Por José Melero. @JMelero1
En los años veinte del siglo pasado, el Sevilla
Football Club como entidad intentó un acercamiento con la ciudad, con la que ya
se había creado un gran vínculo gracias a los primeros triunfos regionales y a
sus posteriores participaciones en el Campeonato de España, que le dotaban de
una representatividad que ostentaba en parte gracias también a la denominación
del equipo con el nombre de la propia ciudad, y que sin duda favorecería a una
rápida identificación entre club, aficionados y ciudad. Un fenómeno este que se
repetía en las principales ciudades españolas donde el fútbol había arraigado
con fuerza.
Con este acercamiento a los aficionados, se intentaba
ampliar su influencia, buscando convertirse en mucho más que un equipo de
futbol, desarrollando un lugar de reunión y sociabilidad para socios,
aficionados y simpatizantes, en donde podrían compartir su tiempo de ocio
practicando todo tipo de actividades deportivas. La creación de secciones como
la de atletismo (1923),la de cross country (1926), la de ciclismo (1926) la de
hockey (1928) o la construcción de un campo de tenis (1922) en las
instalaciones del campo del Reina Victoria para el uso y disfrute de sus
socios, conseguía generar una moderna y atractiva imagen al club, que no se
limitaba únicamente al desarrollo del fútbol mercantilizado, que era visto con
cierto rechazo por ciertos sectores que mantenían ese espíritu regeneracionista
que había caracterizado los inicios del club blanco.
La imagen del club de cara a la ciudad había mejorado
sensiblemente, ofertando a las clases bajas y medias sevillanas un servicio
saludable de ocio y entretenimiento que sin quererlo mantenía a los ciudadanos
alejados de cualquier connotación política, algo que el régimen
primorriverista veía con agrado ya que no perjudicaba a una dictadura que
aceptaba estos divertimentos, pero que seguía sin concederles la suficiente
importancia.
Las secciones polideportivas de los sevillistas
crearon también un deseo en el Real Betis de cambiar su apariencia de cara a la
ciudad, intentando contrarrestar la imagen moderna y dinámica de sus vecinos.
Para ello promovió al final de esta década el proyecto de la creación de
algunas futuras secciones como las de boxeo,esgrima, cross country,
frontón o ciclismo.
Fueron los años veinte una época de crecimiento en lo
social para el Sevilla FC y en parte se debió a esta oferta polideportiva que
supo cohesionar a sus socios en un ambiente que se salía de las reuniones que
se hacían en torno al estadio los días de partido.
Con los años estas secciones deportivas fueron
desapareciendo, quedando para los socios como ámbito de sociabilidad la
aparición de las peñas futbolísticas, que ya empezaban a aparecer en la ciudad.
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