martes, 19 de marzo de 2024

EL SEVILLA FC EN LA HISTORIA DEL FÚTBOL


Hoy queremos recuperar un artículo que publicó nuestro queridísimo amigo Enrique Vidal en el diario ABC allá por 2016, que con su magistral forma de escribir, sobre todo de las cuestiones blanquirrojas, nos describe y abunda sobre el lugar del Sevilla en la historia del fútbol. Lean y disfruten.

Por Enrique Vidal - @Enriqe_Vidal

Según la encuesta Big Count 2006 (Gran Censo 2006), publicada en julio de 2007 por FIFA Magazine, existen unos 24 millones de clubs de fútbol en el mundo. Si a este dato añadimos todos los clubs históricos ya desaparecidos, la cifra podría alcanzar casi el doble. Hablamos de fútbol federado, es decir, “football association”, el deporte surgido en la mítica reunión constitutiva del 26 de octubre de 1863 en la Freemasons’ Tavern de Londres. Evidentemente no es fácil destacar entre tal cantidad de equipos, menos aún sin pertenecer a una capital importante o ser de una gran ciudad en términos políticos o económicos. De hecho, distinguirse del resto bajo estas condiciones es casi un milagro. Por eso nos preguntamos, ¿qué hace singular al Sevilla F.C. dentro de esta superpoblación futbolística? ¿Por qué debemos reconocerlo como referente mundial? Con idea de responder a estos interrogantes repasaremos someramente varios factores muy significativos, para contextualizar y poner en valor los méritos de esta institución sevillana y universal.

El reciente reconocimiento del 25 de enero de 1890 como fecha fundacional del Sevilla Football Club ha puesto el foco de la actualidad mediática sobre uno de los pilares sagrados de la entidad sevillista, su historia. Fue el ingeniero escocés Hugo Maccoll quien, desde su llegada a Sevilla en el año 1887 para dirigir la fundición Portilla and White, trajo el fútbol a la denominada ciudad de la gracia, liderando una labor, a la par proselitista y pedagógica, entre sus propios paisanos británicos, otros miembros de la colonia extranjera (suecos, alemanes y franceses, fundamentalmente) y nativos sevillanos, que culminó con la creación del primer club deportivo español apellidado estrictamente como correspondía a su naturaleza: “Football Club”. La máxima autoridad británica en Sevilla, el Vicecónsul Edward F. Johnston, también escocés, fue elegido como primer presidente. El propio Maccoll fue designado como capitán. Y el sevillano Isaías White Méndez ocupó el cargo de Secretario. Los sevillistas fueron pioneros del fútbol institucional en España, organizaron la primera partida interclubs, celebrada el 8 de marzo de 1890 en Tablada, aportaron el primer goleador reconocido (Ritson), el primer árbitro (Johnston) y la primera victoria, dos a cero frente al Huelva Recreation Club.

De aquellos primitivos escoceses tomaron los sevillanos su primera y rudimentaria idea sobre el estilo de juego, fútbol combinativo, antítesis de la escuela inglesa de patadón y cargas que haría furor en la cornisa cantábrica entre los chicarrones del norte como mejor recurso para desenvolverse en campos pesados de fango y hierba alta. El clima seco, el piso árido, la complexión menuda y enclenque de los jóvenes aficionados sevillanos terminaron por reavivar los rescoldos del viejo estilo escocés haciendo suya una manera de practicar el fútbol donde primaba la habilidad, la doma del balón, la burla del rival más poderoso físicamente mediante el ingenio y la técnica, una suerte de lidia taurina llevada al campo de juego que tuvo su eclosión definitiva una tarde madrileña de primero de mayo de 1921 con exhibición y goleada frente al Athletic Club vizcaíno. Los cronistas de toda España se frotaban los ojos ante aquel espectáculo, y bautizaron el estilo de aquellos osados deportistas como escuela sevillista. Hoy, que todo el mundo alaba la técnica y el estilo de juego del Barcelona de Cruyff o Guardiola, de la selección española de Luis y Del Bosque, hay que reseñar que el primer club que en España practicó y elevó a los altares ese idioma futbolístico fue el Sevilla F.C., mucho antes de ninguna otra influencia ni del fútbol sudamericano ni del centroeuropeo. El catalán Kinké, el gallego Herminio y, sobre todo, los sevillanos Ocaña, Brand y Spencer, este último, autor del primer gol de chilena documentado en 1915, serían las principales estrellas de un equipo mítico cuya leyenda recorrió Europa y el norte de África.

Además del estilo de juego, el Sevilla F.C. originario hizo historia con un particular credo ideológico, resumido magistralmente por uno de sus primeros presidentes, José Luis Gallegos Arnosa, y una frase para la posteridad: “Todos los hombres, de cualquier condición social, ideas políticas o religiosas, tendrán aquí cabida”. La enorme trascendencia de este legado sólo puede comprenderse teniendo en cuenta el contexto temporal y sociopolítico en el que fueron pronunciadas, el de una España arruinada, en plena deriva de reafirmación patriótica tras los desastres de Cuba y Filipinas, con un Rey militar como jefe del Estado, el caciquismo y la política clientelar que sembraban un abismo entre los poderes fácticos y las capas populares, que miraba con recelo tanto al extranjero como al burgués emprendedor con formación intelectual e inquietudes vitales. Las actas oficiales del club demuestran cómo aquel Sevilla, plagado de profesionales liberales en sus filas (abogados, médicos, comerciantes, etc.), a punto estuvo de sucumbir a las presiones de Pedro Rodríguez de la Borbolla en 1914 para integrarse junto al Sevilla Balompié y el Betis F.C. en un club sevillano único bajo el auspicio de la Casa Real, y con el trasfondo especulativo de la futura Exposición Iberoamericana. Evitó la desaparición el presidente Francisco Javier Alba Alarcón, quien además marcaría el rumbo de la independencia organizativa y económica de la entidad. Siempre jugó el Sevilla F.C. en campos de propiedad privada, nunca municipales ni subvencionados, sino sufragados por sus propios socios, a costa de enormes sacrificios personales y deportivos, desde el campo del Mercantil al de la Victoria, pasando por el viejo Nervión y el Ramón Sánchez-Pizjuán, el actual estadio, que lleva el nombre del presidente más emblemático de la sociedad. Sesenta años de sequía de títulos fue la factura que el club debió pagar por su autosuficiencia.

Desde 1908 la entidad mantiene una apuesta marcada por el fútbol de cantera, de la que han salido estrellas como Eizaguirre, Gallego, Lora, Montero, Francisco, Reyes o los campeones del mundo Marchena, Sergio Ramos y Jesús Navas. Gracias a sus cazatalentos, otras grandes figuras nacionales han engrosado sus filas, Campanal, tío y sobrino, Busto, Arza, Alconero, Antúnez, Ramoní, Domenech, Pepillo, o extranjeros de talla mundial como Achucarro, Dassaev, Polster, Suker, Bertoni o incluso Maradona, hasta llegar a la última década, en pleno siglo XXI, la era de los Palop, Alves, Navarro, Kanouté, Luis Fabiano o Rakitic, entre otros muchos.

