martes, 11 de febrero de 2025

EL SEVILLA FC Y LA GENERACIÓN DEL 27

 Por Carlos Romero - @CarlosRomeroSFC

De izquierda a derecha: Rafael Alberti, Federico García Lorca, Juan Chabás, Mauricio Bacarisse, José María Romero Martínez, Manuel Blasco Garzón, Jorge Guillén, José Bergamín, Dámaso Alonso y Gerardo Diego.

Qué verdad es aquella de que más vale una imagen que mil palabras. 

Esta condición se cumple a rajatabla en la foto que se realizó en la Sociedad Económica de Amigos del País en 1927, donde se celebró el “Homenaje a Góngora”, organizado por el Excelentísimo Ateneo de Sevilla, en la que aparecen, no sólo los poetas que dieron nombre a ese elenco de artistas irrepetible en la historia, sino a los que dieron pie para que la ‘Generación del 27’, cuya cabeza más visible fue Federico García Lorca, supusiera un antes y un después en la literatura universal.

Efectivamente, en la foto podemos observar cómo dos personajes copan la parte central de la imagen, Manuel Blasco Garzón y José María Romero, el primero presidente del Sevilla FC en los años 20 y presidente del Ateneo justo en ese momento y el segundo, otro sevillista de carné y secretario ateneísta, que se empeñó en traer a aquellos poetas, que, dicho sea de paso, no les daban bola en Madrid, tuvo que ser Sevilla la ciudad que, como en muchas otras cosas, dio identidad a la España que hoy conocemos.

Blasco Garzón, además de presidente del Sevilla FC y del Ateneo, fue ministro durante la II República española dos veces, exiliado cuando estalló la Guerra Civil en 1936 y nunca pudo volver a la ciudad que amaba, hermano del Silencio que pagó su cuota hasta su muerte en Argentina. Fue un gran promotor de la cultura en la ciudad que le vio nacer y el máximo responsable de que la Generación del 27 viese la luz como tal. José María Romero fue represaliado en el estallido de la Guerra Civil y asesinado por las hordas salvajes de bando nacional.

El artículo uno de los estatutos sociales del Sevilla FC dice:

…El Sevilla Fútbol Club se fundó el 25 de enero de 1890 como Asociación Privada de carácter CULTURAL y deportivo. El proceso registral de la misma se completó, según la normativa vigente, el 14 de octubre de 1905, previa aprobación de estatutos y reglamento el 23 de septiembre anterior…

Es necesario resaltar lo de "carácter cultural", el deportivo es obvio, pero la aportación del Sevilla FC a la cultura es recurrente e histórica, mucha gente se sorprendería de las aportaciones sevillistas a la ciudad, no en vano, el compromiso regeneracionista -en los albores del siglo XX- de los componentes sevillistas se antojaba irrenunciable cuando entendían el deporte como una forma de potenciar la salud y la cultura en aquellos jóvenes sevillanos de los barrios populares que vivían en una Sevilla deprimida, como el resto de España, tras perder las últimas colonias.

El propio Blasco Garzón se propuso llevar la cultura a todos los rincones de Sevilla con las escuelas populares, muestra de ello fue la salida a las casas de vecinos para hacer partícipes de la cultura a aquellos que ni soñaban, tal vez, con poder acercarse a ella. Aquello que, desde su cargo en el Ateneo, en 1925, llamó el “Ateneo popular”, para llevar la cultura a los barrios y contribuir a la educación de los ciudadanos, ayudando a la lucha contra el analfabetismo, un proyecto sin igual en la época.

Se cumplía el santo y seña y la causa de la existencia de un club de fútbol único cuyo lema era “…todos tendrán aquí cabida” de José Luis Gallegos, que luego fue refrendado por Miró Trepat en 1913:

“… en el seno de nuestra sociedad de sport caben por igual el pobre y el rico, hasta nuestra afición es reflejo de nuestra Sociedad de sport, pues en nuestro campo se codean personas de todas las clases sociales, y se os debe enaltecer, porque tenéis como norma la disciplina, por ideal la victoria, la fortaleza es nuestra aspiración y la admiración de los demás nuestro premio”.

