríguez Blanco, José y Juan Lafita e incluso Manuel Blasco Garzón. Identificación sevillana, en gran parte sevillista, que, con sus luces y sus sombras, ha llegado desde entonces a nuestros días sin modificaciones importantes.  Pues desde comienzos del siglo XX el actual Sevilla Fútbol Club, como se evidencia por el nombre, los colores y el escudo, sería con diferencia el sport de foot-ball más reconocido e identificado no solo de la ciudad de Sevilla e incluso también de la Federación Regional Sur por el número de los jugadores sevillistas que integraban su pretendida selección. Así se señala con detalle una vez mas en el excelente blogspot «Voladizo de Gol Sur» de 14 febrero de 2009, titulado «Sevilla F. C.; el equipo de Andalucía» con referencias documentadas al equipo de la Federación Regional Sur (sic. fundamentalmente jugadores de Sevilla Fútbol Club) que se enfrentó en el Campo de la Avenida Reina Victoria el 25 de enero de 1925 a la de Budapest (sic. de Hungría), portando el NO8DO y los colores blanco y azul o rojo.

                        Equipo de la Selección de la Federación Regional Sur 25 de enero de 1925 (Área de Historia del SFC)


lunes, 23 de octubre de 2023

CRÓNICA DE UN ALUMBRAMIENTO

 


Amanecía un nuevo día lentamente, desembarazándose de forma casi imperceptible de su envolvente noche tornando la prolongada tiniebla en difusa claridad que no apuntaba a convertirse en certera nitidez.

Nada nuevo que trastocase aparentemente el orden natural establecido.

Marcaba el calendario un 10 de diciembre del año 2011. Sábado.

Ciertamente el día se revelaba como nuboso, con brumas matinales y pronunciados bancos de niebla que nos retrotraía a aquellas jornadas vividas en Escocia allá por mayo de 2007.

Recordaba esa mañana mientras pasaba de Triana a Sevilla por un enclave mítico, aquel puente desde el que algunos Zulús apedreaban los esquifes tripulados por “ rowingueros” de la talla de Johnston, Welton y compañía, muchos años atrás, en un día típicamente británico que impedía divisar el cercano muelle de atraque de los vapores de la MacAndrews.

Todo esto ocurría mientras se dirigían nuestros pasos a la recién creada Área de Historia del SFC para compartir, en equipo, algunas horas de estudio e investigación en esa mañana sabatina.

Poco a poco fueron apareciendo algunos de los componentes de esa maravillosa célula que, un presidente visionario y amante de la Historia del Sevilla, tuvo a bien dotar al Club bajo la genérica denominación de Área un 12 de octubre de este mismo año, apenas dos meses atrás.

El día anterior había recibido el grupo un aviso, a modo de “alerta roja”, sobre una pista que podría conducir al hallazgo del “Santo Grial” de la historia sevillista que se venía buscando desde varios años atrás y cuyo cerco se estaba consiguiendo estrechar geográfica y temporalmente hablando, gracias a las sucesivas pruebas irrefutables encontradas a través de un riguroso y científico procedimiento tal como la disciplina historiográfica requiere.

En esta ocasión se trató de un habitual colaborador, corresponsal del Reino Unido, que en aquellas fechas aún no poseía las credenciales de Vicecónsul.

Una vez facilitadas las coordenadas exactas y con la financiación facilitada por parte del encargado de administrar tanta locura, asentada  ahora en las mismísimas entrañas del Ramón Sánchez-Pizjuán, se puso al mando de la operación, manos a las teclas, una de las personas más lúcidas y brillantes dentro del Sevillismo, que con la maestría y paciencia necesaria requerida por un parto de esta naturaleza, fue arrancando, extrayendo, desgranando palabra por palabra, letra a letra, la mayor Verdad revelada en toda la Historia del Sevilla Fútbol Club.