Siempre fue el Sevilla F.C. un equipo grande, dentro de su hábitat más cercano, un clásico de la primera división, Campeón de Liga en 1946, gracias a un “maracanazo” en campo del F.C. Barcelona, en lo que fue la primera final de la liga de la historia, conquistada por los hombres de Encinas al estilo del campeonato mundial ganado por los uruguayos a Brasil cuatro años después. Campeón de la Copa de España bajo sus formatos de Presidente de la República, Generalísimo y del Rey, y eterno Campeón de Andalucía, tal y como fue bautizado por la prensa, en la época previa al profesionalismo, por acreditar 18 de los 21 títulos disputados.

Sin embargo, en la última década, cuando más difícil panorama se le presentaba como SAD debilitada y enferma, la entidad ha sido capaz de resurgir gracias a un modelo de gestión que es referente mundial, que se retroalimenta a base de éxitos deportivos y cuya piedra angular es una política de adquisición y traspaso de futbolistas ejemplar, que todos quieren imitar, pero que nadie ha perfeccionado tanto como el Sevilla F.C., dueño de una marca propia y reconocidísima en este sentido, que le han proporcionado, desde su puesta en marcha y hasta el momento, cinco títulos de UEFA EL, una Supercopa de Europa y otra de España, y dos Copas del Rey. Por si fuera poco, en 2006 y en 2007 fue designado mejor equipo del mundo por la IFHHS. Presidentes como Alés, Del Nido y Castro, entrenadores como Ramos y Emery y, sobre todo, el Director deportivo Monchi, son algunos de los grandes artífices del espectacular momento que vive el equipo, que acaba de disputar dos finales en cuatro días frente a clubs de máximo abolengo, como el Liverpool y el F.C. Barcelona, siendo el equipo europeo con más partidos oficiales disputados en la temporada. Por derecho propio, el club se ha vuelto a clasificar para Champions League y abrirá la próxima temporada como protagonista de dos nuevas finales, sendas supercopas, europea y española.

Esta hegemonía deportiva, impropia en un club de su dimensión y entorno, carente de afectos públicos institucionales y federativos, sin peso mediático de ningún tipo, pero capaz de competir de igual a igual con los más poderosos y amenazar su estatus, inevitablemente genera recelos y ha colocado al Sevilla F.C. en numerosas ocasiones en el centro de la diana de ataques injustificados, leyendas negras y campañas de desprestigio, sufriendo persecuciones y agravios de los que se ha desbridado sin lloriqueos, rebelándose como sólo lo hacen los verdaderamente grandes, con elegancia, a golpe de triunfos sobre el terreno de juego, y protegido por la fuerza de una afición comprometida, con una fe que mueve montañas, capaz de asombrar a Europa y el mundo, como recientemente ha quedado demostrado en las noches de Basilea y Madrid. Probablemente aquí se encuentra el verdadero secreto de la singularidad del Sevilla F.C., su mayor signo identitario, de ahora y de siempre: pocos, muy pocos clubs en tan adversas condiciones, han conseguido tanto.”


lunes, 11 de marzo de 2024

LA GUERRA Y EL SEVILLA FC

Carta del Sevilla FC a Ismael Rubio, cortesía de la familia de Ismael Rubio.

Por José Melero - @JMelero1

La guerra de Marruecos fue en general mal vista y provocó importantes conflictos en la sociedad española del momento. Muchos no comprendían la pertinencia de una guerra tan sangrienta y onerosa solo por una cuestión de principios.

La negación por parte de gran parte de la población a prestar el servicio militar obligatorio, propició que se instauraran unas nuevas reglas de admisión, en las que una práctica hasta ese momento generalizada, como automutilarse dedos de las manos y de los pies, ya no garantizaba que la persona fuera declarada no apta. 

Sin embargo, los jóvenes pudientes y de las clases medias, solían librarse del servicio militar. Inicialmente, esto se hacía como en el siglo XIX, pagando a alguien para que fuera en su lugar. Esto reforzaba la idea, cierta al fin y al cabo, de que los hijos de los pobres eran enviados a morir a Marruecos. 

En esa época el Sevilla FC tenía a varios de sus mejores jugadores combatiendo en la guerra, como eran el medio Rey, el defensa derecho Ismael, el delantero y medio derecha Ramírez y el mediocentro Tornero, además de los béticos Menudo y Olivares. 

Estos jugadores mantenían una estrecha comunicación con el club cuando estaban en el frente, por lo que estaban al corriente de todos los vaivenes que tenía la entidad. De todos ellos es Ismael del que se guarda documentación de esa comunicación que mantenían estos jugadores con el club. La existencia de varias cartas que Manuel Zapata, (uno de los promotores de la oficialización sevillista en 1905), escribió a Ismael cuando este se encontraba llamado a filas esos años, se conservan con auténtico celo. Algunas de esas misivas fueron escritas en papel del “American Bar”, un café situado en la calle General Polavieja, donde habitualmente solían reunirse muchos de los directivos y jugadores sevillistas de la época. 

A su regreso estos futbolistas eran agasajados por el club en restaurantes céntricos de la ciudad y obsequiados con regalos, uniéndose a estos homenajes directivos, jugadores, socios y prensa. 

La prensa deportiva sevillana de la época intentó presentarlos como héroes, ante una sociedad que tenía claro que este servicio a la patria no era un honor, sino una carga que solo sufrían los más pobres.

lunes, 8 de enero de 2024

DE CANTERAS Y NEVERAS


Por Pedro J. Sendra 
@pedrojosesendra 

Cuando a finales del siglo XIX un grupo de británicos, fundamentalmente escoceses, decidieron coger unos remos o correr en torno a un balón lo hacían para fortalecer los músculos que no ejercitaban en sus habituales jornadas laborales en gran medida sedentarias.

Desconozco si estos pioneros de la actividad atlética y deportiva, así como los sevillanos que se les unieron, llegarían a imaginar que el juego de pelota que practicaban e introdujeron en nuestra ciudad bajo el título de Sevilla Football Club supondría para sus continuadores no sólo un argumento para el desarrollo físico sino una razón de vida englobada en las siglas SFC que aquellos eligieron.

Pronto comienza la prensa a hacerse eco de lo que venía sucediendo en Sevilla y nos dice que, a principios del nuevo siglo, en 1908 la sociedad de Football de Sevilla ya contaba con 80 socios practicantes (equipiers) como para formar cinco equipos (teams). El año 1913 queda constancia escrita de la constitución del equipo infantil de la citada sociedad.

De este equipo, pocos años después, los elementos más virtuosos o de mayor valía del grupo se fueron integrando en el primer equipo del Sevilla Football Club como Santizo, Ismael, Ocaña, Castañeda, Barrero, Sedeño o el propio Brand que así lo contaba en entrevista publicada en ABC el 9 de diciembre de 1955.

Pero no siempre se llegó al éxito por la misma senda y aquí radica la particularidad de la que toca hablar en el escrito de hoy.