Por cierto, el Homenaje a Góngora no se celebró en el Ateneo por estar preparándose la cabalgata de Reyes Magos, evento que se repite anualmente y que fue puesta en marcha y diseñada por José María Izquierdo, otro personaje de afinidad blanquirroja, una aportación más a la Sevilla cultural por parte del Sevilla FC y los sevillistas. El acto se celebró en la Sociedad Económica de Amigos del País.

Pocos clubes tienen tan marcada -históricamente- una función social y tal nivel de compromiso y preocupación con la cultura, la definición como “sociedad cultural” y primera declaración de intenciones no es baladí, algo difícil de comprender en la concepción de “fútbol moderno” que vivimos hoy en día.

Apúntense esto los que deben inscribir la institución sevillista como ‘Bien de Interés Cultural’, (BIC). Motivos no faltan para ello.

Me atrevería a decir que pocas instituciones hicieron tantas cosas por esta ciudad, el hecho de que, contemporáneamente, el Sevilla FC jugase -y ganase- finales internacionales con shares que rondaron entre los 200 y 500 millones de espectadores alrededor del globo, colocaron aún más a la ciudad en el mapa mundial, algo que, como sevillanos, se debe valorar. El Sevilla FC es un embajador excepcional de la capital andaluza, con una historia antigua, rica, épica y que goza de un enorme prestigio internacional llevando orgullosamente su nombre y su escudo.

No nos olvidaremos de un tercer sevillista que estuvo presente, sin ser protagonista en el acto, sino en los fastos tras el evento, como fue Ignacio Sánchez Mejías que, si bien fue presidente del Real Betis Balompié a posteriori, en el momento de los hechos era sevillista de carné. Sánchez Mejías invitó a los poetas a su cortijo de Pino Montano para celebrar el encuentro, celebración que duró varios días.

Mucho se ha hablado de que el torero fue el que trajo a los poetas pagándoles el viaje, si bien ha quedado demostrado que fue el Excelentísimo Ateneo de Sevilla quien corrió con todos los gastos, según consta en el libro de cuentas ateneísta de la época.

Es, por tanto, una obligación que el Sevilla FC esté presente en los actos del centenario de la Generación del 27, no sólo como simple espectador, sino de forma activa, organizando actos y eventos que recuerden y reafirmen nuestra convicción y nuestro compromiso cultural con la ciudad, pues va en su ADN.


viernes, 7 de febrero de 2025

UNA CUESTIÓN DE JUSTICIA


Por José Melero @JMelero1

Me decía el investigador y miembro del Área de Historia del Sevilla, Antonio Ramírez, que posiblemente esté entre los tres mejores presidentes de la historia del Sevilla FC, algo con lo que estoy totalmente de acuerdo. Su mandato se prolongó por espacio de cinco años (1914-1919), aunque estuvo ligado al Club desde edad temprana hasta su fallecimiento, siendo muy joven. Fallecido de forma repentina en la flor de su juventud, la figura de Francisco Javier Alba y Alarcón, Paco Alba (así, con esa familiaridad se le nombró en los medios deportivos) se fue borrando poco a poco de la memoria del sevillismo. Con los años se convirtió nada más que en un olvidado, un hombre sin raíces, desposeído de su propia historia. Su trayectoria como jugador y capitán de la primera plantilla, su incorporación a la junta directiva, su llegada a la presidencia del Club, su empeño en la creación de la Federación Andaluza de futbol, secretario técnico, periodista deportivo, entrenador, árbitro… Pocas personas han sido tantas cosas en un club de fútbol como Paco Alba. Un camino de la mano entre el hombre y la entidad, cortado de repente de forma irremediable pese a que ambos procuraron que esa unión fuera indisociable.

Con este relato que empiezo espero honrar su memoria y lo hago con la fascinación que me produce alguien que fue alma mater del club y piedra angular del primer gran Sevilla que se creó en sus más de 135 años de historia, un Sevilla del cual Alba se preocupó en poner sólidos cimientos.