Asistían impávidos al acontecimiento otros dos miembros del grupo, uno de ellos, enorme investigador, que algún que otro compañero recuerda porque en unos segundos y con la simple apertura de una puerta, le ofreció una visión que nunca ya olvidaría. ¡Cuentan que vio la Grandeza!

El otro era un recién llegado al grupo, poco más de un mes compartiendo este hervidero de conocimiento, aunque llevaba años dedicado al estudio.

¡Aquí no te mete nadie, entras tú sólo! Le decían los demás.

El neonato iba saliendo y unas veces balbuceaba, otras farfullaba pero siempre con vocablos anglosajones que el Jefe de operaciones iba poniendo en orden, junto a los asistentes.

Al cabo de media hora aproximadamente, el bebé estaba fuera con una partida de nacimiento inequívoca y ajustada a la legalidad como todas las criaturas debieran traer bajo el brazo y enseñar cuando vienen a este mundo.

No había lugar a dudas. Era la prueba definitiva.

El acta fundacional del Sevilla Fútbol Club.

Los asistentes al alumbramiento desde el minuto uno y con los nervios propios de un momento tan esperado y trabajado, comenzaron con la traducción e interpretación del texto emanado de una fuente primaria y directa, tomándose las necesarias notas y apuntes correspondientes.                           

Para que la fiesta fuera completa, se personaban en el lugar de manera absolutamente casual para completar el cuadro, ejerciendo en este caso, como testigos ocasionales del evento y a modo de fedatarios del mismo, un conocido periodista clave en determinados momentos de la historia del Club y una afamada colaboradora de la radio y televisión del SFC.

¡Este y no otro fue el momento elegido!

El año que partió Agustín Rodríguez no nos iba a abandonar sin ofrecernos el fruto que nuestro admirable amigo tan delicadamente había sembrado.

Este fue el alumbramiento

10 de diciembre de 2011

A partir de este recordado instante, la Historia Sevillista continuaría escribiéndose sobre una base sólida, certera y justa. Sin olvidar a nadie.

 

 

viernes, 20 de octubre de 2023

LOS NIÑOS FOOTBALLISTAS

 


Por José Melero, @JMelero1

El fútbol o football association, que es oficialmente su verdadero nombre, pasó por diferentes fases al llegar a nuestro país a finales del siglo XIX y principios del XX. En un principio la sociedad le mostró un total rechazo, por lo que les chocaba el contemplar a unos jovenzuelos como practicaban tal extravagante juego al aire libre, correteando en calzones blancos tras un balón. Todo un escándalo para la época, créanme.

Lentamente, se pasó del rechazo a una cierta aceptación, y con la creación de nuevos clubes los partidos eran presenciados por decenas de aficionados, que empezaron a identificarse con los equipos y a verse representados por los mismos.

A principios de 1915 sucede algo que iba a suponer un antes y un después en el fútbol andaluz. La creación de la Federación Regional Sur de Clubs de Football, (llamada en un principio Federación Novena de Clubs del Sur) y el consiguiente Campeonato Regional de Andalucía, harían posible una aceleración en el desarrollo e implantación del football en nuestra tierra, pasando de una competición local a una competitividad de ámbito regional, que promovía que los simpatizantes del nuevo entretenimiento vieran a algunos clubes como representantes de su ciudad. Serían los hijos de la burguesía andaluza, los cuales muchos de ellos habían cursado sus estudios en el extranjero (principalmente Inglaterra) y habían practicado allí el nuevo "sport", los que se organizarían y crearían un asociacionismo deportivo que iba paralelo a la modernización social de las ciudades y que iba a hacer crecer nuestro football ostensiblemente. Así pues, a los Francisco J. Alba, Herbert R. Jones, Miguel Aramburu, Salvador López... y muchos otros, hay que agradecerles que el football tomara definitivamente carta de naturaleza en nuestra región.