La afición por practicar este deporte ya estaba suficientemente extendida por toda la ciudad, pero las posibilidades de alcanzar un puesto en el equipo titular del campeón de Andalucía y referencia en el sur de España eran escasas para los que profesaban la fe sevillista debido al gran número de candidatos, las pocas plazas disponibles (no más de once) y el nivel exigido que sólo se podría obtener en plena competición.

Esta fue la causa y el origen de la creación de un equipo de fútbol por parte de un grupo de amigos y antiguos alumnos de los Jesuitas del Palacio de Villasís, seguidores y socios sevillistas, que gustaban de practicar fútbol y que, a su vez, les permitía mostrarse en el escaparate de tan bello sport por si el club de sus amores lanzaba sus redes por aquel caladero.

Uno de los que participó en la fundación del equipo, según confesaba él mismo, fue Antonio Calderón Hernández durante su etapa de estudiante de medicina que, aunque no llegó a jugar, su afición al fútbol le llevó a adentrarse en el mundo del arbitraje y a ejercer como directivo del Sevilla FC, así como a presidir la Federación Regional Sur.

El proyecto vio la luz a principios de la década de los años veinte con un marcado acento y proximidad al Sevilla Football Club, debido a las preferencias deportivas de la mayoría de sus integrantes que convinieron en denominarlo Nevera F.C., probablemente como referencia y/o reclamo del buen estado de conservación de sus futbolistas de cara a ser llamados para empresas superiores en algunos casos y en otros contrariamente serviría de refugio a jugadores que ya lo habían sido del decano de la ciudad o simplemente con afanes de colaboración o disfrute de la práctica deportiva con una menor exigencia.

En uno de sus partidos celebrado el domingo 21 de mayo de 1922 frente al Club Deportivo Sevillano, al que vencen por cuatro goles a cero, el diario El Noticiero Sevillano nos describe en una breve crónica la relación de jugadores del Nevera FC que paso a reflejar a continuación:

López, Llera, Relimpio, Maján, Barrero, Rowe, Acedo, Delgado, Iturri, Díaz Domínguez y Octavio.

Al hilo de esta alineación y sin ánimo de extenderme en demasía es justo detenerse en algunos de ellos como José Luis Relimpio Carreño, médico, amigo y compañero de José Manuel Puelles de los Santos (médico del Sevilla Football Club en esos años), que desempeñó el cargo de  Delegado de Trabajo en Sevilla del Gobierno de la República y correría, junto a su amigo, la misma suerte; Juan Pablo Barrero del Noval, jugador del Sevilla F.C. y del R. Madrid que ejerció como Notario en su vida profesional; Jorge Rowe de Pablo, afamado industrial de nuestra ciudad sucesor en el ramo de la maquinaria industrial y agrícola de la muy antigua y prestigiosa casa  de Edwing Plews, jugador sevillista en 1890; Antonio Delgado Roig, brillante arquitecto, socio sevillista desde 1920, llegando a ocupar la primera posición de este escalafón y galardonado con la Insignia de oro y diamantes del Club.

En esta ocasión, contamos con la presencia de Spencer en junio de 1922 formando parte del Nevera FC, frente al Utrera en un partido en que ambos equipos alineaban a jugadores del Sevilla FC, o la participación de Barrero, futbolista del Sevilla FC, un mes antes en un encuentro frente al Club Deportivo o aquella otra de Santizo actuando de portero con el Antiguo Nevera FC frente al Regional en partido de campeonato de segunda categoría, ya en marzo de 1923.

Durante la temporada 1921-22 el equipo mantuvo su denominación original mientras jugaba partidos no oficiales por la geografía de la provincia sevillana, pero para la siguiente temporada se lo tomaron más en serio y decidieron federarse, ingresando en la segunda categoría satisfaciendo para ello una cuota anual de 80 ptas. pagaderas trimestralmente por anticipado junto a una cuota de entrada de 250 ptas.

A sugerencia de la Federación Regional Sur debieron cambiar de nombre y optaron por el de Sevilla Athletic Club, manteniendo la denominación inglesa para su primer apellido como su sociedad protectora. Así competirían oficialmente a partir de ese momento si bien los cronistas de la época lo recordaban constantemente con su anterior denominación.

Los “neveristas” debutaron con su nuevo nombre Sevilla Athletic Club un 9 de septiembre de 1922 en el campo de las tablas verdes, frente al Real Betis Balompié, dejando una grata impresión pese a perder por un exiguo 1-0 frente a un equipo de la primera categoría y con la ausencia significativa de su capitán y mejor jugador, Barrero, que junto a los hermanos Camino formaban el eje principal del equipo blanquirrojo.

Así opinaba el cronista al respecto: “El novel «Athletic» necesita muchos partidos para aprender las martingalas del fútbol moderno, factor principal para ganar un partido”

La impronta que transmitía este equipo estaba impregnada por una sana labor deportiva y una concepción de la práctica del football alejada del profesionalismo hacia el que se encaminaban los equipos de la primera línea competitiva, integrado mayoritariamente por elementos distinguidos de la ciudad y del Sevilla Football Club.

Precisamente, sería ante el campeón andaluz el partido más esperado por la afición sevillana para confirmar el nivel demostrado y la consagración definitiva de este pujante equipo que ya obtuvo el reconocimiento merecido a comienzos de su primera temporada oficial materializado en la participación de dos de sus mejores elementos, M. Camino  como portero y el mediocampista Barrero, en el primer partido de la Selección Andaluza que debutaba el 19 de noviembre de 1922 en el campo de Algirós (Valencia) con victoria por un tanto a dos frente a los valencianos.

El club prosiguió avanzando en su escalada competitiva y la temporada 1923/24 militó en la recién creada serie B de la primera categoría andaluza tal como figura en el anuario 1924 de la Federación Regional Sur: Sevilla Athletic Club (Rioja, 23), Sevilla.

El grupo lo completaban los sevillanos Industria FC, Príncipe de Asturias FC, CD Sevillano y Sparta FC, el Málaga FC de la Costa del Sol, los granadinos de la R. Sociedad España FC y los gaditanos de la sección de fútbol del Representación Tiro Nacional.

Esta temporada fue la de mayor éxito para el Sevilla Athletic Club puesto que se clasificó para la final interprovincial de la categoría disputándola frente al Málaga FC en tres partidos, el primero disputado en Málaga el 24 de febrero de 1924, ganando los locales por uno a cero y la vuelta jugada en la capital andaluza el 16 de marzo que deparó un resultado de tres a uno para los sevillanos con dos goles de Carreño y uno de Cipri, lo que obligó a la celebración de un tercer “match” de desempate dos días después en el que con un marcador final favorable de uno a cero se proclamó Campeón de Andalucía de la serie B de primera categoría el Sevilla Athletic Club.

Este título llevaba aparejado dos premios adicionales, uno de ellos era el ascenso automático a la primera categoría serie A, que no se pudo llevar a efecto presumiblemente por no disponer de terreno de juego propio, condición necesaria establecida por la Federación Regional Sur y la segunda recompensa consistía en la participación en el Campeonato de España de Aficionados.