Francisco Javier Alba Alarcón nació en Sevilla en 1890. Se dedicó al sector comercial, a instancias de su padre, Tiburcio Alba Larios. Don Tiburcio había nacido en Benacazón en 1849, habiéndose casado con María Josefa Mercedes Alarcón. Tuvieron cinco hijos: Tiburcio, Cesar, María Mercedes y Rosario Alba, junto con Francisco Javier. Su padre murió en 1905, con solo cincuenta y siete años de edad y su madre en 1981, con ochenta y dos años. Los tres hermanos varones estuvieron ligados a aquel Sevilla que decidió organizarse en regla y registrarse en el Gobierno Civil en 1905. De ellos, Paco fue el mejor dotado, el más joven y el más hábil en el manejo de la pelota y el único de los tres hermanos que tuvo el honor de lucir los colores del club.

Paco había cursado sus estudios en Manchester, en la Escuela de Comercio, un centro donde, al igual que el resto de las Public Schools inglesas, se produjo un culto y una difusión importante del sport como parte de su contenido curricular. A su llegada a Sevilla esos deportes que había conocido en tierras británicas dieron el salto a las praderas y descampados sevillanos. Pronto se enrola en el Sevilla Football Club, el club de la ciudad. Paco era un joven fuerte, de gran constitución física y sumamente ágil pese a su corpulencia. Interior derecha y gran pasador, era algo corto de vista, usaba lentes que no se quitaba para entrenar ni para jugar los partidos, dándose incidencias pintorescas. ¡Cuántas veces en el transcurso de un encuentro se veía a Paco buscar afanosamente las lentes pérdidas, incluso ayudado por sus compañeros de equipo, ya que sin ellas eran uno menos! ¡Y cuantas se le quebraron pisoteadas en el fragor de la batalla o se las rompió algún adversario con mala fe! Pronto sus grandes dotes futbolísticas hicieron que los dirigentes del Club, en concreto el presidente Carlos García Martínez, lo nombrara capitán del primer equipo en junio de 1908.

Pero su extraordinario dinamismo no le privaba de sumarse a empresas organizativas dentro del Club. Sus aportaciones eran muy tomadas en cuenta por los socios, a él se debe la iniciativa de crear aquellos equipos ´´infantiles´´ que tantos jugadores proporcionaron al equipo titular y por lo que se le puede considerar como el padre de la cantera sevillista. Pronto, muy pronto, supo liderar una entidad en la que tuvo que lidiar de imprevistos como la primera crisis institucional. Fue en 1913, un año antes de llegar a la presidencia, cuando bajo el mandato de José Luis Gallegos y siendo vocal en la directiva del presidente jerezano, se produjo el primer gran cisma dentro de la sociedad. El joven sevillano proponía una entidad cuyo fin principal era la práctica del fútbol, frente a la postura de Gallegos que proponía que el Club fuera una entidad polideportiva, en la que se practicara todos los deportes bajo la unión de todos los clubes sevillanos. Esta última propuesta hubiese supuesto la desaparición del Sevilla Football Club y Paco supo frenar ese fatídico desenlace.

Con su intervención, a instancias del presidente José María Miró Trepat, se obtuvo el permiso municipal para la instalación del campo del Mercantil en el Prado de San Sebastián, cercado primero con alambres y cerrado más tarde con tablones de madera, las famosas ´´tablas rojas´´. También intervino para que el Círculo Mercantil cediese su caseta de feria y pudiera ser utilizada como vestuario por los jugadores, al mismo tiempo en el que se instalaba la primera tribuna. No hay que olvidar que el Círculo Mercantil era una entidad con grandes vínculos sevillistas, una institución a la que su hermano César pertenecía y en la que unos años después llegó a ocupar su presidencia. Paco participó en el partido que inauguró el campo, celebrado el 1 de enero de 1913, formando parte de uno de los dos equipos sevillistas que se enfrentaron en tan señalada fecha.