En los primeros días de 1916 y celebrándose precisamente el primer campeonato regional en Sevilla, un periódico local publicaba una carta de un enemigo declarado del football, que se quejaba al alcalde sevillano de lo molesto de los “niños footballistas”. Decía así:

"Excmo.señor.- Supongo habrá leído en uno de los periódicos de la localidad, la protesta contra los desmanes que a todas horas cometen una turba de ... niños que con gritos y alaridos salvajes se solazan dando patadas a los más variados objetos. Ya son pelotas de goma (las menos) de papel, de trapo, piedras, botas viejas, y todo objeto que con furia loca se lanzan unos a otros con notorio peligro del pacífico transeúnte. 

Dichas turbas, en números inconcebible, están a todas horas y en todas las calles. Aparte del peligro para el transeúnte, sus alaridos salvajes molestan hasta a los sordos. ¿Quién no los ha oído? ¡Go, go, go! (sic) Esa es la exclamación que a gritos desaforados sale de sus gargantas. 

Aparte esas dos causas que bastarían por sí solas para considerar indispensable la absoluta prohibición de esos... juegos, el buen nombre y la cultura de esta capital están reclamando a voces la represión de tales desmanes. 

No hace mucho tiempo se veía a la chiquillería jugar a las bolas, al trompo, al toro. Ahora ha hecho su aparición el reinado de las coces, y coces van y coces vienen. No hay más. 

No cejaré hasta conseguir limpiar las calles y las plazas de la espantosa plaga, que ha llegado a los límites o mejor dicho ha sobrepasado lo justo y no puede consentirse ni una hora más.

Señor alcalde, ¿conseguiremos librarnos de los ... niños footballistas?

Es lo que desea Sevilla, no lo dude el primero su s.s.q.b.s.m.

J.L.M. "

Aunque todavía quedaría lejos el que este nuevo juego desbancara en popularidad a los toros y los partidarios de Joselito y Belmonte, seguían siendo mayoría, en los cafés y casinos de la ciudad se hablaba con verdadero entusiasmo de los Lecompte, Paco Diaz, Jones, Tornero, Ramos Asensio, Puig, Barzanallana, Carmelo Navarro, Artola, Spencer... Eran los nuevos “ídolos” de los partidarios de este nuevo “sport” importado de Inglaterra y que sin lugar a dudas provocaba en ellos una exaltación que superaba en mucho a la que producía la ya llamada en esa época "fiesta nacional".

Se discutía ya sobre el tecnicismo del football y de su reglamento y todo ello con nuevas palabras como “corner”,”penalty”,”faut”,”off-side” y otros anglicismos que se estaban haciendo comunes en el argot popular de los sevillanos.

Y, efectivamente, en la Plaza Nueva, en la Alameda de Hércules, en la Puerta de Jerez y en muchas calles y plazas sevillanas, la chiquillería ya no jugaba al trompo, a las bolas, ni a los toros, sino que ahora estaba de moda el correr y dar patadas a una pelota de trapo al grito de gol, gol,gol...

El football en definitiva iba arraigando en las costumbres de la ciudad y se iba insertando en el tejido urbano de la misma. Y muchos, muchos años después, se llegaría a convertir en el mayor espectáculo del mundo, aunque eso era algo que el remitente de esta carta enviada al alcalde de Sevilla, no alcanzaría ni de lejos a aventurar.

Nota: La viñeta que acompaña este escrito fue la primera que sobre futbol dibujó el pintor e ilustrador coriano Andrés Martínez de León en un periódico sevillano, concretamente en el periódico "El Noticiero Sevillano", en 1921, y que fue descubierta por el autor del texto hace más de diecisiete años.

 

miércoles, 18 de octubre de 2023

UNA MAQUETA ESPECTACULAR


Por Carlos Romero, @CarlosRomeroSFC

Estos días, el Museo del Sevilla FC ha recepcionado una maqueta del estadio Ramón Sánchez-Pizjuán verdaderamente magnífica y espectacular, realizada por un aficionado que es abonado sevillista y que podéis ir a visitarla para disfrutar de ella.