No hay constancia de que el Sevilla Athletic Club participara en esta competición de carácter nacional cuya final se disputó el 4 de mayo de 1924 en el Estadio de la Avda. de la Reina Victoria, en Sevilla, entre el Acero de Olabeaga y el Athletic Osasuna y la razón habría que buscarla en términos económicos pues los costes de desplazamiento eran elevados para los clubs amateur de la época, de hecho, fue tónica habitual la no participación y el detonante para que se suprimieran estos campeonatos en el año 1926.

Justo el año en el que la Asamblea Nacional de Clubs legalizaba oficialmente el profesionalismo, que como sabemos ya venía siendo práctica habitual y es también en esta temporada 1925-26 en la que el Sevilla Athletic Club deja de estar registrado oficialmente como club de fútbol en una Federación Regional Sur que con una nueva junta directiva pasa a estar presidida por Eladio García de la Borbolla y Serrano.

En el año 1930 se recupera el llamado Campeonato de España de Aficionados con el nuevo nombre de Campeonato de España Amateur. Con este fin, la asamblea sevillista en 1929 ya consideró el proyecto de creación de este segundo equipo formado por jugadores menores de 23 años que, ahora sí, se incardinaba dentro de la estructura deportiva del Sevilla Football Club pero que no dejaba de ser un guiño al extinto Sevilla Athletic Club, por su probada afinidad al decano de la ciudad, que ya se ganó el derecho en el campo a participar en esta competición nacional.

Finalizar con una reflexión sustentadora de la teoría que, en mi opinión, justificaría la elección del nombre de Sevilla Atlético Club, españolizado según el decreto o la ley vigente en 1960, adoptado por el club sevillista para su filial C.D. Puerto, en el sentido que fue una denominación buscada expresamente entre múltiples candidatas como demuestra el hecho de conseguir la autorización de un equipo que ya la ostentaba y que a su vez decidió cambiarla para facilitar esta decisión. Pudo ser el resultado de conjugar una relación “afinidad versus filialidad” apoyada en su momento por notables e ilustres jóvenes sevillistas fundadores de aquel originario Nevera F.C. con un peso específico en el Sevilla F.C. de 1960. Sin olvidar tampoco la sugerencia para el cambio de denominación por parte de la Federación Regional Sur, presidida por Juan López García, para formar parte como club federado de la misma el año 1922.

miércoles, 3 de enero de 2024

UN NO8DO PARA EL SEVILLA FC

 Por Manuel García Fernández - Catedrátrico de Historia de la Universidad de Sevilla

Muchos sevillistas conocen la leyenda histórica del NO8DO y su relación con la ciudad de Sevilla.  No vamos a insistir en ello, pues bastaría con leer el excelente libro llamado Sevilla / El signo, editado por la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Sevilla en 2004.  Hoy al cabo de veinte años después resulta interesante refrescar la memoria colectiva en blanco y rojo para reflexionar, en la medida de lo posible, sobre la vinculación de este emblema bajo medieval tan sevillano con el Sevilla Fútbol Club y su escudo gestado en 1921 hasta nuestros días.

Buena parte de la prolija tradición historiográfica hispalense sostiene con acierto que el signo, como emblema o arma menor - también llamada chica- de la ciudad,  representa el  "NO madexa DO" ; el decir, el admirado lema "no me ha dejado" con el que Alfonso X el Sabio premió poco antes de morir,  el 4 de abril de 1284, la fidelidad del concejo de la ciudad de Sevilla en la guerra civil contra su hijo el infante don Sancho, quien a la larga sería el nuevo rey de Castilla y León a la muerte de su padre.

La divisa aparece incorporada como distintivo o mote de la ciudad ya desde finales del siglo XV por Francisco Villafranca, maestro mayor de obras de la ciudad, en la fábrica de las Casas Consistoriales municipales. Por su parte, en sus respectivos y célebres escritos tanto Gonzalo Argote de Molina en el siglo XVI como más tarde Diego Ortiz de Zúñiga en el siglo XVII abundaron con argumentos encomiásticos en la fidelidad histórica de la legendaria tradición alfonsí del NO8DO.  Además, resulta evidente que el emblema, más allá de las vinculaciones afectivas del Rey Sabio por la ciudad de Sevilla (la madexa o madeja), incorpora un "NODO" o nudo; es decir, que el signo abunda en cualquier caso en el concepto de unión y deferencia de la ciudad de Sevilla para con el monarca castellano.  Por tanto, el viejo signo tardo medieval personificaría para siempre la dicción descriptiva y alegórica de la fidelidad y la unión de la capital de Sevilla y también de su antiguo Reino hacia alguien o algo, este caso al rey Alfonso X. 

Así pues, ya desde los siglos XVI y XVII el emblema o signo -como arma menor hispalense- se incorporará frecuentemente como máxima o motete a las llamadas armas mayores sevillanas no tanto en el argumento del Pendón de San Fernando, con sus castillos y leones propios antiguo reino de Castilla y León, como, sobre todo, y frecuentemente hasta nuestros días, en el escudo heráldico y hagiográfico de los Santos Patronos; San Fernando, San Isidoro y San Leandro.

Armas mayores y menores de la ciudad de Sevilla 

Y sin embargo, como ya hemos tenido ocasión de analizar en otra ocasión en este mismo bloc, Escritos en blanco y rojo en un artículo titulado  El NO8DO, los Santos Patronos y el Escudo del Sevilla Fútbol Club de 1921, Pablo Rodríguez Blanco  no  incorporó el popular mote hispalense en el cuarto derecho del escudo actual del Sevilla Fútbol Club, junto a los Santos Patronos, como frecuentemente se ejecutaba pictóricamente en su tiempo; y eso no obstante su notable interés por  identificar algunos de los símbolos  mayores - escudos y colores-  propios de la ciudad con el  del club de fútbol local que ya llevaba desde  el 25 de enero de 1890 con honor y orgullo el nombre de la capital que lo había visto  nacer y crecer deportivamente: la ciudad de Sevilla.  

Escudo del siglo XVIII con el NO8DO

El argumento parece relativamente comprensible para entender - y tal vez justificar, si se quiere - el hecho de que Rodríguez Blanco no asociara definitivamente el NO8DO al escudo del Sevilla Fútbol Club, no obstante, su interés por identificar el club hispalense con la ciudad de Sevilla y sus emblemas heráldicos. Pues aparte de la amistad con los hermanos Lafita, quienes, como bien sabemos, habían recreado las siglas SFC en la identificación brocal del club ya desde 1905, debieron ser sin duda las relaciones laborales y afectivas con el que fuera presidente del Sevilla Fútbol Club  Francisco Javier Alba y Alarcón (1914-1919), fallecido inesperadamente el 14 de abril de 1921 meses  (16 de octubre de 1921) antes que se  considera por la corporación deportiva sevillista como oficial el escudo proyectado, las que le llevaron tal vez a desestimar el posible empeño heráldico originario.  En este sentido, las gestiones deportivas y estatuarias de Francisco Javier Alba como presidente del Sevilla Fútbol Club y sobre todo como presidente de la Federación Sur (la llamada "Novena Territorial") en el conjunto de las federaciones de fútbol regionales de la época entre 1913-1914 merecen, desde luego, un estudio mucho más detallado del que ahora se podrían tratar. Así se reconocen - y a ellas remitimos- tanto por el Área de Historia del Sevilla Fútbol Club (https://www.sevillafc.es/el-club/historia/contenido/francisco-javier-alba-y-alarcon-paco-alba) como por el erudito e ilustrado libro de Rafael A. Jiménez Quintero, Cien Años del Fútbol Andaluz, tomo I, pp. 66-71. (Sevilla, 2017).