Y un año después llegó la presidencia, cargo al que Alba declinaba ocupar una y otra vez, debido a su inalterable afán a pasar desapercibido en la institución y a ceder tal honor a quien tuviera una veteranía en el club superior a la de el ex interior derecha sevillista. A pesar de sus reticencias a ocupar el sillón presidencial y a ser cabeza visible de la sociedad, su elección era algo que estaba cantado, sobre todo porque Paco era alguien al que se le consultaba todo, era el propulsor del Sevilla Football Club,su alma, su todo. Tal era así que muchas de las reuniones en las que se trataba los asuntos de la sociedad se producían en su domicilio particular, en la calle Cánovas del Castillo (hoy Av. de la Constitución) o en su negocio de motocicletas y bicicletas situado en la calle Francos. Ambos lugares eran como una segunda secretaria.

Pronto el polifacético presidente entendió que para que la entidad creciese socialmente era necesario que se la publicitase en los medios. Informar, difundir, promocionar e incluso educar a los socios y aficionados sobre los entresijos del nuevo sport, era algo que Alba se propuso desde un principio, por lo que se apresuró a escribir pequeñas reseñas que eran enviadas por el vocal de la Junta Directiva, Fidel Echevarría, al diario ´´El Liberal´´. Todo, eso sí, gracias a la influencia y simpatías que el bueno de Paco despertaba en ciertos sectores de la sociedad sevillana. La primera crónica publicada en el periódico sevillano con el seudónimo de ´´Inside Right´´ (interior derecha), fue publicada el 28 de diciembre de 1914 y en ella se ocupaba de un partido celebrado en el campo del Real Betis Balompié, entre el equipo propietario del campo y el Real Club Recreativo de Huelva.

El inquieto Paco Alba era además ambicioso y pensaba en grande, por eso soñaba con una federación regional donde tuvieran cabida todos los clubes andaluces, a semejanza de las ya creadas en Madrid, Cataluña y País Vasco. Una federación con la que crear un campeonato andaluz, que diera al mismo tiempo oportunidad al ganador de participar en el Campeonato de España y engrandecer aún más la figura y llevar a la cúspide deportiva al que era la gran causa de su vida: el Sevilla FC. Paco era un hombre con unas innegables dotes organizativas y con un gran carisma personal, que le valió para poner de acuerdo a dirigentes importantes dentro del fútbol andaluz, como Herbert Richard Jones, presidente del Real Betis Balompié y Jorge Graells Miró, directivo sevillista y posteriormente presidente del Club, que junto con Paco fueron los mayores entusiastas que dieron pie a la constitución del nuevo ente federativo. Tanto el presidente bético, como Graells Miró, ocuparon puestos de relevancia en la Junta Directiva que en 1915 formara la recién creada Federación Regional Sur. La presidencia corrió a cargo de Paco Alba.

Pero al haberse concedido cargos federativos por sorteo y no por méritos en la dirección de sus respectivos clubes, dio esto pie a que muchos dirigentes de los distintos equipos adheridos, no estuvieran a la altura que les exigía el cargo y convirtieran cada reunión en un campo de Agramante, lo que contribuía a distanciar más a los clubes, pese a los intentos de Alba, Jones y Graells por reconducir la situación. Poco después, con los tres personajes anteriormente citados dentro del órgano de gobierno de la Federación, se formó una nueva Junta Directiva presidida por José Montes Sierra y otros reputados personajes vinculados a nuestro fútbol. Poco a poco la gran obra de Paco Alba fue asentando sus cimientos…

Nuestro protagonista era un hombre fundamentalmente franco, sencillo, que poseía un gran tesón, decisión y una entereza envidiable. A ello hay que sumarle una indiscutible independencia e imparcialidad a la hora de mirar por los intereses del fútbol sevillano y andaluz, al que se dedicaba con una devoción sin límites. Estos rasgos en su personalidad y un conocimiento exhaustivo de las reglas del football, le valieron para debutar como árbitro en un partido del Campeonato de Sevilla, organizado por la Federación Regional Sur, entre el Español Football Club y la Unión Andalucía Recreativo, celebrado el 7 de marzo de 1915. Con la posterior creación del Colegio de Árbitros andaluz, Alba se dedicó plenamente al Sevilla FC y a los distintos cargos que tuvo en la Federación andaluza, dejando a un lado la labor arbitral.