Esta maqueta corresponde al último de los estadios que ha tenido el club blanquirrojo a lo largo de su historia presente en el museo del club. Así, podemos ver las de Tablada, Mercantil, Reina Victoria, Nervión y el actual estadio, completado con una multimedia donde pueden consultarse todos los datos de todos los campos hasta el último detalle.

No es el caso, pero realizar una maqueta de un recinto antiguo no es nada fácil, requiere de una un estudio muy complejo, porque la información gráfica es muy escasa y habitualmente no existe una fotografía del estadio completo, sólo partes de él y siempre centrado en los jugadores.

Y aquí es donde entra la investigación histórica a la hora de saber cómo eran los estadios en los que nuestros ancestros jugaban. Localizar la ubicación exacta, su morfología, las gradas, sus distintas estancias a partir de los testimonios que se van recabando en la prensa antigua y de personas que tienen recuerdos de los mismos, requiere de un trabajo enorme por parte del grupo de historiadores que compone el Área de Historia del Sevilla FC.

Esto ha permitido que el sevillista sepa con precisión casi milimétrica cómo eran esos estadios, de hecho, un campo como el de Nervión es reconocido por nuestros mayores, que se asombran al recordar aquel estadio que dejó de existir en los años 50 y disfrutan como niños buscando el lugar desde el que veían el fútbol, las puertas por las que entraban, la caseta desde la que salían los jugadores y muchos detalles de los que se olvidaron y recordaron al verla. La acción didáctica y pedagógica que profundiza en los valores del Sevillismo es también tarea del Área de Historia.

Son muchas investigaciones las que ha llevado a cabo este grupo único en el fútbol español, entre otras, el descubrimiento de la verdadera fecha fundacional, (ocho años de trabajo la alumbran), la investigación a fondo sobre los símbolos sevillistas, en torno a 10 publicaciones históricas importantes, entre otras muchas acciones, sin contar con la puesta en marcha del Museo del Sevilla FC, distintas exposiciones, etc.

Mientras en otros clubes se limitan a ser simples compiladores, o directores de museo, se asombran de la capacidad que este club tiene para poner en pie su historia y son varios ya los que se han puesto en contacto con el club para poder poner en marcha una experiencia de este tipo, porque, seamos claros, la historia es una parte muy importante de la marca, clubes como el Liverpool, Manchester United, Benfica, Bayern, Boca, River, Porto, entre otros muchos, saben que vender su club es vender su historia, que es lo que hace que tengan tantos seguidores y si algo tiene a raudales el Sevilla FC es historia, épica y de la buena, muy antigua además.

Pero iremos un poco más allá, todos los aficionados tienen motivos históricos para ser del Sevilla FC, la historia no sólo consigue aficionados alrededor del mundo, sino que fideliza a los que tiene, si el club desapareciese, lo único que quedaría sería su historia y su gloria.

Lo importante es que entre el balón, nadie duda de ello, pero casi 134 años de vida merecen una atención, es necesario saber de dónde venimos para proyectarnos hacia el futuro.

 

 


lunes, 16 de octubre de 2023

EL FUTBOLISMO SEVILLANO

 

Por Antonio Ramírez, @voladizogolsur 

El siguiente artículo apareció en la revista argentina Caras y Caretas el 2 de mayo de 1925. Lo firma el insigne periodista y literato andaluz José Muñoz San Román, nacido en Camas (Sevilla) el 10 de diciembre de 1876 y fallecido el 28 de enero de 1954 en Sevilla que en 1919 lo declara Hijo Adoptivo y, en 1944, Predilecto. 

