jueves, 18 de julio de 2024

LA AGENDA DE AGUSTÍN

En la imagen podemos apreciar a Manolo Cardo, Serna, José Luis, Choya, Francisco, nuestro querido amigo Agustín Rodríguez y Ruda.

Por Juan Castro Prieto.

Todos los historiadores e investigadores tienen unos determinados utensilios para realizar sus trabajos. Los arqueólogos cuentan con pequeños escardillos o azadas que les ayudan a excavar, cuentan también con pequeños palustres para mover la tierra. En nuestro caso nuestros trabajos de investigación constan de buenos archivos y fichas documentadas. En este caso hablaremos de la agenda, un utensilio útil y especialmente querido. 

Hace ya una treintena de años Agustín Rodríguez, antiguo periodista e investigador deportivo, iba siempre acompañado de una agenda en tonos oscuros donde concentraba toda la información diaria que recogía. Allí podíamos encontrar el teléfono o la dirección de algún alejado pueblo de muchos de los jóvenes deportistas que pasaron por la cantera del Sevilla. También estaban los teléfonos de algún cochero que transportaba a los Reyes Magos desde el Sánchez Pizjuán hasta el hospital San Juan de Dios para regalar juguetes a los más pequeños. 

La agenda valía para un roto y un descosido, porque durante un tiempo Agustín lo fue todo en el Sevilla Fútbol Club, desde historiador oficial de la entidad hasta relaciones públicas de la misma, cargo que ostentó sin recibir emolumento ninguno. Aquella agenda no hubiera sido posible sin el apoyo de sus hijos Marco e Israel, que fueron vertiendo muchas de aquellas informaciones en una página web que recordaba nombres antiguos, como la de Sevilla C.F. 

Agustín nació en 1948 en el Viso del Alcor. De joven trabajó de varios oficios pero su tarea periodística comenzó como colaborador de la Hoja del Lunes y El Correo de Andalucía. Allá, por finales de 1970 fue jefe de deportes de Radio Popular, que compaginó como director de El Sevillista y redactor jefe de El Sevillismo. 

Como un arqueólogo cualquiera que escribe en sus cuadernos de campo, Agustín lo escribía todo en aquella voluminosa agenda por la que siempre sobresalían papeles, de allí a veces salían antiguas fotos y como si fuera una mágica chistera, alguna vieja entrada del antiguo Nervión. 

Esa antigua agenda que nos acompañaba en los estudios de radio del Sevilla, en aquellas tardes de Historia Viva a Carlos Romero y al que suscribe, llevando a las ondas muchos de aquellos apuntes. Eran otros tiempos, todo se escribía con bolígrafo y sobre papel e incluso teníamos una estupenda cámara fotográfica con siete megapíxeles (la bomba), que utilizábamos cuando no podíamos obtener el documento. 

Días largos y tardes más largas donde aprovechábamos el mediodía y la comida para contactar con el compañero, nunca molestábamos, no hacía falta WhatsApp, sencillamente hablábamos por teléfono. Fueron viniendo compañeros más preparados tecnológicamente, pero cuando a veces no encontrábamos un dato, Agustín buscaba en su agenda y ¡VOILA!, allí estaba la referencia. 

Agustín fue acumulando recuerdos, libros, fotos en cajas, sobre los armarios, en el suelo, hasta en la mesa del salón, con permiso de Mari Sierra que solo puede ser entendido desde el cariño y la paciencia. 

Se nos fue y dejó sus archivos que hoy están en el Área de Historia del Sevilla, pero a los amigos nos dejó aquellos ratos de felicidad e ilusión que compartimos. A veces la historia se mantiene de los recuerdos de lo que los historiadores llaman intrahistoria, una vieja agenda que nos devuelve al pasado feliz. 


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