Paco Alba era hijo de su tiempo, un regeneracionista que se empeñaba en que la sociedad sevillana y andaluza tomara conciencia de que el deporte era la mejor vía para luchar contra un atraso tan real como evidente en aquella España de la Restauración, en la que Paco, desde su posición de prócer deportivo, colaboraba sin desmayo en regenerar al español medio, con el que sentía la necesidad de guiar por el camino del ejercicio físico y de convencerle para que abrazara esos sports que tanto furor despertaban en Europa. El presidente sevillista practicaba toda clase de deportes, en marzo de 1919 crea junto al militar Álvarez de Rementería, una sección atlética en el Casino Militar, en la que se ejercitaba toda clase de prácticas deportivas. Además, Alba fue presidente de la Unión Velocipeda Andaluza en Sevilla, desde donde fomentaba el ciclismo en nuestra ciudad. Unos años antes, el 14 de noviembre de 1913, Paco acordó constituir junto a un grupo de sportmen sevillanos el Club Náutico de Sevilla, que desde un tiempo atrás ya se venía gestando.

Tomó parte muy activa en conseguir que grandes clubes españoles y extranjeros visitase nuestra ciudad y que junto con el Campeonato de Andalucía hicieron posible que los aficionados sevillistas disfrutasen de grandes partidos a celebrar tanto en el campo de El Mercantil, como posteriormente en el de la Avenida de la Reina Victoria. Por allí desfilaron el Racing de Madrid, el Tenerife Sporting Club, el Britannia de Gibraltar, el Madrid FC, Alfonso XIII de Mallorca, con el que venía el catalán y futura estrella sevillista Kinké, el Real Club Fortuna de Vigo de los internacionales Herminio y Balbino, posteriormente también enrolados en nuestro Club, el RCD Español de Barcelona del mítico Zamora y otros grandes clubes nacionales e internacionales.

Pero si de algo estaba dotado Paco Alba era sin duda para valorar las cualidades de cualquier jugador, su visión y su don para cazar talentos sirvió para que se fichara a los jugadores más emblemáticos que tuvo el Club. A los ya mencionados Kinké, Herminio y Balbino, hay que sumarles los Spencer, Artola, Ocaña, León, Escobar, Brand, Rey… y muchos otros. Así, temporada tras temporada, fue renovando y reforzando el equipo para sostenerlo en el primer plano del fútbol español de la época. Porque Paco fue el verdadero arquitecto de ese Sevilla que deslumbró con un tipo de juego diferente al de todos. No solo eso, Paco Alba marcó con su sapiencia futbolística los inicios deportivos del Sevilla Football Club de comienzos del siglo XX. Paco hizo historia, una sentencia que actualmente se suele banalizar, pero que en este caso es válida en el sentido más puro del concepto historia.

Y no solo los fichaba, también los entrenaba. En enero de 1921 Paco Alba era nombrado por la Junta Directiva del Sevilla F.C., integrante de la Comisión Deportiva encargada de entrenar al primer equipo, junto al capitán Kinké y los directivos Juan Saravit,Rafael Rodríguez y Diego Otero Sánchez. En una época donde no estaba instaurada oficialmente la figura del entrenador, Alba cogió las riendas de la dirección deportiva.

El domingo 13 de marzo de 1921, asistió a un banquete organizado por el Club en honor de la primera plantilla campeona del recién conquistado Campeonato de Andalucía. El acto tuvo lugar en los altos del Pasaje del Duque, donde asistieron además de los jugadores del primer equipo, presidente, directivos, prensa y el directivo bético Amador Herrera, en nombre del Real Betis Balompié.

Fue su última aparición pública, ya que el sábado 9 de abril cayó en cama aquejado de un ligerísimo catarro, que se agravó días después y le llevaría irremediablemente a su fallecimiento a causa de una bronconeumonía el jueves 14 de abril.