-----oOo-----

¿Quién diría, si no lo hubiesen aseverado los hechos y el tiempo, que en Sevilla habría de culminar de manera tan extraordinaria la afición y el entusiasmo por el deporte futbolístico? Todo el mundo sabe que es Sevilla la cuna del toreo, que en ella nacieron los famosos lidiadores Cúchares y Pepe-Hillo, Manuel Domínguez y el Tato, en los tiempos viejos, y, en los más próximos, Cara-ancha, el Gordo, los hermanos Bomba, los Gallos y Belmonte, entre un centenar, y que al propio tiempo se desarrollaron ganaderías de reses de lidia tan renombradas como las de Murube, Saltillo, Moreno Santamaría y Mihura, pongamos, por ejemplo. Y todo el mundo, en vista de estas especiales circunstancias y del entusiasmo, rayano muchas veces en delirio, que manifestaban el público, no sólo en la plaza sino en las conversaciones de los casinos, cafés, y durante las mismas tareas del trabajo, con relación a las corridas de toros, se negaba a creer que en nuestro solar pudiera arraigar la afición por otros ejercicios y espectáculos que no fueran los de tauromaquia.

Los hechos, como dijimos al principio, han venido a desvanecer esta creencia, y a acreditar que nuestro pueblo es uno de los que más atención han prestado al fútbol, no sólo prodigando los equipos y las organizaciones sociales con él relacionadas, sino que han llegado a crear una manera y un estilo propios, que aplaude y admira toda España.

Hay en Sevilla constituidas unas veinticinco sociedades futbolísticas, integrantes de la Federación Sur, y formados equipos en un número tan extraordinario como pudieran contarse por barrios, parroquias y hasta por calles.

Así se denominan, aparte del Sevilla F.C. y el Balompié F.C. –los dos más importantes de los federados-, el Triana F.C., Alfarería, Pumarejos, Baratillo, Macarena y muchos más, nombres de barrios típicos. Y no tengamos que agregar que cada plazuela y cada encrucijada de calles es un campo de juegos improvisado, donde la chavalería se entrena en el entretenido deporte, al propio tiempo que hace repetidos “gols” en las pobres narices de los transeúntes. A tal punto ha llegado la afición, que los muchachos ni en el sueño paran su actividad recordando el juego que les tiene el seso absorbido. Pero, lo más interesante es la característica que los equipos sevillanos han sabido imprimir a sus juegos, destacándose de todos los demás del país.

El jugador sevillano tiene un sentido helénico del fútbol. Cuida, sobre todo, de la forma, de la elegancia, considerando este deporte como un verdadero arte. Por eso abomina y huye, en todos los casos, de la brutalidad. El futbolista sevillano no se limita a practicar la jugada, sino que procura, por todos los medios a su alcance, que le resulte artística. Además, se distingue por la rapidez, la agilidad y la pronta concepción de la jugada.

Y como en otros lugares de España predomina el juego violento, creíase que el sevillano nunca pasaría de ser una cosa preciosista, pero sin eficacia. Mas, esto ha sido un error, puesto que todos los equipos españoles han llegado a ser vencidos por el Sevilla F.C., no sólo en partidos amistosos sino en otros de campeonato. Este equipo tiene jugadores notabilísimos conocidos en todo el mundo deportivo. Ellos se nombran Kinké, Rey, Spencer, Herminio, Sedeño y sobre todo, Ocaña, el prototipo del jugador sevillano y el mejor medio centro de España.

El Sevilla F.C. ha tenido triunfos muy resonantes. El año 1918 venció al Madrid F.C. , campeón de España, y el 21 al Athletic, de Bilbao, también campeón del país. En 1923 tomó parte en un torneo internacional con los equipos campeones de Italia, de Bélgica y el Real Sociedad de San Sebastián, obteniendo en el éxito el segundo lugar, a pesar de corresponderle el primero.

Y en estos días ha resultado empatado a cero con el Nacional de Hungría. El campo del Sevilla F.C., sobre todo, se ve rebosante de público en los días de jugada, llenándose de espectadores hasta los árboles próximos.

Y ni los toreros miran con malos ojos este extraordinario auge del fútbol en Sevilla, antes, por el contrario, no sólo se confunden entre los espectadores interesándose vivamente por las jugadas, sino que van a ejercitarse en el campo en los días y horas en que no les frecuenta el público.