Ahora bien, es sabido por muchos sevillistas que Francisco Javier Alba no sólo fue el primer presidente y fundador de la Federación Sur en 1915, sino que presidió durante los primeros meses su primera junta - que integraba a directivos locales procedentes del Sevilla FC., Real Betis Balompié, Unión Andalucía Recreativo de Sevilla, Español FC. de Sevilla, y del Athlétic FC. de Sevilla- y que redactó sus primeros estatutos y estableció los escudos de la nueva entidad. Y es aquí en donde confluye la trama de nuestra historia pues Francisco Javier Alba, como hombre instruido en la lectura y en la historia sevillana, eligió como distintivo de la nueva corporación regional Sur nada menos que las armas mayores de la ciudad de Sevilla, los Santos Patronos, y como emblema deportivo en las camisetas blancas de los jugadores andaluces de la "novena", las llamadas armas menores o motete de la ciudad, el NO8DO. Pero ahora con un evidente espíritu regeneracionista que apostaba por la tradición hispalense si bien dentro de un impulso moderno y cosmopolita de innovación deportiva nacional como ya señaló Juan Castro Prieto en la admirable monografía titulada Orígenes del Fútbol Sevillano. La olvidada memoria británica. (Sevilla, 2012) 

Sin duda atendió Francisco Javier Alba y sus directivos sevillanos a la tradicional unidad administrativa del llamado antiguo Reino de Sevilla que desde el siglo XIII y hasta 1843 conformaron las actuales provincias de Huelva, Cádiz y Sevilla; es decir, la base territorial de los equipos de fútbol de la Federación Novena creada entre 1913-1914. Pues la llamada Federación Décima, que integraría en teoría a los equipos de fútbol de las provincias de Málaga, Granada, Jaén, Córdoba y Almería, nunca llegaría a constituirse plenamente; sino que éstos, en diversos subcomités según la categoría e importancia deportiva de cada club, se integrarían a partir de   los años veinte del siglo pasado en la Federación Sur. 

En este contexto el predominio sevillano - y no sólo sevillista- en la Federación Sur presidida por Francisco Javier Alba se dejará sentir en todos los aspectos de la nueva sociedad; en el heráldico, institucional, ejecutivo e incluso deportivo con mayoritaria presencia de jugadores sevillanos hasta la década de los años treinta.  La arriesgada apuesta de Francisco Javier Alba en 1915 se mantendría al menos hasta finales de los años cuarenta del siglo pasado casi inalterable ¿Justificaría a la larga esta situación administrativa y deportiva el desdén de muchos aficionados de otros equipos andaluces a los de la capitalidad hispalense, básicamente al Sevilla Fútbol Club que dominó durante decenios la Federación Sur.? No lo sabemos. Pero esa es otra historia.

 Las armas mayores y menores, incluido el mote o símbolo emblemático de la ciudad, el NO8DO, ya estaban asociadas a la Federación Sur desde 1915 por las iniciativas de su buen amigo Francisco Javier Alba cuando Pablo Rodríguez Blanco proyectó el escudo del Sevilla Footbal Club en 1921. Y sin duda por ello lo desechó; toda vez que la corporación territorial Sur seguía estando dominada por sevillanos y sobre todo por sevillistas. 

Escudo de la Federación Regional Sur. Fráncico Javier Alba y Alarcón.

(Área de Historia del Sevilla FC) 

Entre los muchos ejemplos de la utilización del NO8DO como emblema o signo  deportivo de la nueva Federación Sur participamos, entre otros de los que se conservan en el Archivo del Área de Historia del Sevilla FC, la interesante fotografía conservada en el Archivo "Pepe Brand" de Patrimonio Sevillista en donde se observa claramente el signo hispalense en la camiseta blanca de los jugadores - en su mayor parte sevillanos y sevillistas- del partido celebrado el 25 de enero de 1925 - curiosamente la Noche de Burns-  en el Campo del Sevilla Fútbol Club de la Avenida de la Reina Victoria. 

Partido de Fútbol el 25 de enero de 1925 de la Selecciones de  Hungría y de Andalucía

(Archivo "Pepe Brand". Patrimonio Sevillista)

 

Selección Andaluza (sic Sevilla) en el partido de fútbol contra la de Hungría (sic Budapest)

25 de enero de 1925. (Archivo "Pepe Brand". Patrimonio Sevillista)

 El once nacional húngaro (procedente en su mayor  parte del equipo Budapest Footbal Club) llegaría a la ciudad de Sevilla - según la prensa local, El Correo de Andalucía 3 de marzo de 1923-  gracias a la gestiones económicas (3.000 pesetas) iniciadas años atrás por dos buenos amigos de la infancia  y de evidente afinidad política y deportiva; por un lado el concejal hispalense republicano Diego Martínez Barrios, quien ejecutó los tramites administrativos ante el Ayuntamiento de Sevilla ya desde 1923; y  por otro, el directivo y mas tarde presidente del Sevilla Fútbol Club en 1925, Manuel Blasco Garzón, que dispuso de los jugadores y del Campo de Fútbol en la Avenida de la Reina Victoria.   

Ahora bien, si la Historia en su conjunto tiene alguna utilidad no es sólo para recrear el pasado; sino para justificar el presente e intuir sin error el futuro. En este sentido, la ampliación de la Federación Sur al resto de los equipos andaluces ajenos mucho de ellos al proyecto de Francisco Javier Alba y Alarcón supondría lógicamente en la década de los cuarenta y oficialmente en el año 1950 la pérdida de los símbolos y la heráldica hispalense de 1915. Pero la memoria no se había borrado del todo en nuestro club. Y, en efecto, hace ahora veinte años, en la temporada 2003-2004, el Sevilla Fútbol Club presidido por José María del Nido Benavente recuperó el NO8DO, con justicia y lógica histórica de fidelidad a la ciudad, para algunas de sus equipaciones oficiales; las célebres camisetas carmesíes de la llamada "línea ciudad de Sevilla".  También durante la temporada 2008-2009 y por el mismo presidente lució el Sevilla Fútbol Club el NO8DO en la manga derecha de sus camisetas en la "línea sevillanos en Andalucía, andaluces en España y españoles en Europa".  Se trataba, por tanto, de abundar una vez más en la tradicional "sevillanía" del club internacional frente a otros equipos andaluces, incluso españoles y europeos. Si bien este caso como en el anterior se trataría de acciones puntuales y nunca definitivas.  