Ese hombre sano, robusto, deportista, con solo 31 años dejaba el mundo de los vivos dejando tras de si un legado que a día de hoy se hace necesario rescatar. El en ese momento entrenador sevillista dejaba huérfana una plantilla cuya trayectoria a nivel nacional empezaba a vislumbrarse. Su muerte provocó una cascada de notas en los periódicos de sus numerosos amigos, entre ellos los de la nutrida colonia inglesa residente en Sevilla. El sábado 16 se dieron cita en el cementerio sevillano de San Fernando a las once de la mañana toda la plana deportiva de Sevilla y Andalucía, una última despedida que a pesar del contrario deseo de su familia fue muy concurrida, dado el cariño y el reconocimiento que Paco Alba despertaba en nuestro fútbol.  

Al día siguiente se jugó en el campo del Real Betis Balompié un choque entre el equipo verdiblanco y el Príncipe de Asturias Mercantil e Industrial. Al saltar al campo los jugadores de ambos equipos portaron brazaletes negros en señal de duelo por el gran sportman y entrenador sevillista, algo que nos da una idea del respeto que se había ganado Paco Alba entre todo el mundo del fútbol, incluido en el más encarnizado rival.

El 1 de mayo de 1921 el Sevilla Football Club jugo en Madrid la ida de las semifinales del Campeonato de España frente al Athletic Club de Bilbao, al que goleó por cuatro goles a dos, aunque fue eliminado por alineación indebida. Con Eugenio Eizaguirre Pozzi como nuevo entrenador blanquirrojo, el Sevilla presentó las credenciales en Madrid como un equipo puntero dentro del fútbol español. Era la culminación de la gran obra de Paco Alba. Los jugadores sevillistas saltaron al Martínez Campos, campo del Racing de Madrid, portando brazaletes negros en señal de duelo por el malogrado Paco.

En la temporada 1924-25, el XI Campeonato de ciclismo de Andalucía, creó dentro de la carrera el ´´Trofeo Paco Alba´´, consistente en una copa de plata, que se adjudicaría el corredor que la ganase dos de las tres veces que se corriese. Era un reconocimiento por lo que Alba hizo por el ciclismo en Andalucía.

El periodo transcurrido en el que Francisco Javier Alba Alarcón ocupó distintos cargos en el Sevilla Football Club, hasta su fallecimiento en 1921,supuso un puente entre aquel deporte totalmente amateur y el posteriormente fútbol mercantilizado que poco después llegaría a convertirse en un espectáculo de masas. Si algo tuvo siempre el gran Paco Alba fue instinto, perspicacia, capacidad de adelantarse a la jugada y un extraordinario conocimiento del juego, que le llevó a ser un líder en todos los puestos que ocupó dentro de la entidad. Esa inteligencia fue un Potosí para él y para el Sevilla FC. Es por ello que se le puede catalogar como el constructor de la primera gran época de la historia del Club, del Sevilla moderno, el cual dejaba atrás un fútbol de ámbito local frente a una entidad que ya competía en campeonatos regionales y nacionales, un fútbol que emergía con la velocidad vertiginosa con la que lo hacía la sociedad misma y que Alba pudo evitar con su destreza que cogiera al Club a contrapié.

El 8 de junio de 1928 se acordó en junta directiva la construcción de un mausoleo en el recién construido campo de Nervión en memoria de Paco Alba, además de los también futbolistas Spencer y Tornero, hecho que poco a poco quedó en el olvido, hasta que ochenta y cuatro años después, y gracias a la recuperación por parte del Área de Historia del acta de la Junta celebrada en esa fecha, el Consejo de Administración del Sevilla FC, con su presidente José María Del Nido Benavente a la cabeza (al César lo que es del César…), un ocho de junio de 2012 saldó una deuda histórica, no solo con Paco Alba, sino también con los jugadores anteriormente citados.

Se hacía justicia con un hombre que demostró lo fugitiva que es la vida, pero no así el legado que podemos dejar. El suyo, el Sevilla FC, fue un legado imponente, que perdurará por y para siempre gracias a la irrepetible figura de este comerciante sevillano con alma de interior derecha.