Y con esto hemos dicho la última y más significativa palabra del desarrollo y afición que ha llegado a alcanzar el deporte futbolístico en Sevilla.

miércoles, 11 de octubre de 2023

¿Y ESTE QUÉ CAMPO ES?

 

Por Juan Luis Franco, @CornelioSFC 

Vaya por delante que gran parte de los acontecimientos, escenarios o cualquier otra circunstancia que este grupo ha «descubierto» seguro que habría alguien que ya lo conocía. El valor de nuestras investigaciones es que ese hito no aparecía de esa forma en las historias oficiales o era desconocido por la gran mayoría de los sevillistas, entre los que nos encontrábamos antes gritar «¡EUREKA!».

A este grupo de sevillistas una de las cosas que más le gusta son las fotografías viejas. Tardes enteras cruzando correos, «fíjate en el detalle de arriba a la derecha, ¿no es eso…?», lo del ángulo superior derecho queda para sesudas exposiciones, nosotros no hablamos así. Acaloradas discusiones, ubicando una fachada que ya no existe, o localizando… bueno, eso lo contaremos otro día.

A lo que vamos que nos perdemos. Hoy vamos a contar el descubrimiento de un «nuevo» antiguo campo de juego del Sevilla Football Club. Era un campo del que solo conocíamos su existencia por viejas narraciones y gracias a una antigua fotografía pudimos ubicarlo.

Como les decía, cualquier libro que toque la historia del final del XIX y principios del XX es susceptible de llamar nuestra atención para «a ver qué cae», sabrosísimas historias han salido de ahí, eso lo contaremos otro día.

Para encontrar datos sobre la historia del Sevilla no podemos dedicarnos a leer publicaciones sobre la historia del Sevilla, ya que ahí ya está todo contado, pero nunca dimos por sentadas todas esas historias, nos hemos dedicado a repasar muchas de esas páginas, con grandes sorpresas, entre ellas la datación del escudo del que, básicamente, permanece inalterado desde hace más de un siglo, eso lo contaremos otro día.

Esta vez el libro en cuestión era «Andalucía en blanco y negro», un trabajo de Eduardo Pereiras y José M. Hurtado editado por Espasa en 1999 y en el que aparecerían, como su nombre indica imágenes andaluzas de la época del blanco y negro, la que nos gusta.

¡Y allí estaba!

Una imagen que llevaba el siguiente pie de foto: «Partido de fútbol en el Recreativo de Huelva y el Sevilla en el campo de la Botella.1910.».

Sorpresa y desconcierto inicial. Para todos era desconocido el nombre del «campo de la Botella». El conocido quiosco de «La Botella» toma su nombre de una que había en la Exposición del 29, así que esa no podía ser.

Releemos con detalle el artículo y solo nos habla de los fotógrafos y sus dedicaciones. Al campo y a los contendientes, solo le dedica el pie de foto. De nuevo el Recreativo de Huelva poniéndonos por delante piezas de nuestra historia. ¿Pudo ese campo ser de Huelva? De la vecina localidad onubense conocemos el Velódromo y la Fábrica de Gas, así que de allí tampoco nos suena la Botella. Google tampoco tenía noticias de ese campo.

Pero la imagen está ahí, tiene fuerza propia y el caserío nos resultaba familiar, Recreativo y Sevilla disputando un partido en un campo que hay que identificar y ubicar. Había localizar el escenario. Pensamos, no podía ser de otra forma, era en los alrededores del Prado de San Sebastián, zona de esparcimiento de aquella Sevilla de principios de siglo, que en aquellos años ocupaba, aproximadamente, desde la antigua estación de ferrocarril (hoy Mercado Puerta de la Carne) hasta lo que hoy estación de San Bernardo, prolongándose hasta la Huerta Mariana (hoy Plaza de América) por el sur y la Fábrica de Tabacos (hoy Rectorado) por el norte. ¡Cómo cambia Sevilla cada generación! No ha habido generación que le haya dejado a sus hijos una ciudad igual que la que le tocó vivir en sus años mozos. Volvamos a lo que estamos.