La recuperación puntual del NO8DO por parte del Sevilla Fútbol Club de entonces (temporadas 2003-2004 y 2008-2009) la entenderíamos ahora por muchos sevillistas como una hermosa tarea a modo de reconciliación histórica con el viejo escudo de 1921 y sobre todo con la ciudad cuyo nombre, colores y armas mayores luce este equipo campeón de Europa con orgullo en su broquel. Pero no siempre fue así.  Notables sevillistas entendieron no hace muchos años que la remoción del NO8DO en el escudo del Sevilla Fútbol Club era el anaquel mas significativo del provincianismo hispalense para un club de fútbol moderno con espiraciones europeas. Los que así opinaban -en conocidas peñas sevillistas- ignoraban tal vez que el signo en cuestión fue una dádiva a la ciudad de Sevilla de uno de los monarcas castellanos más universales de todos los tiempos, que había aspirado a ser Emperador de Romanos y como tal fue reconocido incluso por muchos príncipes europeos de su tiempo. Además, la ciudad de Sevilla lo venia esgrimiendo como emblema identitario urbano desde los siglos XVI y XVII; es decir, desde su mayor orto, y globalización. Hoy, en pleno siglo XXI, resulta evidente que el viejo distintivo hispalense del NO8DO ha dejado ser un mero signo pintoresco y romántico; por el contrario, nadie discute ya su proyección internacional como identificación de una ciudad que siempre tuvo vocación de urbe universal.  Pues todos somos lo que fuimos.

Algunos clubes de fútbol vinculados también a ciudades de significativa tradición en competiciones europeas, como AS Roma FC., por ejemplo, no han dudado en abanderar antiguos lemas o signos - SPQR- de su procedencia histórica en sus elásticas deportivas.

 No obstante, la actual normativa estatuaria en vigor hace difícil- si bien no imposible- la inclusión del emblema al pie mismo de los Santos Patronos; sin embargo, parece muy viable la impresión del NO8DO de manera definitiva y para siempre en las prendas deportivas oficiales del club como medias y/o camisetas. La vinculación del NO8DO a la identidad del club más representativo de la historia del fútbol europeo en la ciudad debería ser siempre un motivo de orgullo para todos los sevillistas.  Pues al fin y al cabo desde 1890 Sevilla somos en gran parte nosotros; el Sevilla Fútbol Club, siete veces campeón de Europa.

 

 

miércoles, 27 de diciembre de 2023

EL BALÓN DE PROA; UNA HISTORIA DE NAVIDAD

Por Antonio Ramírez. @voladizogolsur

“Será noticia para muchos que el juego del fútbol tiene un sonoro discurrir en España. Se dice (escribe un periodista de la revista “The Field”) que allá donde los ingleses se establecen, no paran hasta que introducen sus costumbres y juegos nacionales, y los ingleses en España no son una excepción. El fútbol lleva algunos años formando parte de los festejos de Navidad en Sevilla, y el club, bajo la presidencia del genial Vicecónsul Mr. E. F. Johnston, está en un floreciente estado. El sábado 27 de diciembre, el partido con Huelva, que se ha convertido en un acontecimiento anual, tuvo lugar en el hipódromo –en el que se ha obtenido un campo excelente- gracias a la amabilidad de las autoridades. Casi todos los ingleses residentes estaban presentes, y una amable representación de españoles, ansiosos por iniciarse en los misterios del fútbol, el cual, según describen los periódicos locales, es jugado sin palos ni cestas de protección. La concurrencia no tenía derecho a quejarse por la diversión que se les brinda, a pesar de que el rápido juego terminó en empate, sin que ningún bando marcase; y en verdad, lo único censurable fue la actitud de las señoras españolas, más preocupadas de las piernas y el comportamiento de los jugadores que del juego. Las defensas de ambos equipos jugaron bien, y gracias a su buena defensa, el equipo de Huelva se salvó del desastre, mientras que los delanteros Welton y White de Sevilla y Birchall de Huelva estuvieron sobresalientes. En cuanto a Geddes, de Sevilla, merece una mención especial por el dudoso honor de ser peligroso por igual con sus compañeros que con sus enemigos”.

En 1891 nos lo contaban desde Nueva Zelanda e Inglaterra; el fútbol formaba parte de los festejos de Navidad en Sevilla desde hacía algunos años. Los más de mil quinientos extranjeros con los que contaba Sevilla, la mayoría británicos, entre residentes y transeúntes, se aliviaban su comprensible morriña con sus costumbres y tradiciones. No es de extrañar, que al igual que ocurrió en muchos otros lugares, apareciese el foot-ball, y en este caso no el rugby, pues dejaron claro desde un primer momento sus intenciones de jugar bajo la Reglas de la Federación  “under Association Rules”.

Y apareció a la orilla del Guadalquivir, en sus muelles. Unos años antes de 1890 se había construido un magnífico muelle en la margen izquierda, de más de 1400 metros, todo adoquinado, a más de cinco metros de altura, con cuatro grúas fijas y cuatro móviles sobre carriles y otras seis de vapor para descarga de grandes tonelajes. Entre el puente de Triana y el palacio de San Telmo once escalas dobles de servicio daban su apaño a los barcos de pequeño porte, más otras tres escalas para viajeros. Se instalaron también en el nuevo muelle varios tinglados, casetas de aduanas y carabineros, y la Comandancia de Marina y la Capitanía del Puerto en la Torre del Oro. Las zapatas en la banda de Triana seguían con su trajín de vapores y barquillas de pescadores y en el Barranco, un pequeño muelle de madera para atraque de los barcos pesqueros que surtían de género a la lonja del pescado.

Río abajo, en Tablada, se construyó otro muelle para desembarco del ganado y de las mercancías más peligrosas. Desde la estación de Plaza de Armas salía un ramal ferroviario que recorría todo el muelle.

La actividad era frenética y la vida del río lo convertían en la gran avenida vertebradora del comercio y las relaciones humanas en una ciudad que quería recuperar antiguas grandezas.

Sobre el muelle, y para separarlo de los paseos de la orilla, se levantó un muro de sillería con verja de hierro con cuatro entradas en rampa practicables para los carros y dos escaleras junto a la Torre del Oro, y a partir de aquí hacia las Delicias un muro de ladrillo coronado por un asiento corrido de mármol con espaldar de hierro.

En el tramo comprendido entre el puente de Triana y la Plaza de Toros se instalaba cada año la Feria de Navidad. El tramo era conocido como Paseo de la Charanga por un quiosco donde en las mañanas dominicales daban conciertos las bandas militares. Durante la Pascua de Navidad se montaban tenderetes, puestecillos y corralitos donde se vendían pavos, castañas, batatas, peros, nueces, caña dulce, turrones, panderetas, zambombas y por supuesto; juguetes.

