miércoles, 21 de agosto de 2024

LA PERSPECTIVA DEL TIEMPO


Por Alejandro Antúnez Infante.

El tiempo es ese inexorable elemento que determina nuestras vidas en mucha mayor medida de lo que en lo cotidiano podemos imaginar. El tiempo es lo único que no podemos frenar, pues todo tiene un principio y un final: las personas, los objetos, las estrellas, el universo y hasta los equipos de fútbol.

Cada sevillista cuenta un Sevilla distinto, ni más ni menos que aquel que ven o que vieron sus ojos, y recuerda con especial cariño el de su niñez, quizás por aquel guardameta inexpugnable; o el de su adolescencia, por ese delantero con un olfato magnífico para hacer llegar a nuestros oídos el eléctrico y adictivo sonido del balón impactando en la red, justo antes de la bomba de sonido y calor de decenas de miles de personas explotando al unísono; o el de su edad adulta, posiblemente por este medio centro extranjero que todo lo corta y organiza rápidamente y de forma eficiente.

El tiempo es la medida de todo, y cada sevillista mide su Sevilla según lo vivido, según su experiencia personal, según lo que haya visto en nuestro Ramón Sánchez-Pizjuán. Si un buen día decide rascar en la historia, comienza a encontrar nombres de antes de la guerra civil que le pueden sonar familiares, como Spencer, Kinké, Eizaguirre, Herminio… otros menos antiguos como Campanal, Alconero, Arza, Guillamón… y otros algo más cercanos como Bertoni, Sanjosé, Francisco o Pablo Blanco. Pero… ¿cuándo jugó cada cual?, ¿hace cuánto jugó?, o… ¿jugaron juntos alguna vez?

¿Realmente tenemos una idea del hueco temporal que estos señores ocuparon en la línea vital del club?, ¿podemos saber qué distancia temporal hubo desde que Kinké abandonó el puesto de delantero centro hasta que lo ocupó el stuka Guillermo Campanal? A poco que se investigue se puede descubrir que apenas pasaron 3 años entre el catalán y el asturiano, pero seguro que fascina darse cuenta que en realidad algunos miembros de la conocida como “línea del miedo” y de la delantera stuka llegaron a solaparse en el tiempo.

Quizás igualmente sorprenda al lector saber que a la defensa Sedeño-Herminio, que ya campaba a sus anchas destruyendo delanteras rivales en 1920, le sucedieron los Euskalduna y Deva en 1933, y que Joaquín y Villalonga ya formaban dúo en la retaguardia antes del final de la guerra, y más aún que cuando éstos colgaron las botas, se instauró en el balompédico deporte la defensa de 3 hombres, con nuestros Guillamón-Campanal-Valero ya en los años 50.

Acaso llame la atención aprender que el trío Arza-Araujo-Doménech jugaron juntos casi una década, y que dejaron de hacerlo hace ahora aproximadamente 70 años. Lo de que desde entonces nadie en la línea de ataque haya disputado tantas temporadas puede parecer un dato secundario, pero no lo es, es una señal inequívoca de que el fútbol de antes y el de ahora son deportes muy distintos.

Incluso puede ser significativo averiguar que la distancia temporal entre el ángel volador Guillermo Eizaguirre y el gran Busto es la mitad de la que hay entre Juan Carlos Unzué y Andrés Palop, o que la conocida como “delantera de cristal” tuvo a Mut acompañándoles en la distancia bajo los palos.

Las ecuaciones son infinitas y, al igual que en muchos aspectos de la vida, cada uno puede sacar sus propias conclusiones. A tal fin este humilde autor ha decidido dibujar o componer una línea temporal de nuestro Sevilla FC, otorgándole su justo protagonismo a aquellos jugadores que más temporadas han estado formando parte de este nuestro histórico club, colocándolos en su lugar correcto en el tiempo, junto a los compañeros, presidentes, entrenadores y méritos deportivos de cada instante.

Se trata de una imagen esquemática y algo rudimentaria, donde el lector podrá hacerse una idea de todo lo expuesto anteriormente y sacar así sus propias consecuencias y aprendizajes. Como, dado lo sencillo del esbozo, tan solo podía incluir un nombre por temporada, notará que faltan unos nombres (algunos puede que de importancia para algunos aficionados), sobrarán otros, se verán sorpresas y aparecerán decepciones, pero creo modestamente que representar de manera gráfica más de 130 años de historia es algo muy complejo. Además, este esbozo probablemente me sirva para realizar una mejor visión en un mejor archivo y de forma más intuitiva en el futuro.

Espero que disfrute usted la mitad de lo que un servidor se ha deleitado durante su fabricación, que aprenda al menos alguna pequeña cosa, y que se sienta igual de pequeñito que yo ante la perspectiva del tiempo y de la fenomenal y hermosa historia de nuestro club.






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