En la imagen una chimenea, buena pista, y un edificio muy particular que tendría que ser decisivo. Contamos las ventanas, 24.

Tiramos de tecnología, con unas sospechas razonables, y tras fijar unos objetivos, le dimos a Google Maps las instrucciones precisas para que buscara la calle Fomento, perdón que eso era a principios de siglo, mejor la avenida de la Borbolla.

Localizamos un edificio con esas características, y otro algo retranqueado, formando como un rincón con el anterior. Nuestra memoria y el paseo virtual nos estaban confirmando la ubicación, no obstante, no dimos por cerrado el caso hasta personarnos físicamente en el espacio, y fotografiarlo.

No hay dudas que hemos localizado el sitio correcto. Estamos delante del Cuartel de Ingenieros.

Solo faltaba orientarlo y situarlo en el plano, trazamos proyecciones de líneas (hoy VAR), habíamos colocado una nueva pieza del “urbanismo” sevillista que andaba descolocada o duplicada.

En la «Historia del Sevilla Club de Fútbol», de Arturo Otero, escrita en 1941, se nos cuenta:

Continuaban los entrenamientos en aquel rincón del Prado, junto a la antigua tapia del Parque, hasta que un buen día se pensó en que había un “campo” mejor en el otro lado del Prado, frente al cuartel de Ingenieros, en el lugar que hoy ocupa la plaza de España, y allí fueron trasladadas todas las “instalaciones deportivas”, que, cual se supondrá, consistían `por junto en un balón que se guardaba en el quiosco más próximo.

La imagen, sin ninguna duda, se corresponde con ese campo, solo quedaba proyectarla en la zona a vista de paloma de la Plaza de América. Dibujamos un campo de 100 x 60 metros y lo trasladamos que acuerdo con la ubicación obtenida con nuestro VAR particular.

Solo nos queda saber el nombre. Si atendemos a los de la época suponemos que lo llamarían «el de Ingenieros», ya que el Prado era bastante grande y ofrecía distintas posibilidades.

Si nos fijamos en cómo pasó a la memoria, tendremos que decir «el de la Plaza de España», ya que parte de esta se construyó en el solar que sirvió de campo al Sevilla Football Club, de hecho, así es como se recuerda en el mosaico de nuestro estadio.

Otra tesela del mosaico de nuestra Historia colocada en su sitio.



miércoles, 4 de octubre de 2023

POR QUÉ BLANQUIRROJOS Y NO ROJIBLANCOS


Por Juan Castro Prieto.

Posiblemente algunas personas pensarán que la disyuntiva que planteamos con esto es sólo una cuestión semántica, sin duda alguna lo es, pero para la mayoría de sevillistas, que no sevillanos, es una cuestión de identidad.

La comparación de la palabra “blanquirrojo” es una aplicación correcta del término lingüístico. El blanco es sin duda el color dominante, (merengues, palanganas, etc.) y el rojo es el color complementario (nunca secundario). Posiblemente una acepción de la definición sea “el equipo blanquirrojo”, para definir a veces, al equipo blanco.

Equipos rojiblancos hay varios en España y equipos blancos también proliferan por nuestra geografía. La definición blanquirrojo es mucho más que los anteriores. Somos blancos por decisión, otros en cambio tienen sus colores por una coincidencia, es el caso del Boca Junior, cuando un grupo de chicos bonaerenses, sentados en el puerto de Buenos Aires, discernían en la elección de colores para la fundación de su club. Vieron descargar un barco sueco y quedaron encantados con los colores azul y amarillo de su cargamento y bandera.

La mayoría de equipos antiguos no son blancos por casualidad. El blanco era en el siglo XIX el color de los sportmen, basta ver algunas imágenes de “Carros de Fuego” para comprender que esta indumentaria representaba la pureza del deporte y la rivalidad. El blanco sin duda nos identifica, pero cuando el rival también coincide en este color, es el rojo nuestro color representativo. Por ello esto no es sólo una cuestión lingüística, es una frase que nos define, es nada más y nada menos, que nuestra identidad.