Pero volvamos al principio. Decíamos que también venía siendo tradición navideña desde unos años atrás que un grupo de británicos y algunos españoles jugasen partidas de ese novedoso sport llamado foot-ball.  Eran los mismos que en su inmensa mayoría regateaban por las aguas del Río Grande de los andaluces tripulando los esquifes del Sevilla Rowing Club, desde su casa-bote en la orilla de Triana al sur del convento de los Remedios frente al Palacio de los Montpensier. Los que por Navidad pedían permiso en la secretaría de la Sociedad de Carreras de Caballos de Sevilla, en Albareda 51, para usar las instalaciones del hipódromo. Los que llegaban hasta Tablada a bordo de sus botes con una esfera de cuero llena de aire como mascarón de proa, por el río del que partían barcos llenos de naranjas amargas y minerales y por el que llegó, mucho antes, la plata americana y luego, muchos años más tarde, la plata europea conquistada por el Sevilla F.C. en los terrenos de juego para mayor gloria de Sevilla y Andalucía.
Merry Christmas.



lunes, 18 de diciembre de 2023

EL SEVILLA FC Y LA FEDERACIÓN ANDALUZA DE ATLETISMO

 

(por Amaro García) @amaro_gc22SFC

Cuando se habla de los orígenes del fútbol sería muy equivocado creer que los footbalístas se dedicaban única y exclusivamente a patear una pelota para adquirir los rudimentos básicos del juego.  Los habría, no cabe duda, pero para los denominados sportman, la preparación física incluía variantes deportivas como la gimnasia, el atletismo, el remo, el ciclismo, el motociclismo, el senderismo (como excursiones a pie) y algunas disciplinas que hoy serían consideradas de otra manera.

Por ejemplo, tenemos algo que se llamó Sport Macabro.

‘’Aquí, donde ya funcionan numerosas asociaciones de carácter deportivo, se ha constituido una nueva sociedad titulada «Danza Macabra», la cual se dedicará a hacer excursiones fúnebres. El uniforme de los socios consiste en jersey y alpargatas negras’’.

No hace falta explicar, que su lugar de encuentro era el cementerio, y la danza con acompañamiento musical era la finalidad principal. Todavía hoy día se permiten ciertas actividades lúdico festivas en determinados camposantos.

Otra actividad curiosa, muy en consonancia con los Escape-room actuales, fue la que se introdujo en Sevilla en 1913.

‘’Hoy ha empezado a instalarse en los Jardines de Eslava «El Laberinto Sport». Se trata de un recinto, completamente cerrado por sus extremos, de una superficie cuadrada de 300 metros. En su interior hay una porción de callejones, combinados de forma que todo el que entra en ellos muy difícilmente da con la salida.’’

Una muestra documentada de las modalidades atléticas relacionadas con el Sevilla FC la tenemos en 1913, cuando el Ayuntamiento de Sevilla organizó las ‘’Fiestas de Primavera’’, en donde destacaron pruebas deportivas organizadas por el Sevilla F.C., amén de corridas de toros, bailes, conciertos y desfiles organizados por el propio Ayuntamiento. Dentro de estas jornadas se incluyó la llegada de los restos mortales de Gustavo Adolfo Becquer desde Madrid para darles definitiva sepultura en la Iglesia de la Universidad Literaria.

La parte que le tocaba al Sevilla F.C. tuvo como principal aliciente el enfrentamiento futbolístico contra la Sociedad Gimnástica Española de Madrid, y por otra parte se llevaron a cabo:

‘’Grandes carreras a pie de medio fondo.

Juegos atléticos diversos consistentes en saltos de longitud y de altura, con pértiga y sin ella, lanzamiento de jabalina, peso y disco.

Lucha a la cuerda por equipos. Carreras de 100 metros. Record del kilómetro lanzado en motocicleta.

Carreras de bicicletas alrededor del Parque de las Delicias.’’

Estas actividades no eran exclusivas del Sevilla F.C. Era una generalidad impuesta por la creciente y necesaria promoción de la Educación Física en España. Uno de sus más firmes valedores fue D. Salvador López, del cual se hizo esta semblanza el día de su jubilación en 1922.

‘’En la «Gaceta» ha aparecido el decreto, jubilando al catedrático del Instituto de Sevilla don Salvador López. Este benemérito y culto catedrático que lleva 36 años de profesor oficial, treinta en el Instituto de Sevilla, hoy decano del profesorado Español de Educación Física en España, es autor de muchas obras y trabajos literarios, que en número de veintiuno han sido premiados en Certámenes, Asambleas y Exposiciones públicas.’’

Con la creación de la Federación Regional Sur de clubs de fútbol en 1915 (originalmente Federación Novena), la organización de los juegos atléticos oficiales pasaba a su competencia.

En septiembre de 1916, y subvencionados por el Ayuntamiento se organizaron eventos que estaban ‘’abiertos para los socios de los Clubs domiciliados en Sevilla y adheridos a esta Federación.’’

Entre las clásicas carreras de 100 y 400 metros, salto de altura y lanzamiento de disco se incluyó el clásico tiro de cuerda y las más que divertidas carreras de sacos y de tres piernas.

No todo el panorama atlético dependía de la Federación. Las asociaciones deportivas iban surgiendo y así como el ciclismo se iba desligando de los primeros eventos organizados por clubs de fútbol, las pruebas de motor fueron adquiriendo su espacio para el desarrollo de sus pruebas.

En 1919 la asociación del Casino Militar disponía de una sección atlética que solía organizar carreras pedestres.

Su primera junta directiva tenía entre sus cargos a reconocidos sportman de la sociedad sevillista, tales como Paco Alba (secretario), Eugenio Eizaguirre y Javier Lasso de la Vega (vocales).

Como profesor amateur de luchas grecorromanas contaban con la presencia de Juan Artola Letamendia, jugador de la Real Sociedad de San Sebastián que durante el periodo del servicio militar estuvo destinado en Sevilla y que recaló en el Sevilla F.C en donde jugó desde 1918 a 1920.

Como profesor de Jiu-Jitsu contaban con Javier Lasso de la Vega y como profesor de boxeo al también sevillista Vicente Alcocer.

Con la visita en marzo del C.D. Europa de Barcelona para un par de partidos amistosos, la sección atlética del Casino Militar organizó veladas de lucha y boxeo en honor de los jugadores catalanes.

En prensa alabaron el acto diciendo que ‘’merece plácemes el grupo atlético, que así aprovecha, como anoche lo hizo, todo momento para dar veladas llevando por norma el fomentar el atletismo en Sevilla.’’

Con el tiempo otras disciplinas fueron tomando importancia, como el uso de la espada en varias de sus modalidades.

‘’A la hora anunciada, y ante numerosa y selecta concurrencia, comenzó anoche en el Casino Militar un festival deportivo que se desarrolló con arreglo al siguiente programa:

Primera parte – Lucha a florete entre los señores Ramírez y Céspedes. Después los señores Alba y Aranda a espada; los señores marqués de Benamejí y Aranda a sable.’’

Es en 1923 cuando el Sevilla F.C crea su sección atlética. Entre otras cosas porque dichas actividades habían cobrado la importancia necesaria para desarrollarse por su cuenta y porque la sección de fútbol tenía un calendario tan completo que los jugadores centraban sus entrenamientos en la práctica de las pruebas necesarias para su propia actividad futbolística, y en sus planes de entrenamiento, de mano de Eugenio Eizaguirre, podían desarrollarse las pruebas atléticas necesarias sin necesidad de implicarse en  campeonatos reservados exclusivamente para atletas dedicados únicamente a dicha actividad.

