martes, 18 de marzo de 2025

EL LEÓN Y LAS HIENAS

Por Carlos Romero - @CarlosRomeroSFC

“Sobre el león moribundo bailan las hienas, pero una hiena nunca podrá ser un león”.

Casi 60 años tuvieron que pasar para que el león alcanzase todo su esplendor nuevamente, aquél Sevilla campeón llegó a su ocaso en los años 60 atenazado por la enorme deuda que supuso construir el actual coliseo sevillista sin los ingresos que pueden producirse hoy en día más allá de la venta de entradas, lo que suponía la principal fuente de ingresos de los clubes de la época.

Aquello repercutía de forma directa en la parcela deportiva, la calidad de los jugadores se vio mermada y los resultados llevaron sus huesos a la Segunda División en varias ocasiones. Hablamos de un Sevilla FC mediocre, sin aspiraciones, conformista, cuya única meta era quedar por encima de sus rivales más inmediatos, algo impropio de un equipo triunfador.

Tuve la enorme suerte de conocer a Daniel Bertoni, aquel jugador que en 1978 se proclamó campeón del mundo con Argentina que ya se había comprometido previamente con el equipo sevillista. Recordemos que el jugador sólo pudo llegar al club con el empréstito de cada uno de los socios sevillistas para su fichaje, que aportaron 1.000 de las antiguas pesetas, un dinero importante para la época y algo inaudito en una afición, hecho que, entre otras cuestiones que hoy no relataremos, la hace única y diferenciada.

Me contaba Bertoni y las hemerotecas lo atestiguan, que llegó por primera vez al vestuario y notó cómo todos sus compañeros le ponían cara larga, se mostraban fríos y enfadados con él. El motivo fue que declaró a la prensa que había llegado al club para ganar títulos, algo que cualquier jugador sevillista contemporáneo firmaría, pero que, con perspectiva, viajando a ese momento histórico, era algo imposible en el imaginarium de los jugadores que se conformaban con intentar hacer un buen papel no descendiendo y quedar de media tabla para arriba, ese era en realidad el objetivo marcado. Bertoni les puso en un compromiso, apuntó a algo que seguramente sería imposible, pero que tampoco estaban por la labor.

Aunque en determinados momentos hubo buenos equipos conformados, lo cierto y verdad es que los dirigentes sevillistas tampoco fueron muy ambiciosos, no profesaban una mentalidad ganadora, el coctel perfecto de la mediocridad.

Pero, cosas del destino, al Sevilla FC le daba para seguir siendo el rey del sur de España con los éxitos cosechados en el primer tercio del siglo XX. Los 18 campeonatos de Andalucía -por más que sus rivales intentasen desprestigiarlos- los tres campeonatos de España y la Liga de 1946, prevalecieron antes de 2006 por más que pretendiesen el resto de clubes andaluces acercarse.

La realidad dicta, sin hablar de palmarés, que el Sevilla FC, actualmente, ostenta en la clasificación histórica de la Liga casi mil puntos más que el segundo, 1.500 goles más que el segundo, 22 temporadas en Primera División más que el segundo, cuyos datos son extrapolables a aquella época, el Sevilla FC debe imponer el peso de la historia en cada paso, en cada respiración, en cada gesto, en cada mirada, porque los aficionados del siguiente equipo andaluz en esta clasificación, por jóvenes que sean, no verán a su club empatarle en nada, fallecerán de viejos y su club deberá esperar a sucesivas generaciones por si tuviesen suerte. Sus victorias son y serán puntuales, unas motas de polvo en la inmensidad del Universo.

Muchos de los rivales se empeñan, vanamente, en hacer constar que son cosas del pasado y no del presente, pero se equivocan, el Sevilla es actualmente siete veces campeón de Europa, cinco veces campeón de España, súper campeón de Europa y súper campeón de España, amén de la Liga, en este mismo instante en que usted lee estas líneas.

La historia es pendular, la “Declaración de las Madeira” fue nítida, no se puede volver a los localismos y a las ligas particulares, sólo olvidándose de esas cuestiones locales se puede seguir construyendo un Sevilla FC campeón, no hay que caer en la trampa.

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