Otra cosa distinta son las frases artísticas o creativas, como “el equipo rojo y blanco”, que no es lo mismo que el equipo rojiblanco. No es lo mismo el blanco con cinco barras rojas, que el rojo con seis barras blancas. También podría esgrimir el léxico que me lleva a expresar que seis columnas blancas predominan sobre las cinco rojas.

Este recurso lingüístico no es más que eso, una forma de hablar, pero cuando decimos “blanquirrojos” hablamos de nuestra historia y de nuestro pasado. No confundamos los blanquirrojo con los rojiblancos, presentes en otros lugares del estado y del mundo. Sabemos si un periodista o cronista deportivo es de nuestra tierra, cuando al referirse al Sevilla FC, lo identifica con el blanquirrojo. Y el que es claramente de fuera, cuando utiliza el vocablo rojiblanco para definirnos.

Ser los pioneros marca el derecho a llevar colores, por ello el blanco se ha mantenido como una continuidad reflejo de nuestros orígenes. Los otros clubs que llegaron después, tuvieron que buscar otra simbología, otros colores. Por ello los sevillistas somos blanquirrojos, otros equipos son rojo y blanco.

lunes, 2 de octubre de 2023

UNA PRIMERA COPA

 

Por Alejandro Antúnez. 

Quiero estrenar mi humilde colaboración en este magnífico blog con lo que más me divierte de la investigación sobre la historia sevillista: el análisis y estudio de las fotos más antiguas del club a fin de identificar a los futbolistas que en ellas aparecen, y deseo abrir mi particular casillero creativo con una de las imágenes a las que más vueltas he dado.

Corre el año 1912. El Sevilla Football Club es aún un embrión de lo que algún día la prensa denominará el eterno campeón de Andalucía. Los jugadores son amateur, esto es, todavía no cobran por jugar, y le dedican a esta nueva pasión los fines de semana que les permite su trabajo o el servicio militar.

En esas fechas aún hay pocos clubes en la ciudad, pero los torneos no oficiales empiezan a cocinarse a fuego lento. Como parte de los festejos sportivos que organiza el Ayuntamiento de la ciudad, se organiza la disputa de una Copa de Sevilla de football. No obstante, por falta de acuerdo entre los cuatro equipos participantes, la competición se demora finalmente hasta el primer trimestre de 1913.

En las semifinales Sevilla FC y Sevilla Balompié se deshacen de Betis FC y Recreativo FC de Sevilla respectivamente, determinándose así los dos finalistas, que se verán las caras en terreno balompédico.

Es domingo, 2 de marzo de 1913. Debido al mal estado en que se encuentra el terreno del Sevilla Balompié, se decide que la final se disputará en el Mercantil, campo sevillista. Arbitrará Currito Illana, y le asistirá como linier el ex-presidente sevillista Gallegos.

Minutos antes de las tres y media de la tarde, el equipo blanco se prepara en la caseta adyacente al campo de juego. Son llamados para inmortalizar el momento, pues tan relevante evento debe aparecer, sin duda alguna, en la prensa local. Los once equipiers se disponen al gusto, flanqueados por miembros del Círculo Mercantil.

Un chispazo del encendido del polvo de magnesio acompañado de una brevísima apertura del diafragma. Ellos aún no lo saben, pero la consecuencia es una imagen para la eternidad.

Allí quedan reflejados para siempre los protagonistas, que son, de izquierda a derecha: Fernando Escandón, Joaquín Valenzuela, Carlos García Martínez, Paco Alba y Benito Romero, todos de pie. Agachado está Paco Montoto, y sentados en el suelo se hallan Robert Smith, Manolo Salgueiro, Carlos García Leconte, Nicolás Carretero y John MacKenzie, culpables todos, desde el primero hasta el último, de que la I Copa de Sevilla se quedara en las “vitrinas” del Mercantil.