‘’El Sevilla F.C. ha nombrado una sección de atletismo para que en la temporada próxima se le dé a esta rama tan importante el mayor impulso fomentándolo, dando carreras pedestres y organizando concursos que tendrán lugar en su hermoso campo de la Avenida Reina Victoria.

La pericia y entusiasmo de los señores que componen esta sección directora, son garantías para que en Sevilla se pueda hacer mucho por el atletismo, que tanto se dejaba ya desear.’’

Los conocidos almacenes sevillanos ‘’Casa El Siglo’’ que entre sus productos estrella estaba el equipamiento deportivo, organizó en 1923 y 1924 un campeonato de fútbol para equipos locales llamados de tercera categoría, es decir, que no estaban federados.

También organizó carreras pedestres que fueron muy bien acogidas por un gran número de participantes.

‘’La afición a este deporte aumenta entre nosotros de una manera sorprendente, como lo demuestra el número de corredores que hay apuntados hasta ahora…’’

Entre los participantes estaban Antonio Cruz y Juan Almonte, del Sevilla F.C. Completaban una lista de más de 80 corredores componentes de la Peña Atlética, Racing Europa, Iberia F.C., Sport Ciclista Sevillano, Fabié F.C. de Triana, etc.

La primera Federación de Atletismo registrada en España fue la catalana en 1915. En Andalucía no llegó a crearse hasta 1926. Se dio a conocer el Comité directivo de la Federación Athlética Andaluza con los siguientes cargos:

Presidente, Eugenio Eizaguirre Pozzí, persona polifacética que dedicaba tanto tiempo a las prácticas deportivas, entrenamientos del Sevilla F.C como a la jurisprudencia.

Vicepresidente, Juan Reiman Estler.

Secretario Manuel Díaz Ferreras, ya en sus últimos días como jugador sevillista y que formaba parte del colegio de Árbitros de la Federación Regional Sur.

Vicesecretario, José Luis Herrera Montenegro.

Tesorero, Luis Nieves Muñoz

Contador, Julián Moraiz Artabe

Vocales, José Gabriel García Fernández, Miguel Arteman Cerdá, Antonio Puig Valero, Edmundo Wesolousky Zaldo y Antonio Terán Galindo.

El 20 de marzo de 1926 la novel Federación organizó su primera prueba.

‘’Reina inusitada animación para la prueba pedestre que el domingo se celebrará bajo la organización de la naciente Federación Athlética Andaluza.’’

Esta primera prueba catalogaba campeones individuales y por equipos. En la individual, el sevillista Cárdenas se hizo acreedor del primer premio.

 

1. Manuel Cárdenas, del Sevilla F.C. los 3000 metros en 9 minutos, 43 segundos y 2 décimas de segundo. Premio una copa.

2. José Soria del Sevilla Veloz Club 10 minutos 12 segundos. Una medalla de plata.

3. Luis Olmedo del Sevilla Veloz Club 10 minutos 17 segundos. Una medalla de plata.

En la de equipos, el Sevilla F.C. quedó segundo.

Las pruebas se sucedieron y los éxitos del Sevilla F.C. aumentaron. Como el conseguido en el primer Campeonato de Andalucía de Cross Country, en donde el mismo corredor sevillista se proclamó campeón de Andalucía.

Los tres primeros puestos fueron copados por sevillistas: Manuel Cárdenas (número 24), Prudencio García (número 22) y José Espines (número 21).

De 22 premios individuales, 14 de ellos, por clasificación, fueron conseguidos por el Sevilla F.C. En el de equipos también fue ganador el Sevilla F.C.

Para el segundo Campeonato de Andalucía celebrado en 1927, Antonio Espines se hizo acreedor del título, no obstante ser segundo, pues el primer puesto, sin opción a trofeo por su condición de extranjero lo consiguió el corredor sueco Sven Sjober.

Con los años, el Sevilla F.C., como muchos equipos, fomentó las disciplinas atléticas y deportivas creando secciones como tenis, ajedrez, baloncesto, hockey. Pero los primeros títulos al margen del fútbol fueron para el atletismo.

No dejen de leer el artículo de Pepe Melero: https://escritosenbyr.blogspot.com/

 

viernes, 1 de diciembre de 2023

LAS SECCIONES DEPORTIVAS EN EL SEVILLA FOOTBALL CLUB EN LOS AÑOS VEINTE DEL SIGLO PASADO

 

Por José Melero. @JMelero1 

En los años veinte del siglo pasado, el Sevilla Football Club como entidad intentó un acercamiento con la ciudad, con la que ya se había creado un gran vínculo gracias a los primeros triunfos regionales y a sus posteriores participaciones en el Campeonato de España, que le dotaban de una representatividad que ostentaba en parte gracias también a la denominación del equipo con el nombre de la propia ciudad, y que sin duda favorecería a una rápida identificación entre club, aficionados y ciudad. Un fenómeno este que se repetía en las principales ciudades españolas donde el fútbol había arraigado con fuerza.

Con este acercamiento a los aficionados, se intentaba ampliar su influencia, buscando convertirse en mucho más que un equipo de futbol, desarrollando un lugar de reunión y sociabilidad para socios, aficionados y simpatizantes, en donde podrían compartir su tiempo de ocio practicando todo tipo de actividades deportivas. La creación de secciones como la de atletismo (1923),la de cross country (1926), la de ciclismo (1926) la de hockey (1928) o la construcción de un campo de tenis (1922) en las instalaciones del campo del Reina Victoria para el uso y disfrute de sus socios, conseguía generar una moderna y atractiva imagen al club, que no se limitaba únicamente al desarrollo del fútbol mercantilizado, que era visto con cierto rechazo por ciertos sectores que mantenían ese espíritu regeneracionista que había caracterizado los inicios del club blanco.

La imagen del club de cara a la ciudad había mejorado sensiblemente, ofertando a las clases bajas y medias sevillanas un servicio saludable de ocio y entretenimiento que sin quererlo mantenía a los ciudadanos alejados de cualquier connotación política, algo que el régimen primorriverista veía con agrado ya que no perjudicaba a una dictadura  que aceptaba estos divertimentos, pero que seguía sin concederles la suficiente importancia.

Las secciones polideportivas de los sevillistas crearon también un deseo en el Real Betis de cambiar su apariencia de cara a la ciudad, intentando contrarrestar la imagen moderna y dinámica de sus vecinos. Para ello promovió al final de esta década el proyecto de la creación de algunas futuras secciones como las de boxeo,esgrima, cross country,  frontón o ciclismo.

Fueron los años veinte una época de crecimiento en lo social para el Sevilla FC y en parte se debió a esta oferta polideportiva que supo cohesionar a sus socios en un ambiente que se salía de las reuniones que se hacían en torno al estadio los días de partido.

Con los años estas secciones deportivas fueron desapareciendo, quedando para los socios como ámbito de sociabilidad la aparición de las peñas futbolísticas, que ya empezaban a aparecer en la ciudad.